/ martes 24 de noviembre de 2020

Incertidumbre

En pocos días entraremos a un nuevo año fiscal, donde seguro es lo voluminoso de las nóminas públicas, donde te fijes se ve un aparato público obeso.

Se terminaron los tiempos de jauja de tres millones de barriles de petróleo diarios a precios superiores a 70 dls., con una ley de coordinación que satisfacía a todos, donde crecieron significativamente las nóminas, se acrecentaron las de salud a los estados, se subsidió el precio de la gasolina, mejoraron todos.

Lo importante fue trabajar en el gobierno, aunque sea poco, pero estar en los tiempos de Fidel en los sueldos de 20 mil pesos se despidió al titular y se fraccionó en cuatro de cinco mil.

En los municipios pasó lo mismo: crecimiento de nómina y en los grandes áreas; grandes oficinas privadas, arreglos y decoración, vehículos modernos. El tiempo obligó a meterle a seguridad pública; esta área se descompuso y aparecen grandes mandos y armamento en beneficio de la sociedad.

Sin embargo, se dio el secuestro, los derechos de piso y toda forma de delincuencia, donde el común denominador fue la complacencia de la policía local.

Pero había dinero, sin que quiera citar que abundaba, se atendían los problemas de la sociedad; tanto estados como municipios año con año disponían de mayor presupuesto, y de tener habilidad gobernadores y presidentes municipales obtenían obras adicionales del Ramo 23.

Pero como comento con amigos de manera explicativa: "El destino nos alcanzó", menos dinero, deudas públicas abultadas que impiden movilizarse y que hay que cumplir con el servicio del pago; con la nómina casi hasta el tope, con un sistema pensionario demandante y con potestades que recaudan menos del 9 por ciento de sus ingresos en entidades federativas.

Los municipios con recaudaciones propias superiores al diez por ciento; ejemplo, este año es el municipio de Veracruz, según sus estados financieros al 30 de septiembre, tiene una recaudación propia del 25.37%, con un ingreso en aprovechamiento de 274 millones de pesos.

El tema es ¿qué haremos el próximo año?, con participaciones y aportaciones federales a la baja, con demanda de atención a los problemas de la pandemia que nos aqueja, con una actividad económica que no está operando totalmente, con gastos reales y, desde luego, ingresos que hay que hacerlos.

La regla es muy clara: ingresar más, gastar menos o la combinación de los puntos anteriores.

Para lo primero tienes que revisar; primero que has dejado de cobrar y mantienes en rezago, por lo tanto lo tienes en libros; segundo, revisión de la nómina para eliminar eventuales, gente no trabajadora; tercero, limitar los gastos, pero de verdad. Y finalmente, hacer una reingeniería de la administración.

El maestro Héctor Villareal Páez, en entrevista reciente, dijo: "México necesita una cirugía mayor en materia fiscal y uno de los asuntos relevantes es acabar con la pereza fiscal de estados y municipios, ellos están recaudando apenas 0.7% del PIB y no se han adaptado a una nueva realidad presupuestal precaria".

Manifiesta que hay urgencia de hacer los cambios porque ya no hay ingresos petroleros que repartir y además la caída de los ingresos tributarios, por lo que propone: "Hay que hacer una especie de Convención Nacional Hacendaria y no se trata de ir por dos o tres puntos del PIB, sino encontrar mecanismos para resolver los temas de ingreso y gasto público". La autoridad debe revisar su sistema de potestades y gastos, se deben fortalecer debilidades, y considerar que la solución municipal o parte de ella está en reforzar el catastro y el cobro del impuesto predial; para donde volteen, esa es la solución que encontrarán.

Los catastros ya se concentraron en la CDMX y Puebla. Estos deben ser independientes, modernizarse, buscando que los traslados de dominio alcancen los valores de comercialización, mismos que están lejos de los grandes especuladores y de notarios.

Habría que ver el desperdicio fiscal inmobiliario que hay en la rivera veracruzana, donde los pagos son mínimos y las técnicas aplicadas son manuales.

Reitero la necesidad de crear el SAT estatal, donde la única preocupación sea el ingreso; estos puntos se tendrán que abordar si se quiere mejorar el ingreso fiscal en México.

