/ viernes 1 de abril de 2022

¿Cómo será recordado López Obrador?

Es una pregunta recurrente en todo ser humano la manera en que deseamos ser recordados una vez que nuestro efímero paso por este mundo concluya, más aún efímero el paso por los cargo públicos, no así por las luchas, con honrosas excepciones la política tiene luchadores sociales entrañables, como resulta el propio Andrés Manuel López Obrador; más de 40 años en la trinchera de una lucha por un mejor México, por establecer un régimen más justo, por encabezar una transformación nacional solamente comparada con las tres anteriores.

Sin lugar a dudas estamos, como reza su último libro, a la mitad del camino, pero una mitad que con hechos representa, por un lado, la cimentación de un régimen diferente y mejor para nuestro país, pero igualmente ha representado un punto de inflexión para la oposición, que ha encontrado en el golpe blando una posibilidad, estéril, sí, pero posibilidad, aunque se aplicó oportunamente con la veda electoral impuesta por el INE para arremeter contra un hombre y su familia, que como lo he dicho ya, sí representa al movimiento pero el movimiento ha cobrado vida propia.

En esta tesitura, ¿cómo entonces recodaremos a nuestro presidente de la República al finalizar su mandato? En lo personal me parece que será recordado al paso del mediano y largo plazos como un gran transformador, aunque decía Maquiavelo: “el transformador siempre está en un riesgo enorme, porque los cambios que promueve tardan en reflejarse en la vida de los que defiende, es decir, toma tiempo en que les llegue su beneficio, en cambio los afectados por la transformación, inmediatamente sienten el perjuicio”, no así el caso del nuestro, quien en esta parte de su gobierno ha tenido el tiempo exacto histórico y político para que observemos sus resultados en el corto y mediano plazos, y con ello tener los instrumentos para para enfrentar la voraz arremetida mediática sin el mínimo retroceso.

La inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles es un mensaje de firmeza en las finanzas y de ahorro a la economía nacional, si bien sus usuarios son minoría, los efecto de su obra retumban en todo los rincones de México, 200 mil millones de pesos en ahorros que van a parar a los bolsillos de los que más lo necesitan; el precio de los combustibles más que controlado, son nuestros vecinos de la frontera norte los que ahora cruzan a rellenar a las ciudades de nuestra frontera; la inflación controlada en parámetros aceptables entendiendo el contexto mundial de la pandemia; más del 80% de la población vacunada, con el abanico de vacunas más amplio del mundo poseído por el Gobierno mexicano, y comienza entonces una batalla que seguro llegará a buen fin, la reforma más importante del sexenio, la reforma en materia de energía eléctrica, que representa un desafío coyuntural de capital importancia, que solo podemos comparar con las épicas batallas que se llevaron a cabo en las anteriores transformaciones, batalles claras que al margen de su resultado y circunstancia fueran torales para lograr a la postre la consolidación de cada una de las trasformaciones, desde luego en la independencia de México la batalla del Monte de las Cruces, punto de inflexión también para los insurgentes en la primera esta tapa de la revolución o el propio sitio de Cuautla un momento de trascendencia, ya cuando el movimiento había cobrado un concepto de independentista, qué decir la Toma de Zacatecas entre la lucha fratricida entre grupos que buscaban postulados diferentes pero en apariencia buenos para ese México difícil de la revolución, pero que en esta batalla encontró un avance territorial y una consolidación histórica de personajes que ahora son emblemáticos y a otros aun les seguimos debiendo.

Finalmente en la tercera transformación, en la época de oro del derecho mexicano, la que también se debatía entre conservadores y liberales, la que cimentó el México que idealmente creamos y que jurídicamente nos sigue sosteniendo, la batalla del 5 de mayo en Puebla, donde solo hubo patria de por medio. Decía Miguel Negrete un consumado conservador: “Yo tengo patria antes que partido” y se unían los dos íconos que a la postre dividirían incluso las opinión en los mismo ánimos maniqueos históricos de nuestro país, Benito Juárez y Porfirio Díaz, coincidencias en todas las transformaciones, grandes personajes, la patria de por medio, oposición decente, y siempre un irrestricto amor por México.

Bajo esta fórmula nuestro presidente y su circunstancia será recordado en esta transformación pacífica como cada uno de estos personajes que encabezaron etapas de transformación, por el que luchó contra fájelos de nuestro tiempo corrupción, impunidad, pobreza, desigualdad, igual de lacerantes que el enemigo extranjero o el traidor a la patria. Será recordado, pienso, como el mejor presidente de la historia y el que consolidó la cuarta transformación de la vida pública, y lo mejor, lo logró de manera pacífica, solo con la revolución de las conciencias, sus ideas y su vida, siempre dedicada a una causa: un país más justo, un mejor México.

