/ lunes 10 de enero de 2022

Baño de sangre

Los días recientes han representado para Veracruz un baño de sangre. Los hechos violentos se registran en prácticamente toda la entidad, a pesar de los operativos que realizan los cuerpos de policía estatales y federales.

El pasado viernes 7 por la mañana, en el tramo carretero Isla-Los Tuxtlas, kilómetro 118, fueron hallados los cuerpos de nueve personas con huellas de tortura. Los cuerpos de siete hombres y dos mujeres, desnudos, fueron amontonados en el lugar, con una amenaza a funcionarios del actual gobierno veracruzano.

La cartulina verde con el letrero amenazador no deja dudas sobre el destinatario del mensaje: el secretario de Gobierno.

Ese mismo día, en Cuichapa, un comando armado habría secuestrado a un productor agrícola de Omealca, quien un día después apareció muerto.

Otro hecho de sangre: en un terreno ubicado cerca del Infonavit Homex, de Córdoba, fue encontrado el cuerpo de un hombre; presentaba varios disparos.

También el sábado, en Rinconada, municipio de Emiliano Zapata, muy cerca de la capital veracruzana, fueron hallados los cuerpos de 4 personas; estaban maniatadas y presentaban huellas de tortura.

Previo a dicho hallazgo, dos sujetos fueron asesinados al interior de una vivienda en la misma comunidad de Emiliano Zapata.

El video difundido copiosamente en WhatsApp, contribuyó a generar un clima de tensión y alarma; en él aparece un grupo armado lanzando amenazas y exponiendo un enfrentamiento entre grupos rivales de la delincuencia organizada.

La preocupación sobre esta nueva cadena de violencia y muerte en Veracruz comenzó a extenderse: en su comunicado dominical, la Arquidiócesis de Xalapa señala que “estamos viviendo momentos de mucha obscuridad que están generando incertidumbre, temores y miedo a la gente. A las amenazas de la llegada de una cuarta ola de covid, ante la que no estamos blindados, se agrega ahora un ambiente de horror y de muerte que deja una estela de dolor, luto e indignación. Los afectados siguen siendo los ciudadanos. Las familias temen por sus hijos y los hogares se sienten en la orfandad”, señala la Iglesia.

El boletín de la Arquidiócesis retoma el homicidio de que fue víctima una mujer de edad avanzada en el fraccionamiento El Porvenir, de Xalapa, el jueves pasado; y la agresión contra su esposo, también adulto mayor.

“Por otra parte al sur de Veracruz, tan sólo un día después, dejaron 9 cadáveres a la orilla de una carretera. Esto es sólo una muestra de muchas otras cosas… Estos lamentables hechos ponen en evidencia la triste y lacerante realidad que en todo el Estado de Veracruz estamos viviendo; de norte a sur y de este a oeste se sabe de historias dramáticas que la gente está viviendo y que la mantienen en la total indefensión. No saben a dónde acercarse ni quien les brindará protección y seguridad”, indica la Iglesia.

Son, finalmente, expresiones de preocupación, de alarma por el ambiente de violencia y muerte que se registra en Veracruz, y que genera una nueva crisis para el Gobierno del Estado.

Ante ello, la respuesta oficial sigue apegada al manual: no se permitirá… se investigará… se llegará hasta las últimas consecuencias… y no habrá impunidad. Pero de resultados mejor ni hablar.

Los días recientes han representado para Veracruz un baño de sangre. Los hechos violentos se registran en prácticamente toda la entidad, a pesar de los operativos que realizan los cuerpos de policía estatales y federales.

El pasado viernes 7 por la mañana, en el tramo carretero Isla-Los Tuxtlas, kilómetro 118, fueron hallados los cuerpos de nueve personas con huellas de tortura. Los cuerpos de siete hombres y dos mujeres, desnudos, fueron amontonados en el lugar, con una amenaza a funcionarios del actual gobierno veracruzano.

La cartulina verde con el letrero amenazador no deja dudas sobre el destinatario del mensaje: el secretario de Gobierno.

Ese mismo día, en Cuichapa, un comando armado habría secuestrado a un productor agrícola de Omealca, quien un día después apareció muerto.

Otro hecho de sangre: en un terreno ubicado cerca del Infonavit Homex, de Córdoba, fue encontrado el cuerpo de un hombre; presentaba varios disparos.

También el sábado, en Rinconada, municipio de Emiliano Zapata, muy cerca de la capital veracruzana, fueron hallados los cuerpos de 4 personas; estaban maniatadas y presentaban huellas de tortura.

Previo a dicho hallazgo, dos sujetos fueron asesinados al interior de una vivienda en la misma comunidad de Emiliano Zapata.

El video difundido copiosamente en WhatsApp, contribuyó a generar un clima de tensión y alarma; en él aparece un grupo armado lanzando amenazas y exponiendo un enfrentamiento entre grupos rivales de la delincuencia organizada.

La preocupación sobre esta nueva cadena de violencia y muerte en Veracruz comenzó a extenderse: en su comunicado dominical, la Arquidiócesis de Xalapa señala que “estamos viviendo momentos de mucha obscuridad que están generando incertidumbre, temores y miedo a la gente. A las amenazas de la llegada de una cuarta ola de covid, ante la que no estamos blindados, se agrega ahora un ambiente de horror y de muerte que deja una estela de dolor, luto e indignación. Los afectados siguen siendo los ciudadanos. Las familias temen por sus hijos y los hogares se sienten en la orfandad”, señala la Iglesia.

El boletín de la Arquidiócesis retoma el homicidio de que fue víctima una mujer de edad avanzada en el fraccionamiento El Porvenir, de Xalapa, el jueves pasado; y la agresión contra su esposo, también adulto mayor.

“Por otra parte al sur de Veracruz, tan sólo un día después, dejaron 9 cadáveres a la orilla de una carretera. Esto es sólo una muestra de muchas otras cosas… Estos lamentables hechos ponen en evidencia la triste y lacerante realidad que en todo el Estado de Veracruz estamos viviendo; de norte a sur y de este a oeste se sabe de historias dramáticas que la gente está viviendo y que la mantienen en la total indefensión. No saben a dónde acercarse ni quien les brindará protección y seguridad”, indica la Iglesia.

Son, finalmente, expresiones de preocupación, de alarma por el ambiente de violencia y muerte que se registra en Veracruz, y que genera una nueva crisis para el Gobierno del Estado.

Ante ello, la respuesta oficial sigue apegada al manual: no se permitirá… se investigará… se llegará hasta las últimas consecuencias… y no habrá impunidad. Pero de resultados mejor ni hablar.