/ lunes 2 de noviembre de 2020

En el Día de Muertos, un altar para Pemex

Pemex agoniza, está en una severa crisis y solo los integrantes de la Cuarta Transformación no se han dado cuenta de su enfermedad terminal.

La producción de petróleo sufrió un desplome a un mínimo histórico de los pasados 14 años, Petróleos Mexicanos está endeudado, pero el gobierno sigue empeñado en asfixiar las energías renovables para darle "vigor" a los que considera sus "ejes principales": Pemex y CFE.

Parece que el presidente busca recuperar la época dorada de los monopolios energéticos, y en su utopía, la política energética de la 4T, ha provocado efectos con múltiples impactos, incluso legales dentro del sector. Sus malas decisiones, como la cancelación de licitaciones petroleras y eléctricas, han ocasionado una degradación de calificaciones crediticias del país y de las paraestatales.

Mención aparte, el riesgo que significa la quema de combustibles fósiles y el daño que hace a la salud al generar contaminantes y por la emisión de gases de efecto invernadero. Pero, ¿como para qué enfocarnos en los efectos negativos que causa en la salud de la población?, porque eso parece no importarle al Presidente, ni a la secretaria de Energía, quien hace poco compareció en la Cámara alta, como parte de la Glosa del Segundo Informe de Gobierno.

En su participación la funcionaria federal hizo un recuento de los daños de las administraciones pasadas, todo lo que se hizo mal, pero no advirtió de lo que se esté haciendo mal ahora, al parecer ya es costumbre que, al no haber resultados, lo único que se habla es del pasado. Culpó irremediablemente al pasado, a los "malos gobiernos", para excusar que ahora ellos, el "gobierno honesto" que encabeza la cuarta transformación, no ha podido o no ha querido hacer las cosas bien.

Confieso que tampoco esperaba que la secretaria hablara de la lluvia de "aplausos" árabes que recibió en su intervención en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), pero sí esperé algunos logros en estos casi 2 años de gobierno, pero esa parte de la historia se fue en blanco, no vimos resultados, ni historias de éxito, solo la canción trillada en energía, en Pemex y en otros sectores: "nosotros heredamos problemas". Pero una cosa fue la campaña y otra cosa muy distinta ha sido el actuar ya como gobierno.

Hace tan solo unos días, la SCJN reiteró la suspensión de la política energética de Sener, y declaró infundado el recurso de reclamación con el que la Consejería Jurídica de la presidencia buscaba revertir la suspensión concedida a la Cofece, en contra de la Política de Confiabilidad, Seguridad, Continuidad y Calidad en el Sistema Eléctrico Nacional, emitida el pasado 15 de mayo de este año, por la dependencia que dirige Nahle.

Es decir, se ordenó la suspensión indefinida de todas las medidas contenidas en esta, misma que fue elaborada para modificar la prioridad en el despacho a la red ponderando las energías de arranque rápido, como las fósiles de la CFE, por encima de las renovables de privados, cuando se sabe que los combustibles fósiles aumentan los contaminantes del aire que afectan nuestra salud, medida que la funcionaria defendió en su comparecencia, tan aferradamente, así como Moisés defendió las tablas donde venían grabados los 10 mandamientos.

En ese tenor, a principio del mismo mes de octubre, el Fondo Monetario Internacional (FMI), recomendó al gobierno de Andrés Manuel, posponer la refinería en Dos Bocas e hizo énfasis que Pemex debería centrarse sólo en campos rentables y vender sus activos no básicos. El FMI, acotó que México debía promover la participación de empresas privadas para ayudar a financiar inversiones importantes en producción de crudo y mejorar la red eléctrica, pero se repitió la historia reciente de los últimos dos años: "No gracias, seguiremos los consejos y necedades del mesías presidencial".

Parece que el mandato presidencial, es defender la atrofiada política energética de una cuarta transformación sin análisis, ni rumbo. Con un presidente, obstinado y obcecado en revivir el tan añejo y contaminante carbón y las energías fósiles para generar energía, ignorando las renovables, que en la actualidad son fundamentales para evitar un futuro menos vulnerable a catástrofes ambientales y de salud.

El trío de López, Bartlett y Nahle, tienen los oídos sordos y no quieren entender y atender la urgente necesidad de una transición energética oportuna, y el apuro de la población de reducir las tarifas del suministro de energía eléctrica que ocupan en sus hogares.

