/ jueves 27 de junio de 2019

La defensa por la Ciencia y la Tecnología en el país

Un tema que como diputados no podemos pasar por alto es el de los recortes presupuestales a ciencia y tecnología en el país. La presente administración morenista se ha ensañado particularmente con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), lo que ha afectado a cientos de miles de personas dedicadas a la academia.

La llamada austeridad republicana impacta a los 27 centros de investigación y a los casi 3 mil 200 investigadores, académicos, técnicos, trabajadores y estudiantes que hay a nivel nacional, aunque sí se pueden gastar 15 millones de pesos en un comedor con servicio gourmet, como oportunamente lo ventilaron medios de comunicación.

En Veracruz tenemos miles de estudiantes que reciben una beca del Conacyt para cursar sus estudios de maestría o doctorado, para especializarse más allá de nuestras fronteras nacionales, por lo que, con justa razón, están preocupados sobre si podrán continuar o no con sus metas académicas, han alzado la voz a lo largo y ancho del territorio nacional.

Desde que inició este gobierno, hace poco más de seis meses, la principal tarea del Conacyt no ha sido la de impulsar el desarrollo de la ciencia y la tecnología en el país, su divulgación y difusión, sino la de intentar salir de los embrollos en los que se ha metido: su director de Comunicación Social, quien finalmente fue despedido, no tenía la carrera concluida. Después se dio a conocer que todos los científicos e investigadores que tuvieran que salir al extranjero, debían contar con el permiso de la Presidencia de la República.

El comedor gourmet fue la gota que derramó el vaso pues, aunque se intente justificar el gasto en el hecho de que ahora no comerán grasoso, en todos los centros de investigación se aplicó una política de austeridad mediante la cual ni siquiera podían cargar la pila de sus celulares en instalaciones de Conacyt para no generar más costos. Esas mismas medidas de “ahorro” incluyen laborar hasta las 5 de la tarde para no consumir más luz y tratar de usar en la medida de lo posible la luz natural, suspender el servicio de cafeteras eléctricas y dispensadores de agua, así como la cancelación de equipos de cómputo.

La misma titular de Conacyt, María Elena Álvarez Buylla reconoció que 15 de estos 27 centros tienen un déficit presupuestal para este año de 176.5 millones de pesos, por lo que, aunque digan lo contrario, propiciará la llamada fuga de cerebros y que se paralice la operatividad de estos centros.

Por lo anterior, como diputada federal no quitaré el dedo del renglón para que se escuche el justo reclamo de mujeres y hombres especializados en el quehacer científico y tecnológico del país y que esto se traduzca en mayores recursos presupuestales. No hacerlo sería que México camine como el cangrejo: hacia atrás.

Un tema que como diputados no podemos pasar por alto es el de los recortes presupuestales a ciencia y tecnología en el país. La presente administración morenista se ha ensañado particularmente con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), lo que ha afectado a cientos de miles de personas dedicadas a la academia.

La llamada austeridad republicana impacta a los 27 centros de investigación y a los casi 3 mil 200 investigadores, académicos, técnicos, trabajadores y estudiantes que hay a nivel nacional, aunque sí se pueden gastar 15 millones de pesos en un comedor con servicio gourmet, como oportunamente lo ventilaron medios de comunicación.

En Veracruz tenemos miles de estudiantes que reciben una beca del Conacyt para cursar sus estudios de maestría o doctorado, para especializarse más allá de nuestras fronteras nacionales, por lo que, con justa razón, están preocupados sobre si podrán continuar o no con sus metas académicas, han alzado la voz a lo largo y ancho del territorio nacional.

Desde que inició este gobierno, hace poco más de seis meses, la principal tarea del Conacyt no ha sido la de impulsar el desarrollo de la ciencia y la tecnología en el país, su divulgación y difusión, sino la de intentar salir de los embrollos en los que se ha metido: su director de Comunicación Social, quien finalmente fue despedido, no tenía la carrera concluida. Después se dio a conocer que todos los científicos e investigadores que tuvieran que salir al extranjero, debían contar con el permiso de la Presidencia de la República.

El comedor gourmet fue la gota que derramó el vaso pues, aunque se intente justificar el gasto en el hecho de que ahora no comerán grasoso, en todos los centros de investigación se aplicó una política de austeridad mediante la cual ni siquiera podían cargar la pila de sus celulares en instalaciones de Conacyt para no generar más costos. Esas mismas medidas de “ahorro” incluyen laborar hasta las 5 de la tarde para no consumir más luz y tratar de usar en la medida de lo posible la luz natural, suspender el servicio de cafeteras eléctricas y dispensadores de agua, así como la cancelación de equipos de cómputo.

La misma titular de Conacyt, María Elena Álvarez Buylla reconoció que 15 de estos 27 centros tienen un déficit presupuestal para este año de 176.5 millones de pesos, por lo que, aunque digan lo contrario, propiciará la llamada fuga de cerebros y que se paralice la operatividad de estos centros.

Por lo anterior, como diputada federal no quitaré el dedo del renglón para que se escuche el justo reclamo de mujeres y hombres especializados en el quehacer científico y tecnológico del país y que esto se traduzca en mayores recursos presupuestales. No hacerlo sería que México camine como el cangrejo: hacia atrás.