(*) Diputado federal. Morena

Es una pregunta recurrente en todo ser humano la manera en que deseamos ser recordados una vez que nuestro efímero paso por este mundo concluya, más aún efímero el paso por los cargo públicos, no así por las luchas, con honrosas excepciones la política tiene luchadores sociales entrañables, como resulta el propio Andrés Manuel López Obrador; más de 40 años en la trinchera de una lucha por un mejor México, por establecer un régimen más justo, por encabezar una transformación nacional solamente comparada con las tres anteriores.

Sin lugar a dudas estamos, como reza su último libro, a la mitad del camino, pero una mitad que con hechos representa, por un lado, la cimentación de un régimen diferente y mejor para nuestro país, pero igualmente ha representado un punto de inflexión para la oposición, que ha encontrado en el golpe blando una posibilidad, estéril, sí, pero posibilidad, aunque se aplicó oportunamente con la veda electoral impuesta por el INE para arremeter contra un hombre y su familia, que como lo he dicho ya, sí representa al movimiento pero el movimiento ha cobrado vida propia.

En esta tesitura, ¿cómo entonces recodaremos a nuestro presidente de la República al finalizar su mandato? En lo personal me parece que será recordado al paso del mediano y largo plazos como un gran transformador, aunque decía Maquiavelo: “el transformador siempre está en un riesgo enorme, porque los cambios que promueve tardan en reflejarse en la vida de los que defiende, es decir, toma tiempo en que les llegue su beneficio, en cambio los afectados por la transformación, inmediatamente sienten el perjuicio”, no así el caso del nuestro, quien en esta parte de su gobierno ha tenido el tiempo exacto histórico y político para que observemos sus resultados en el corto y mediano plazos, y con ello tener los instrumentos para para enfrentar la voraz arremetida mediática sin el mínimo retroceso.

La inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles es un mensaje de firmeza en las finanzas y de ahorro a la economía nacional, si bien sus usuarios son minoría, los efecto de su obra retumban en todo los rincones de México, 200 mil millones de pesos en ahorros que van a parar a los bolsillos de los que más lo necesitan; el precio de los combustibles más que controlado, son nuestros vecinos de la frontera norte los que ahora cruzan a rellenar a las ciudades de nuestra frontera; la inflación controlada en parámetros aceptables entendiendo el contexto mundial de la pandemia; más del 80% de la población vacunada, con el abanico de vacunas más amplio del mundo poseído por el Gobierno mexicano, y comienza entonces una batalla que seguro llegará a buen fin, la reforma más importante del sexenio, la reforma en materia de energía eléctrica, que representa un desafío coyuntural de capital importancia, que solo podemos comparar con las épicas batallas que se llevaron a cabo en las anteriores transformaciones, batalles claras que al margen de su resultado y circunstancia fueran torales para lograr a la postre la consolidación de cada una de las trasformaciones, desde luego en la independencia de México la batalla del Monte de las Cruces, punto de inflexión también para los insurgentes en la primera esta tapa de la revolución o el propio sitio de Cuautla un momento de trascendencia, ya cuando el movimiento había cobrado un concepto de independentista, qué decir la Toma de Zacatecas entre la lucha fratricida entre grupos que buscaban postulados diferentes pero en apariencia buenos para ese México difícil de la revolución, pero que en esta batalla encontró un avance territorial y una consolidación histórica de personajes que ahora son emblemáticos y a otros aun les seguimos debiendo.

Finalmente en la tercera transformación, en la época de oro del derecho mexicano, la que también se debatía entre conservadores y liberales, la que cimentó el México que idealmente creamos y que jurídicamente nos sigue sosteniendo, la batalla del 5 de mayo en Puebla, donde solo hubo patria de por medio. Decía Miguel Negrete un consumado conservador: “Yo tengo patria antes que partido” y se unían los dos íconos que a la postre dividirían incluso las opinión en los mismo ánimos maniqueos históricos de nuestro país, Benito Juárez y Porfirio Díaz, coincidencias en todas las transformaciones, grandes personajes, la patria de por medio, oposición decente, y siempre un irrestricto amor por México.

Bajo esta fórmula nuestro presidente y su circunstancia será recordado en esta transformación pacífica como cada uno de estos personajes que encabezaron etapas de transformación, por el que luchó contra fájelos de nuestro tiempo corrupción, impunidad, pobreza, desigualdad, igual de lacerantes que el enemigo extranjero o el traidor a la patria. Será recordado, pienso, como el mejor presidente de la historia y el que consolidó la cuarta transformación de la vida pública, y lo mejor, lo logró de manera pacífica, solo con la revolución de las conciencias, sus ideas y su vida, siempre dedicada a una causa: un país más justo, un mejor México.

(*) Diputado federal. Morena