En su comparecencia Bartlett Díaz dijo que la CFE es la empresa más poderosa del país, que es garantía para brindar electricidad a hogares, negocios e industrias", y que la misma puede dotar de energía a toda la nación. A pesar de que se han perdido más de 8 mil millones de pesos, según él, "para no aumentar las tarifas a los usuarios de bajo consumo", pero eso no se ve reflejado en los recibos de luz de los mexicanos.

En campaña prometieron bajar las tarifas de luz en todo el territorio mexicano, pero al único estado al que le reclasificaron la tarifa para beneficiarlo, y que goza con costo preferencial (la 1F) es Tabasco, tierra natal del presidente, y donde además condonaron todos los adeudos que tenían los usuarios de la CFE.

Mientras las familias y empresas de los otros 31 estados de la República, ven cada dos meses en sus recibos cobros excesivos de luz, mismos que fueron aumentando desde que inició la emergencia sanitaria ocasionada por el Covid-19, y se han manifestado en muchas ocasiones porque la referida CFE, los persigue con los cobros y al que no pague simplemente le cortan el servicio.

Tanto Bartlett como Nahle, con sus acciones afirman la consigna de complacer a su jefe, la secretaria al defender el "elefante blanco reumático" en el que se perfila la Refinería de Dos Bocas, en la tierra natal del presidente, con el mismo argumento que "México necesita ser autosuficiente en producción de gasolinas y que el sector energético no se abrirá a privados porque esta inversión para Pemex no ha sido rentable".

Con esas contestaciones, no sabemos si empezamos hacerle el tradicional altar de Día de Muertos, a la paraestatal petrolera, que camina como un zombi, porque no han dado hasta la fecha una explicación financiera de como seguir metiendo "dinero fresco" a una empresa que, en el primer semestre de 2020, reportó una pérdida de 606 mil 588 millones de pesos, gracias a una política comercial extraviada, sin rumbo, sin certeza, que ha provocado que los ingresos de la firma, hayan caído, y eso trae como resultado los menores precios del petróleo de exportación, caída en ventas y de la misma producción.

O de perdido, hacerles una calaverita a las pérdidas de más de 121 mil millones de pesos en los primeros meses de 2020 de la CFE porque, aunque la época lo amerita, no se puede continuar maquillando las cifras de Pemex y CFE, mismas que se auditan y califican por organismos internacionales, en fin, parece que el mandato presidencial es acabar con todo.

Pemex agoniza, está en una severa crisis y solo los integrantes de la Cuarta Transformación no se han dado cuenta de su enfermedad terminal.

La producción de petróleo sufrió un desplome a un mínimo histórico de los pasados 14 años, Petróleos Mexicanos está endeudado, pero el gobierno sigue empeñado en asfixiar las energías renovables para darle "vigor" a los que considera sus "ejes principales": Pemex y CFE.

Parece que el presidente busca recuperar la época dorada de los monopolios energéticos, y en su utopía, la política energética de la 4T, ha provocado efectos con múltiples impactos, incluso legales dentro del sector. Sus malas decisiones, como la cancelación de licitaciones petroleras y eléctricas, han ocasionado una degradación de calificaciones crediticias del país y de las paraestatales.

Mención aparte, el riesgo que significa la quema de combustibles fósiles y el daño que hace a la salud al generar contaminantes y por la emisión de gases de efecto invernadero. Pero, ¿como para qué enfocarnos en los efectos negativos que causa en la salud de la población?, porque eso parece no importarle al Presidente, ni a la secretaria de Energía, quien hace poco compareció en la Cámara alta, como parte de la Glosa del Segundo Informe de Gobierno.

En su participación la funcionaria federal hizo un recuento de los daños de las administraciones pasadas, todo lo que se hizo mal, pero no advirtió de lo que se esté haciendo mal ahora, al parecer ya es costumbre que, al no haber resultados, lo único que se habla es del pasado. Culpó irremediablemente al pasado, a los "malos gobiernos", para excusar que ahora ellos, el "gobierno honesto" que encabeza la cuarta transformación, no ha podido o no ha querido hacer las cosas bien.

Confieso que tampoco esperaba que la secretaria hablara de la lluvia de "aplausos" árabes que recibió en su intervención en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), pero sí esperé algunos logros en estos casi 2 años de gobierno, pero esa parte de la historia se fue en blanco, no vimos resultados, ni historias de éxito, solo la canción trillada en energía, en Pemex y en otros sectores: "nosotros heredamos problemas". Pero una cosa fue la campaña y otra cosa muy distinta ha sido el actuar ya como gobierno.

