/ sábado 23 de julio de 2022

A -Dios rogando y con el mazo dando

La sabiduría popular ha expresado de manera impresionante una gran verdad; siempre que se quiere hacer algo bien, deben incluirse dos aspectos: la invocación de Dios, el Don, la gracia, aquello que está fuera de nuestros alcances, eso que, por más que nos esforcemos o lo intentemos con todas nuestras fuerzas simplemente no está en nuestras manos alcanzarlo.

Esta es la primera parte, no podemos pedir que Dios venga y haga lo que nos toca hacer a nosotros. Y la segunda parte es nuestra tarea, lo que no podemos delegar y nos toca hacer a cada uno, nuestra responsabilidad. Don de Dios y tarea humana, ambas que se juntan para la correcta realización de toda empresa que persiga el bien y la verdad.

A Dios rogando significa dejarlo que sea Dios y reconocer nuestra limitación humana, como si todo dependiera de Él. Con el mazo dando significa hacer lo que nos toca con entera responsabilidad y dedicación, como si todo dependiera de nosotros.

Justo esa es la motivación que vemos en todas las acciones que por todos lados se despliegan en favor de la paz y de la justicia, en favor del bien y la verdad, esos clamores que a una sola voz ha elevado la Iglesia, los doctores, los estudiantes y demás mexicanos que ven con profundo lamento el estado de las cosas en el que nos encontramos.

Ha resultado una bella sinfonía, una muestra de unidad nacional el hecho de que, de manera incesante en todas las iglesias de nuestro país se eleven misas, oraciones, peticiones, se realicen marchas y demás acciones clamando a Dios por la paz. Dios es el artífice de la paz. Jesús es la encarnación de la paz, es el Príncipe de Paz. Por eso resulta una necesidad nuestra orar siempre y sin desfallecer para que Dios nos conceda aquello que por nuestras fuerzas no podemos alcanzar. Sacerdotes, obispos y fieles han mostrado que la Iglesia es experta en humanidad y que siempre opta por los más afligidos y necesitados.

Junto a esto y a una sola voz la marchas de diferentes médicos y demás mexicanos que muestran su compromiso en favor de la paz. Mexicanos que siempre optan por lo mejor. Todas las acciones que se realicen en los diferentes estratos de la sociedad expresan el sueño incandescente del bien y la verdad. El deseo honesto que cobijan nuestros corazones que cada vez las oportunidades sean más y la vida en nuestro país sea mejor. Para que este sueño sea una realidad, la sabiduría popular nos ilumina: a Dios rogando y con el mazo dando.

La sabiduría popular ha expresado de manera impresionante una gran verdad; siempre que se quiere hacer algo bien, deben incluirse dos aspectos: la invocación de Dios, el Don, la gracia, aquello que está fuera de nuestros alcances, eso que, por más que nos esforcemos o lo intentemos con todas nuestras fuerzas simplemente no está en nuestras manos alcanzarlo.

Esta es la primera parte, no podemos pedir que Dios venga y haga lo que nos toca hacer a nosotros. Y la segunda parte es nuestra tarea, lo que no podemos delegar y nos toca hacer a cada uno, nuestra responsabilidad. Don de Dios y tarea humana, ambas que se juntan para la correcta realización de toda empresa que persiga el bien y la verdad.

A Dios rogando significa dejarlo que sea Dios y reconocer nuestra limitación humana, como si todo dependiera de Él. Con el mazo dando significa hacer lo que nos toca con entera responsabilidad y dedicación, como si todo dependiera de nosotros.

Justo esa es la motivación que vemos en todas las acciones que por todos lados se despliegan en favor de la paz y de la justicia, en favor del bien y la verdad, esos clamores que a una sola voz ha elevado la Iglesia, los doctores, los estudiantes y demás mexicanos que ven con profundo lamento el estado de las cosas en el que nos encontramos.

Ha resultado una bella sinfonía, una muestra de unidad nacional el hecho de que, de manera incesante en todas las iglesias de nuestro país se eleven misas, oraciones, peticiones, se realicen marchas y demás acciones clamando a Dios por la paz. Dios es el artífice de la paz. Jesús es la encarnación de la paz, es el Príncipe de Paz. Por eso resulta una necesidad nuestra orar siempre y sin desfallecer para que Dios nos conceda aquello que por nuestras fuerzas no podemos alcanzar. Sacerdotes, obispos y fieles han mostrado que la Iglesia es experta en humanidad y que siempre opta por los más afligidos y necesitados.

Junto a esto y a una sola voz la marchas de diferentes médicos y demás mexicanos que muestran su compromiso en favor de la paz. Mexicanos que siempre optan por lo mejor. Todas las acciones que se realicen en los diferentes estratos de la sociedad expresan el sueño incandescente del bien y la verdad. El deseo honesto que cobijan nuestros corazones que cada vez las oportunidades sean más y la vida en nuestro país sea mejor. Para que este sueño sea una realidad, la sabiduría popular nos ilumina: a Dios rogando y con el mazo dando.