/ lunes 13 de junio de 2022

El cadáver del PRI

¿Qué hacer? Es la pregunta que deberían hacerse los priistas, aunque también panistas, y ni se diga los perredistas, que forman la coalisión “Va por México”, frente a los desalentadores resultados electorales recientes, tan malos que sólo puede tomarse como humor negro eso de que “hay tiro” para 2024, a menos que sea un tiro en la sien. ¿En verdad eso piensan los dirigentes opositores? Tendrían que vivir en una realidad alterna. Las cifras condenan al PRD a perder su registro como partido local y financiamiento público en Durango, Hidalgo, Tamaulipas y Quintana Roo, al igual que el PRI en este último estado, al no obtener ni siquiera el 3% de los votos en la elección del 5 de este mes. El tricolor se despidió de gobernar Oaxaca e Hidalgo, por pugnas internas entre el líder Alejandro “Alito” Moreno y los gobernadores salientes, a quienes se les ha responsabilizado de entregar esas entidades a Morena, muy notable en el ofrecimiento del presidente Andrés Manuel López Obrador de incorporarlos al gabinete o a una representación diplomática. El PAN pudo quedarse con Aguascalientes, pero perdió Tamaulipas. Hace unos días, el dirigente nacional de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado Rannauro, difundió cifras del consistente avance de su partido en la reciente elección, a diferencia de la coalición roja-azul-amarilla que sufrió descalabros en cuatro de los seis estados que gobernará al terminar sus periodos este año, pero aún peor es que esos partidos tengan un decrecimiento real en votos, sobre todo en Oaxaca, Quintana Roo e Hidalgo. Estos resultados colocan al partido gobernante con dominio territorial en 21 estados, difícil de contrarrestar en una batalla electoral total; el PRI, que a la llegada del actual dirigente nacional gobernaba en 12 estados del país, ahora sólo lo hace en tres; PAN, en 4; Movimiento Ciudadano, 2, y PVEM 1. Por si fuera poco, el MC les echó más tierra al reiterar que en 2024 irá con candidato propio, sin sumarse a esa coalición opositora. Es un mal augurio. Lo paradójico es que los dirigentes justifican los malos resultados, e incluso, lo festejan como triunfos haber retenido dos de los seis estados que deberán entregar a sus adversarios en breve. Hay casos hasta de análisis clínico como los de Alejandro Murat Hinojosa, priísta que perdió abrumadoramente ante Morena, al plantear su interés en postularse para la presidencia de la República por el PRI, al que él contribuyó a enviar terapia intensiva, o del propio “Alito”, que piensa en lo mismo, en vez de trabajar intensamente con el gobernador del estado de México, Alfredo del Mazo Maza, donde el priismo y la coalición opositora tienen el último bastión, único que puede obrar el milagro de competir con seriedad en 2024; eso no podrían lograrlo si, como ha sucedido en otros casos anteriores, desde el poder se logra convencer al gobernador priista de entregar ese estratégico estado --política y electoralmente hablando-- a Morena, y, en caso de retenerse, quien tendría posibilidad real y ganada de competir internamente para la candidatura presidencial, sería precisamente ese Gobernador. No es imposible que suceda. En el contexto actual, sin embargo, no se ven liderazgos en los tres dirigentes opositores para revertir los resultados que los mantiene al borde de la muerte, en especial el PRI que cada día ve más alejada la posibilidad de rehacerse políticamente, considerando que el grueso de sus militantes siguen y seguirán migrando a Morena. En Veracruz, sobra decir que ya es un cadáver.

opedro2006@gmail.com

¿Qué hacer? Es la pregunta que deberían hacerse los priistas, aunque también panistas, y ni se diga los perredistas, que forman la coalisión “Va por México”, frente a los desalentadores resultados electorales recientes, tan malos que sólo puede tomarse como humor negro eso de que “hay tiro” para 2024, a menos que sea un tiro en la sien. ¿En verdad eso piensan los dirigentes opositores? Tendrían que vivir en una realidad alterna. Las cifras condenan al PRD a perder su registro como partido local y financiamiento público en Durango, Hidalgo, Tamaulipas y Quintana Roo, al igual que el PRI en este último estado, al no obtener ni siquiera el 3% de los votos en la elección del 5 de este mes. El tricolor se despidió de gobernar Oaxaca e Hidalgo, por pugnas internas entre el líder Alejandro “Alito” Moreno y los gobernadores salientes, a quienes se les ha responsabilizado de entregar esas entidades a Morena, muy notable en el ofrecimiento del presidente Andrés Manuel López Obrador de incorporarlos al gabinete o a una representación diplomática. El PAN pudo quedarse con Aguascalientes, pero perdió Tamaulipas. Hace unos días, el dirigente nacional de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado Rannauro, difundió cifras del consistente avance de su partido en la reciente elección, a diferencia de la coalición roja-azul-amarilla que sufrió descalabros en cuatro de los seis estados que gobernará al terminar sus periodos este año, pero aún peor es que esos partidos tengan un decrecimiento real en votos, sobre todo en Oaxaca, Quintana Roo e Hidalgo. Estos resultados colocan al partido gobernante con dominio territorial en 21 estados, difícil de contrarrestar en una batalla electoral total; el PRI, que a la llegada del actual dirigente nacional gobernaba en 12 estados del país, ahora sólo lo hace en tres; PAN, en 4; Movimiento Ciudadano, 2, y PVEM 1. Por si fuera poco, el MC les echó más tierra al reiterar que en 2024 irá con candidato propio, sin sumarse a esa coalición opositora. Es un mal augurio. Lo paradójico es que los dirigentes justifican los malos resultados, e incluso, lo festejan como triunfos haber retenido dos de los seis estados que deberán entregar a sus adversarios en breve. Hay casos hasta de análisis clínico como los de Alejandro Murat Hinojosa, priísta que perdió abrumadoramente ante Morena, al plantear su interés en postularse para la presidencia de la República por el PRI, al que él contribuyó a enviar terapia intensiva, o del propio “Alito”, que piensa en lo mismo, en vez de trabajar intensamente con el gobernador del estado de México, Alfredo del Mazo Maza, donde el priismo y la coalición opositora tienen el último bastión, único que puede obrar el milagro de competir con seriedad en 2024; eso no podrían lograrlo si, como ha sucedido en otros casos anteriores, desde el poder se logra convencer al gobernador priista de entregar ese estratégico estado --política y electoralmente hablando-- a Morena, y, en caso de retenerse, quien tendría posibilidad real y ganada de competir internamente para la candidatura presidencial, sería precisamente ese Gobernador. No es imposible que suceda. En el contexto actual, sin embargo, no se ven liderazgos en los tres dirigentes opositores para revertir los resultados que los mantiene al borde de la muerte, en especial el PRI que cada día ve más alejada la posibilidad de rehacerse políticamente, considerando que el grueso de sus militantes siguen y seguirán migrando a Morena. En Veracruz, sobra decir que ya es un cadáver.

opedro2006@gmail.com