Hace tan solo unos días, la SCJN reiteró la suspensión de la política energética de Sener, y declaró infundado el recurso de reclamación con el que la Consejería Jurídica de la presidencia buscaba revertir la suspensión concedida a la Cofece, en contra de la Política de Confiabilidad, Seguridad, Continuidad y Calidad en el Sistema Eléctrico Nacional, emitida el pasado 15 de mayo de este año, por la dependencia que dirige Nahle.

Es decir, se ordenó la suspensión indefinida de todas las medidas contenidas en esta, misma que fue elaborada para modificar la prioridad en el despacho a la red ponderando las energías de arranque rápido, como las fósiles de la CFE, por encima de las renovables de privados, cuando se sabe que los combustibles fósiles aumentan los contaminantes del aire que afectan nuestra salud, medida que la funcionaria defendió en su comparecencia, tan aferradamente, así como Moisés defendió las tablas donde venían grabados los 10 mandamientos.

En ese tenor, a principio del mismo mes de octubre, el Fondo Monetario Internacional (FMI), recomendó al gobierno de Andrés Manuel, posponer la refinería en Dos Bocas e hizo énfasis que Pemex debería centrarse sólo en campos rentables y vender sus activos no básicos. El FMI, acotó que México debía promover la participación de empresas privadas para ayudar a financiar inversiones importantes en producción de crudo y mejorar la red eléctrica, pero se repitió la historia reciente de los últimos dos años: "No gracias, seguiremos los consejos y necedades del mesías presidencial".

Parece que el mandato presidencial, es defender la atrofiada política energética de una cuarta transformación sin análisis, ni rumbo. Con un presidente, obstinado y obcecado en revivir el tan añejo y contaminante carbón y las energías fósiles para generar energía, ignorando las renovables, que en la actualidad son fundamentales para evitar un futuro menos vulnerable a catástrofes ambientales y de salud.

El trío de López, Bartlett y Nahle, tienen los oídos sordos y no quieren entender y atender la urgente necesidad de una transición energética oportuna, y el apuro de la población de reducir las tarifas del suministro de energía eléctrica que ocupan en sus hogares.

En su comparecencia Bartlett Díaz dijo que la CFE es la empresa más poderosa del país, que es garantía para brindar electricidad a hogares, negocios e industrias", y que la misma puede dotar de energía a toda la nación. A pesar de que se han perdido más de 8 mil millones de pesos, según él, "para no aumentar las tarifas a los usuarios de bajo consumo", pero eso no se ve reflejado en los recibos de luz de los mexicanos.

En campaña prometieron bajar las tarifas de luz en todo el territorio mexicano, pero al único estado al que le reclasificaron la tarifa para beneficiarlo, y que goza con costo preferencial (la 1F) es Tabasco, tierra natal del presidente, y donde además condonaron todos los adeudos que tenían los usuarios de la CFE.

Mientras las familias y empresas de los otros 31 estados de la República, ven cada dos meses en sus recibos cobros excesivos de luz, mismos que fueron aumentando desde que inició la emergencia sanitaria ocasionada por el Covid-19, y se han manifestado en muchas ocasiones porque la referida CFE, los persigue con los cobros y al que no pague simplemente le cortan el servicio.

Tanto Bartlett como Nahle, con sus acciones afirman la consigna de complacer a su jefe, la secretaria al defender el "elefante blanco reumático" en el que se perfila la Refinería de Dos Bocas, en la tierra natal del presidente, con el mismo argumento que "México necesita ser autosuficiente en producción de gasolinas y que el sector energético no se abrirá a privados porque esta inversión para Pemex no ha sido rentable".

Con esas contestaciones, no sabemos si empezamos hacerle el tradicional altar de Día de Muertos, a la paraestatal petrolera, que camina como un zombi, porque no han dado hasta la fecha una explicación financiera de como seguir metiendo "dinero fresco" a una empresa que, en el primer semestre de 2020, reportó una pérdida de 606 mil 588 millones de pesos, gracias a una política comercial extraviada, sin rumbo, sin certeza, que ha provocado que los ingresos de la firma, hayan caído, y eso trae como resultado los menores precios del petróleo de exportación, caída en ventas y de la misma producción.

O de perdido, hacerles una calaverita a las pérdidas de más de 121 mil millones de pesos en los primeros meses de 2020 de la CFE porque, aunque la época lo amerita, no se puede continuar maquillando las cifras de Pemex y CFE, mismas que se auditan y califican por organismos internacionales, en fin, parece que el mandato presidencial es acabar con todo.