En pocos días entraremos a un nuevo año fiscal, donde seguro es lo voluminoso de las nóminas públicas, donde te fijes se ve un aparato público obeso.

Se terminaron los tiempos de jauja de tres millones de barriles de petróleo diarios a precios superiores a 70 dls., con una ley de coordinación que satisfacía a todos, donde crecieron significativamente las nóminas, se acrecentaron las de salud a los estados, se subsidió el precio de la gasolina, mejoraron todos.

Lo importante fue trabajar en el gobierno, aunque sea poco, pero estar en los tiempos de Fidel en los sueldos de 20 mil pesos se despidió al titular y se fraccionó en cuatro de cinco mil.

En los municipios pasó lo mismo: crecimiento de nómina y en los grandes áreas; grandes oficinas privadas, arreglos y decoración, vehículos modernos. El tiempo obligó a meterle a seguridad pública; esta área se descompuso y aparecen grandes mandos y armamento en beneficio de la sociedad.

Sin embargo, se dio el secuestro, los derechos de piso y toda forma de delincuencia, donde el común denominador fue la complacencia de la policía local.

Pero había dinero, sin que quiera citar que abundaba, se atendían los problemas de la sociedad; tanto estados como municipios año con año disponían de mayor presupuesto, y de tener habilidad gobernadores y presidentes municipales obtenían obras adicionales del Ramo 23.

Pero como comento con amigos de manera explicativa: "El destino nos alcanzó", menos dinero, deudas públicas abultadas que impiden movilizarse y que hay que cumplir con el servicio del pago; con la nómina casi hasta el tope, con un sistema pensionario demandante y con potestades que recaudan menos del 9 por ciento de sus ingresos en entidades federativas.

Los municipios con recaudaciones propias superiores al diez por ciento; ejemplo, este año es el municipio de Veracruz, según sus estados financieros al 30 de septiembre, tiene una recaudación propia del 25.37%, con un ingreso en aprovechamiento de 274 millones de pesos.

El tema es ¿qué haremos el próximo año?, con participaciones y aportaciones federales a la baja, con demanda de atención a los problemas de la pandemia que nos aqueja, con una actividad económica que no está operando totalmente, con gastos reales y, desde luego, ingresos que hay que hacerlos.

La regla es muy clara: ingresar más, gastar menos o la combinación de los puntos anteriores.

Para lo primero tienes que revisar; primero que has dejado de cobrar y mantienes en rezago, por lo tanto lo tienes en libros; segundo, revisión de la nómina para eliminar eventuales, gente no trabajadora; tercero, limitar los gastos, pero de verdad. Y finalmente, hacer una reingeniería de la administración.

El maestro Héctor Villareal Páez, en entrevista reciente, dijo: "México necesita una cirugía mayor en materia fiscal y uno de los asuntos relevantes es acabar con la pereza fiscal de estados y municipios, ellos están recaudando apenas 0.7% del PIB y no se han adaptado a una nueva realidad presupuestal precaria".

Manifiesta que hay urgencia de hacer los cambios porque ya no hay ingresos petroleros que repartir y además la caída de los ingresos tributarios, por lo que propone: "Hay que hacer una especie de Convención Nacional Hacendaria y no se trata de ir por dos o tres puntos del PIB, sino encontrar mecanismos para resolver los temas de ingreso y gasto público". La autoridad debe revisar su sistema de potestades y gastos, se deben fortalecer debilidades, y considerar que la solución municipal o parte de ella está en reforzar el catastro y el cobro del impuesto predial; para donde volteen, esa es la solución que encontrarán.

Los catastros ya se concentraron en la CDMX y Puebla. Estos deben ser independientes, modernizarse, buscando que los traslados de dominio alcancen los valores de comercialización, mismos que están lejos de los grandes especuladores y de notarios.

Habría que ver el desperdicio fiscal inmobiliario que hay en la rivera veracruzana, donde los pagos son mínimos y las técnicas aplicadas son manuales.

Reitero la necesidad de crear el SAT estatal, donde la única preocupación sea el ingreso; estos puntos se tendrán que abordar si se quiere mejorar el ingreso fiscal en México.