/ miércoles 21 de octubre de 2020

La peor desgracia

La peor desgracia de la vida, incluso, con todo y la peor enfermedad (cáncer, por ejemplo), es la desaparición de un familiar, un amigo, un compadre, un vecino que se estima.

De pronto, el pariente sale a la calle a un pendiente, una cita, y desaparece. Sin dejar huella ni rastro. Y durante varios días, el silencio. Ni una pista. Y de pronto, el infierno, cuando suena el teléfono con la voz de un desconocido informando que el hijo, el hermano, el tío, el sobrino, está secuestrado.

Luego enseguida la advertencia de que ningún aviso a la policía. En automático, el precio del rescate… en millones de pesos. Y cuando se desea pedir una prueba de vida, la voz desconocida colgó el teléfono. Días, noches en vela, sin una noticia sobre el familiar secuestrado y desaparecido.

Entonces, la negociación. Y cuando los plagiarios se muestran implacables y la familia se declara incapaz de reunir el rescate, otra vez el teléfono descolgado.

Y días, noches después, el pariente asesinado y abandonado el cadáver en alguna calle o avenida solitaria, en la carretera en despoblado, en medio de los cañaverales, flotando en el río aguas abajo.

La Comisión Estatal de Búsqueda lo ha especificado de la siguiente manera tétrica: En lo que va del año 2020, un aproximado de cuatrocientas cincuenta personas han desaparecido de norte a sur y de este a oeste de Veracruz.

La zona centro, declarada la más infame. Semanas cuando están desapareciendo veintitrés personas.

Unas, liberadas luego de pagar el rescate. Otras, ejecutadas. Otras más, jamás encontradas.

Las familias, buscando rastros hasta en las fosas clandestinas cuando por ahí anuncian una que otra descubierta. Veracruz es un gigantesco fosario dijera el sacerdote de la Teología de la Liberación, José Alejandro Solalinde Guerra.

Con Javier Duarte se recrudecieron los desaparecidos. Tiempo cuando trascendió la desaparición forzada, resultante de la alianza de políticos, jefes policiacos, policías y carteles y cartelitos.

Según la Comisión Estatal de Búsqueda, tienen el reporte de tres mil personas desaparecidas en el estado de Veracruz, una cantidad inverosímil.

A, significa que 3 mil familias padecen la peor desgracia de sus días y noches y sus vidas.

B, expresa la manifiesta incapacidad oficial para encontrar a las tres mil personas desaparecidas. C, equivale a que el Estado de Derecho está rebasado por el Estado Delincuencial.

D, manifiesta que tanto la secretaría de Seguridad Pública y la Fiscalía General están en el principio de Peter.

E, este año, 450 desaparecidos, y de los cuales, el 36%, dice la Comisión de Búsqueda, continúan sin localizarse.

F, gravísimo el pendiente porque toda vida humana es invaluable.

Durante muchos años en Veracruz se leía sobre los desaparecidos en otras entidades federativas del país y América Latina.

El tiempo fatídico aquel de las dictaduras militares en el continente, por ejemplo, y que hasta una película fue filmada, Las hermanas Mirabeau, el secuestro en la República Dominicana con el general Rafael Leónides Trujillo.

Ahora, la desaparición de personas está aquí, en Veracruz, y nadie, absolutamente nadie puede festinar que ya libró el tsunami de violencia, así tenga escoltas y guardaespaldas día y noche.

En Veracruz, se vive y padece el peor de los tiempos. Tiempo sombrío, sórdido, siniestro, duro y rudo.

La peor desgracia de la vida, incluso, con todo y la peor enfermedad (cáncer, por ejemplo), es la desaparición de un familiar, un amigo, un compadre, un vecino que se estima.

De pronto, el pariente sale a la calle a un pendiente, una cita, y desaparece. Sin dejar huella ni rastro. Y durante varios días, el silencio. Ni una pista. Y de pronto, el infierno, cuando suena el teléfono con la voz de un desconocido informando que el hijo, el hermano, el tío, el sobrino, está secuestrado.

Luego enseguida la advertencia de que ningún aviso a la policía. En automático, el precio del rescate… en millones de pesos. Y cuando se desea pedir una prueba de vida, la voz desconocida colgó el teléfono. Días, noches en vela, sin una noticia sobre el familiar secuestrado y desaparecido.

Entonces, la negociación. Y cuando los plagiarios se muestran implacables y la familia se declara incapaz de reunir el rescate, otra vez el teléfono descolgado.

Y días, noches después, el pariente asesinado y abandonado el cadáver en alguna calle o avenida solitaria, en la carretera en despoblado, en medio de los cañaverales, flotando en el río aguas abajo.

La Comisión Estatal de Búsqueda lo ha especificado de la siguiente manera tétrica: En lo que va del año 2020, un aproximado de cuatrocientas cincuenta personas han desaparecido de norte a sur y de este a oeste de Veracruz.

La zona centro, declarada la más infame. Semanas cuando están desapareciendo veintitrés personas.

Unas, liberadas luego de pagar el rescate. Otras, ejecutadas. Otras más, jamás encontradas.

Las familias, buscando rastros hasta en las fosas clandestinas cuando por ahí anuncian una que otra descubierta. Veracruz es un gigantesco fosario dijera el sacerdote de la Teología de la Liberación, José Alejandro Solalinde Guerra.

Con Javier Duarte se recrudecieron los desaparecidos. Tiempo cuando trascendió la desaparición forzada, resultante de la alianza de políticos, jefes policiacos, policías y carteles y cartelitos.

Según la Comisión Estatal de Búsqueda, tienen el reporte de tres mil personas desaparecidas en el estado de Veracruz, una cantidad inverosímil.

A, significa que 3 mil familias padecen la peor desgracia de sus días y noches y sus vidas.

B, expresa la manifiesta incapacidad oficial para encontrar a las tres mil personas desaparecidas. C, equivale a que el Estado de Derecho está rebasado por el Estado Delincuencial.

D, manifiesta que tanto la secretaría de Seguridad Pública y la Fiscalía General están en el principio de Peter.

E, este año, 450 desaparecidos, y de los cuales, el 36%, dice la Comisión de Búsqueda, continúan sin localizarse.

F, gravísimo el pendiente porque toda vida humana es invaluable.

Durante muchos años en Veracruz se leía sobre los desaparecidos en otras entidades federativas del país y América Latina.

El tiempo fatídico aquel de las dictaduras militares en el continente, por ejemplo, y que hasta una película fue filmada, Las hermanas Mirabeau, el secuestro en la República Dominicana con el general Rafael Leónides Trujillo.

Ahora, la desaparición de personas está aquí, en Veracruz, y nadie, absolutamente nadie puede festinar que ya libró el tsunami de violencia, así tenga escoltas y guardaespaldas día y noche.

En Veracruz, se vive y padece el peor de los tiempos. Tiempo sombrío, sórdido, siniestro, duro y rudo.

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