/ miércoles 16 de diciembre de 2020

El arte de tragar sapos y pedir más

Aun contra su voluntad, el presidente Andrés Manuel tuvo que cumplir con la formal felicitación al presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, puesto que López Obrador nunca ocultó su respaldo a la posible reelección de Donald Trump, a tal grado que unos días antes de la elección visitó la Casa Blanca, acompañado de un séquito de empresarios y personalidades afines al gobierno de la 4T, con el claro propósito de inducir el voto de los mexicoamericanos en favor del candidato presidencial del partido republicano.

Mal comienzo para nuestro país, por la actitud incrédula de López Obrador, quien todavía no digiere la derrota sufrida por el magnate inmobiliario Donald Trump, quien, a su vez, copió el estilo contestatario de AMLO después de las elecciones de México en 2006 y 2012, cuando el tabasqueño se negó a reconocer su aplastante derrota argumentando una exigencia del recuento de “voto por voto, casilla por casilla”, que finalmente le demostró que en ambos procesos electorales había perdido de manera contundente.

Los próximos cuatro años serán para Donald Trump el tiempo idóneo para jugar golf y planear nuevas estrategias de campaña, ya que los norteamericanos tendrán que seguir soportando los caprichos y berrinches del republicano Trump, porque ya inició nuevamente una campaña que se apoya en los más de 70 millones de votantes que sufragaron en su favor por la reelección, con el fin de regresar dentro de cuatro años a la Casa Blanca.

Por lo pronto, el canciller mexicano Marcelo Ebrard tendrá que maquillar los raspones con que sale de esta odisea, puesto que sabiendo que era una falta diplomática imperdonable, la descortesía de su jefe para con el candidato ganador demócrata, él se mantuvo ajeno a la conciliación, que aunque a valores entendidos con su jefe, debió construir por el bien de los mexicanos que radican y trabajan en Estados Unidos y por la política exterior de la cual dependen millones de negocios y empleos que sostienen la economía nacional.

Trump, a partir de la construcción del muro fronterizo, exigió a AMLO impedir el paso de migrantes para internarse en Estados Unidos, y en una actitud servil, López Obrador ordenó a 27 mil soldados cuidar que nadie burlara esa determinación. Ahora AMLO, en la carta que dirige a Biden, se presenta como el principal defensor de los migrantes que antes ayudó a reprimir.

Aun contra su voluntad, el presidente Andrés Manuel tuvo que cumplir con la formal felicitación al presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, puesto que López Obrador nunca ocultó su respaldo a la posible reelección de Donald Trump, a tal grado que unos días antes de la elección visitó la Casa Blanca, acompañado de un séquito de empresarios y personalidades afines al gobierno de la 4T, con el claro propósito de inducir el voto de los mexicoamericanos en favor del candidato presidencial del partido republicano.

Mal comienzo para nuestro país, por la actitud incrédula de López Obrador, quien todavía no digiere la derrota sufrida por el magnate inmobiliario Donald Trump, quien, a su vez, copió el estilo contestatario de AMLO después de las elecciones de México en 2006 y 2012, cuando el tabasqueño se negó a reconocer su aplastante derrota argumentando una exigencia del recuento de “voto por voto, casilla por casilla”, que finalmente le demostró que en ambos procesos electorales había perdido de manera contundente.

Los próximos cuatro años serán para Donald Trump el tiempo idóneo para jugar golf y planear nuevas estrategias de campaña, ya que los norteamericanos tendrán que seguir soportando los caprichos y berrinches del republicano Trump, porque ya inició nuevamente una campaña que se apoya en los más de 70 millones de votantes que sufragaron en su favor por la reelección, con el fin de regresar dentro de cuatro años a la Casa Blanca.

Por lo pronto, el canciller mexicano Marcelo Ebrard tendrá que maquillar los raspones con que sale de esta odisea, puesto que sabiendo que era una falta diplomática imperdonable, la descortesía de su jefe para con el candidato ganador demócrata, él se mantuvo ajeno a la conciliación, que aunque a valores entendidos con su jefe, debió construir por el bien de los mexicanos que radican y trabajan en Estados Unidos y por la política exterior de la cual dependen millones de negocios y empleos que sostienen la economía nacional.

Trump, a partir de la construcción del muro fronterizo, exigió a AMLO impedir el paso de migrantes para internarse en Estados Unidos, y en una actitud servil, López Obrador ordenó a 27 mil soldados cuidar que nadie burlara esa determinación. Ahora AMLO, en la carta que dirige a Biden, se presenta como el principal defensor de los migrantes que antes ayudó a reprimir.