/ miércoles 5 de agosto de 2020

¿Habrá alianza PRI-PAN-PRD?

Hasta la semana anterior el presidente del CDE del PRI, Marlon Ramírez Marín, andaba de manita sudada con los dirigentes estatales del PAN y PRD, Joaquín Guzmán Avilés y Jesús Velázquez Flores.

Esto reforzó la versión de que al menos en Veracruz pudieran coaligarse estas tres fuerzas partidistas de oposición para los comicios de 2021, en los que se elegirán alcaldes y diputados locales. Sin embargo, quién sabe si esto sea posible luego de que anteayer el Consejo Político Nacional del PRI, en sesión extraordinaria vía remota, aprobó modificar diversos artículos de los estatutos del partido tricolor que en los hechos reducen y limitan facultades ejercidas hasta ahora por las dirigencias estatales del Revolucionario Institucional y da más control al Comité Ejecutivo Nacional que preside Alejandro Moreno Cárdenas, ya que el CEN será la única instancia para registrar ante las autoridades electorales todo tipo de candidaturas del partido a cargos de elección popular, tanto federales como estatales y municipales.

Y, hasta ahora, el liderazgo tibio del exgobernador de Campeche sólo ha venido a confirmar lo que algunos analistas políticos, como José Fernández Santillán, advirtieron en agosto de 2019, en la víspera de la elección interna del partido tricolor. “Si Alejandro Moreno llega como dirigente del PRI, lo más probable es que se subordine al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Le dicen ‘Alito’, pero es tanta su cercanía que ahora le dicen ‘Amlito’”, dijo irónico el politólogo.

La exgobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega, la adversaria más crítica de Moreno, en uno de los debates calificó a “Alito” como “el candidato de la cúpula” que “secuestró” al partido hasta llevarlo en 2018 a “su peor derrota”, recordándole además la casa de 46 millones de pesos que construyó en el fraccionamiento Lomas del Castillo, en Campeche, cuando era gobernador del estado y percibía sólo 5 millones de pesos anuales.

Aunque Moreno ha explicado que dicha residencia la adquirió a través de un crédito y donaciones, los priistas saben que ese es uno de los puntos vulnerables de su dirigente que lo ha hecho alinearse ante el gobierno de AMLO, como ha ocurrido también con otros gobernantes del partido tricolor, entre ellos el mexiquense Alfredo del Mazo Maza, acusado de ocultar en 2012, cuando era alcalde de Huixquilucan, una cuenta con 1.5 millones de euros en Andorra, un país blindado entonces por el secreto bancario.

Dos mes antes de la elección interna, en junio de 2019, el exrector de la UNAM, José Narro Robles, renunció a contender por la dirigencia del PRI y a su militancia de 46 años al acusar una “comedia para imponer” a Moreno por parte de los gobernadores priistas, la dirigencia nacional, y del expresidente Peña Nieto. Desde entonces quedó claro que “la cargada” de la estructura priista a favor de Alejandro Moreno representaba la “continuidad” del peñanietismo y de sus gobernadores, que ahora están alineados con el presidente López Obrador.

Hasta la semana anterior el presidente del CDE del PRI, Marlon Ramírez Marín, andaba de manita sudada con los dirigentes estatales del PAN y PRD, Joaquín Guzmán Avilés y Jesús Velázquez Flores.

Esto reforzó la versión de que al menos en Veracruz pudieran coaligarse estas tres fuerzas partidistas de oposición para los comicios de 2021, en los que se elegirán alcaldes y diputados locales. Sin embargo, quién sabe si esto sea posible luego de que anteayer el Consejo Político Nacional del PRI, en sesión extraordinaria vía remota, aprobó modificar diversos artículos de los estatutos del partido tricolor que en los hechos reducen y limitan facultades ejercidas hasta ahora por las dirigencias estatales del Revolucionario Institucional y da más control al Comité Ejecutivo Nacional que preside Alejandro Moreno Cárdenas, ya que el CEN será la única instancia para registrar ante las autoridades electorales todo tipo de candidaturas del partido a cargos de elección popular, tanto federales como estatales y municipales.

Y, hasta ahora, el liderazgo tibio del exgobernador de Campeche sólo ha venido a confirmar lo que algunos analistas políticos, como José Fernández Santillán, advirtieron en agosto de 2019, en la víspera de la elección interna del partido tricolor. “Si Alejandro Moreno llega como dirigente del PRI, lo más probable es que se subordine al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Le dicen ‘Alito’, pero es tanta su cercanía que ahora le dicen ‘Amlito’”, dijo irónico el politólogo.

La exgobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega, la adversaria más crítica de Moreno, en uno de los debates calificó a “Alito” como “el candidato de la cúpula” que “secuestró” al partido hasta llevarlo en 2018 a “su peor derrota”, recordándole además la casa de 46 millones de pesos que construyó en el fraccionamiento Lomas del Castillo, en Campeche, cuando era gobernador del estado y percibía sólo 5 millones de pesos anuales.

Aunque Moreno ha explicado que dicha residencia la adquirió a través de un crédito y donaciones, los priistas saben que ese es uno de los puntos vulnerables de su dirigente que lo ha hecho alinearse ante el gobierno de AMLO, como ha ocurrido también con otros gobernantes del partido tricolor, entre ellos el mexiquense Alfredo del Mazo Maza, acusado de ocultar en 2012, cuando era alcalde de Huixquilucan, una cuenta con 1.5 millones de euros en Andorra, un país blindado entonces por el secreto bancario.

Dos mes antes de la elección interna, en junio de 2019, el exrector de la UNAM, José Narro Robles, renunció a contender por la dirigencia del PRI y a su militancia de 46 años al acusar una “comedia para imponer” a Moreno por parte de los gobernadores priistas, la dirigencia nacional, y del expresidente Peña Nieto. Desde entonces quedó claro que “la cargada” de la estructura priista a favor de Alejandro Moreno representaba la “continuidad” del peñanietismo y de sus gobernadores, que ahora están alineados con el presidente López Obrador.

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