/ jueves 11 de marzo de 2021

INE, garantía democrática

Reunidos coincidentemente en un aniversario del Día Internacional de la Mujer (8 de marzo)...

Pero del año 1994, los presidentes nacionales del PRI, María de los Ángeles Moreno Uriegas; del PAN, Carlos Castillo Peraza, y del PRD, Porfirio Muñoz Ledo, suscribieron con el entonces secretario de Gobernación, Jorge Carpizo MacGregor, las bases para la a organización del Instituto Federal Electoral, que permitieron garantizar el ejercicio democrático del pueblo para realizar las elecciones federales y estatales, otorgando una mayor participación a los partidos políticos reconocidos y a un gran número de ciudadanos, sobre quienes finalmente recayó la responsabilidad que se le quitó a la Segob.

A los titulares de la función electoral nombrados con anterioridad a la reforma se les incorporó en órganos de dirección, con facultades ejecutivas y con voz y voto en las sesiones preparatorias de los procesos electorales; además de funciones ejecutivas para la aplicación y distribución de los fondos presupuestales. Lo anterior, con el propósito de limpiar e impedir el uso del dinero sucio en las campañas y en la compra de votos.

Por lo que hace a los funcionarios de casillas, quedó claro su origen mediante un proceso de insaculación, con participación de representantes de partidos y de los miembros del consejo general del entonces IFE. También se prohibió la injerencia de funcionarios públicos de los tres órdenes de gobierno durante la jornada electoral, para inducir o coptar el voto. De esta forma se ha permitido la oxigenación en los procesos electorales, sin confrontaciones que pongan en riesgo a las instituciones públicas y al Estado de derecho. El actual presidente Andrés Manuel López Obrador, quien con base en promesas incumplidas logró finalmente ser reconocido por el INE como el triunfador en las elecciones del 2018.

Más garantía de imparcialidad, de aplicación del derecho electoral y de búsqueda de consensos mediante elecciones pacíficas no se puede pedir a un órgano autónomo, que ha permitido a nuestro país vivir la democracia.

Los incumplimientos de campaña y en los dos años que lleva el gobierno de la 4T seguramente devolverán a los votantes la decisión para echar de Palacio Nacional a los “morenos” y decidir por otra opción que comenzará a definirse en la jornada electoral del próximo 6 de junio.

Más garantía de imparcialidad, de aplicación del derecho electoral y de búsqueda de consensos mediante elecciones pacíficas no se puede pedir a un órgano autónomo.

Reunidos coincidentemente en un aniversario del Día Internacional de la Mujer (8 de marzo)...

Pero del año 1994, los presidentes nacionales del PRI, María de los Ángeles Moreno Uriegas; del PAN, Carlos Castillo Peraza, y del PRD, Porfirio Muñoz Ledo, suscribieron con el entonces secretario de Gobernación, Jorge Carpizo MacGregor, las bases para la a organización del Instituto Federal Electoral, que permitieron garantizar el ejercicio democrático del pueblo para realizar las elecciones federales y estatales, otorgando una mayor participación a los partidos políticos reconocidos y a un gran número de ciudadanos, sobre quienes finalmente recayó la responsabilidad que se le quitó a la Segob.

A los titulares de la función electoral nombrados con anterioridad a la reforma se les incorporó en órganos de dirección, con facultades ejecutivas y con voz y voto en las sesiones preparatorias de los procesos electorales; además de funciones ejecutivas para la aplicación y distribución de los fondos presupuestales. Lo anterior, con el propósito de limpiar e impedir el uso del dinero sucio en las campañas y en la compra de votos.

Por lo que hace a los funcionarios de casillas, quedó claro su origen mediante un proceso de insaculación, con participación de representantes de partidos y de los miembros del consejo general del entonces IFE. También se prohibió la injerencia de funcionarios públicos de los tres órdenes de gobierno durante la jornada electoral, para inducir o coptar el voto. De esta forma se ha permitido la oxigenación en los procesos electorales, sin confrontaciones que pongan en riesgo a las instituciones públicas y al Estado de derecho. El actual presidente Andrés Manuel López Obrador, quien con base en promesas incumplidas logró finalmente ser reconocido por el INE como el triunfador en las elecciones del 2018.

Más garantía de imparcialidad, de aplicación del derecho electoral y de búsqueda de consensos mediante elecciones pacíficas no se puede pedir a un órgano autónomo, que ha permitido a nuestro país vivir la democracia.

Los incumplimientos de campaña y en los dos años que lleva el gobierno de la 4T seguramente devolverán a los votantes la decisión para echar de Palacio Nacional a los “morenos” y decidir por otra opción que comenzará a definirse en la jornada electoral del próximo 6 de junio.

Más garantía de imparcialidad, de aplicación del derecho electoral y de búsqueda de consensos mediante elecciones pacíficas no se puede pedir a un órgano autónomo.