/ miércoles 7 de octubre de 2020

Incuria oficial

La respuesta del secretario de Salud, Roberto Ramos Alor, sobre el grave problema de desabasto de medicinas en el Hospital Pediátrico de Veracruz que impide dar quimioterapias a más de 40 niños enfermos de cáncer, no corresponden a un buen funcionario ni a un buen gobierno.

Echar la culpa a otros, a las farmacéuticas en este caso para no dar una solución real, debería ser suficiente para cesarlo de la Sesver, pero todavía se atrevió a descalificar esa justa demanda de los padres de esos niños para que surtan esos fármacos que eviten más muertes por negligencia.

La voz de alerta fue lanzada por un valiente médico de la misma institución, y ahora, Ramos acusa que quienes pusieron al descubierto esta situación pretenden “sacar raja política” del asunto, como si éste fuera un invento inspirado por sus enemigos para afectar a él y al inquilino de Palacio de Gobierno, Cuitláhuac García Jiménez.

Esa displicencia y falta de ética en el servicio público, hizo movilizar a la sociedad civil para emprender colecta nacional denominada “Milagro por los niños con cáncer de Veracruz” con aportaciones voluntarias a la cuenta BBVA-0110098078 Clave 012320001100980784 de la Asociación Civil Nariz Roja con la intención de recaudar esta misma semana 450 mil pesos que se requieren para la inmediata adquisición de los productos necesarios en la atención de dichos menores.

Si bien existe la vaga promesa del secretario Ramos de iniciar una búsqueda para la adquisición de las medicinas, el gobierno del estado ha actuado con indolencia e insensibilidad, pues desde hace exactamente un año se hizo la misma exigencia con protestas y cierre de vialidades, ante lo cual se ofreció dar solución a las peticiones planteadas, las mismas que ahora vuelven a repetirse, es decir, han tenido muchos meses para buscar una solución en el país o el extranjero para abastecerse de los medicamentos a fin de cumplir con el deber legal de garantizar el suministro de medicinas para los enfermos de cáncer, los niños de este Hospital Pediátrico y muchas otros, mujeres principalmente, que también resultan afectados por la incuria oficial.

El titular de Salud sale a informar todos los días, como lo hace a nivel nacional el subsecretario de salud, Hugo López Gatell, acerca de las cifras de contagiados y muertes por el Covid-19, pero evidentemente ha dejado abandonadas otras tareas relevantes tratándose de la vida de seres humanos, en este caso y otros, como la alta incidencia de dengue que sigue causando cientos de fallecimientos o dictar campañas preventivas eficientes para la prevención de la diabetes o la hipertensión, no solamente aquellos de prohibir el consumo de refrescos y productos chatarra en las escuelas que dictaron desde la capital de la República.

Hay indignación social por esta causa.

Hace pocos días, el Congreso del estado votó la autorización solicitada por el alcalde de San Andrés Tuxtla, Octavio Pérez Garay, para concesionar la sustitución del alumbrado público “para la prevención del delito”, con inversión de más de 166 millones de pesos, hipotecando las participaciones federales por 15 años.

Eso fue posible por su alianza con el presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso local, Juan Javier Gómez Cazarín, a quien ha vendido la idea de su lealtad.

Hace algunos días, también, en la absoluta discreción, el edil celebró un festejo privado, el bautizo de su pequeño hijo, y el padrino fue nada menos Miguel Ángel Yunes Márquez, a la que asistió también el ex gobernador panista de Veracruz. ¿Lealtad, pragmatismo o traición?

opedro2006@gmail.com

La respuesta del secretario de Salud, Roberto Ramos Alor, sobre el grave problema de desabasto de medicinas en el Hospital Pediátrico de Veracruz que impide dar quimioterapias a más de 40 niños enfermos de cáncer, no corresponden a un buen funcionario ni a un buen gobierno.

Echar la culpa a otros, a las farmacéuticas en este caso para no dar una solución real, debería ser suficiente para cesarlo de la Sesver, pero todavía se atrevió a descalificar esa justa demanda de los padres de esos niños para que surtan esos fármacos que eviten más muertes por negligencia.

La voz de alerta fue lanzada por un valiente médico de la misma institución, y ahora, Ramos acusa que quienes pusieron al descubierto esta situación pretenden “sacar raja política” del asunto, como si éste fuera un invento inspirado por sus enemigos para afectar a él y al inquilino de Palacio de Gobierno, Cuitláhuac García Jiménez.

Esa displicencia y falta de ética en el servicio público, hizo movilizar a la sociedad civil para emprender colecta nacional denominada “Milagro por los niños con cáncer de Veracruz” con aportaciones voluntarias a la cuenta BBVA-0110098078 Clave 012320001100980784 de la Asociación Civil Nariz Roja con la intención de recaudar esta misma semana 450 mil pesos que se requieren para la inmediata adquisición de los productos necesarios en la atención de dichos menores.

Si bien existe la vaga promesa del secretario Ramos de iniciar una búsqueda para la adquisición de las medicinas, el gobierno del estado ha actuado con indolencia e insensibilidad, pues desde hace exactamente un año se hizo la misma exigencia con protestas y cierre de vialidades, ante lo cual se ofreció dar solución a las peticiones planteadas, las mismas que ahora vuelven a repetirse, es decir, han tenido muchos meses para buscar una solución en el país o el extranjero para abastecerse de los medicamentos a fin de cumplir con el deber legal de garantizar el suministro de medicinas para los enfermos de cáncer, los niños de este Hospital Pediátrico y muchas otros, mujeres principalmente, que también resultan afectados por la incuria oficial.

El titular de Salud sale a informar todos los días, como lo hace a nivel nacional el subsecretario de salud, Hugo López Gatell, acerca de las cifras de contagiados y muertes por el Covid-19, pero evidentemente ha dejado abandonadas otras tareas relevantes tratándose de la vida de seres humanos, en este caso y otros, como la alta incidencia de dengue que sigue causando cientos de fallecimientos o dictar campañas preventivas eficientes para la prevención de la diabetes o la hipertensión, no solamente aquellos de prohibir el consumo de refrescos y productos chatarra en las escuelas que dictaron desde la capital de la República.

Hay indignación social por esta causa.

Hace pocos días, el Congreso del estado votó la autorización solicitada por el alcalde de San Andrés Tuxtla, Octavio Pérez Garay, para concesionar la sustitución del alumbrado público “para la prevención del delito”, con inversión de más de 166 millones de pesos, hipotecando las participaciones federales por 15 años.

Eso fue posible por su alianza con el presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso local, Juan Javier Gómez Cazarín, a quien ha vendido la idea de su lealtad.

Hace algunos días, también, en la absoluta discreción, el edil celebró un festejo privado, el bautizo de su pequeño hijo, y el padrino fue nada menos Miguel Ángel Yunes Márquez, a la que asistió también el ex gobernador panista de Veracruz. ¿Lealtad, pragmatismo o traición?

opedro2006@gmail.com