/ lunes 14 de septiembre de 2020

Los datos del delito

Los recientes hechos sangrientos registrados en lugares como Coatzacoalcos, Xalapa y Papantla son un claro indicador de que el problema de la violencia en Veracruz está muy lejos de resolverse.

De forma reciente, por ejemplo, un taxista fue ejecutado en Papantla. En ese mismo municipio, justo en el camino que conduce a Espinal, el pasado sábado fueron hallados dos cuerpos más; estaban desmembrados dentro de bolsas negras. Ese mismo día, dos homicidios más: uno en La Antigua y otro más en Rodríguez Clara. Un día antes, el viernes, otros cuatro ejecutados en la entidad: un muerto y un lesionado tras un ataque armado en Nanchital; cerca de ahí, en Coatzacoalcos, sujetos desconocidos abandonaron un cuerpo; otra persona fue asesinada en Río Medio, Veracruz. El domingo se registró un ataque con bomba molotov en Oluta; y una joven fue asesinada en San Juan Evangelista.

Fue, en síntesis, un fin de semana violento, sangriento, el que se registró en tierras veracruzanas, donde a pesar de los optimistas anuncios oficiales, el problema de la elevada incidencia delictiva está lejos de resolverse.

No hay semana en que los medios no consignen el saldo de la inseguridad y de la violencia en Veracruz. El más reciente reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, correspondiente al mes de julio del presente año, ubica en 748 la cifra del homicidio doloso en la entidad; la mayoría de los asesinatos fueron perpetrados con arma de fuego.

De enero a julio, además, se registraron 3 mil 778 lesiones dolosas; 52 feminicidios; 83 secuestros; y más de 12 mil robos.

Mil 229 personas fueron víctimas de robo en la vía pública; en la mayoría de los casos, los delincuentes operaron con violencia. No es todo: 3 mil 180 negocios fueron objeto de robo en Veracruz; y de esa cifra, en 2 mil 267 hubo violencia.

Dentro de siete días, el Secretariado Ejecutivo del SNSP dará a conocer las cifras de la incidencia delictiva actualizadas al mes de agosto; hasta el corte del mes anterior, julio, hubo en Veracruz 3.5 homicidios dolosos y 17.8 lesiones dolosas cada día.

Cada mes del presente año, en promedio, se registraron en la entidad 106 homicidios dolosos; 539 lesiones dolosas; 7.4 feminicidios; 11.8 secuestros; y mil 844 robos. En una semana veremos si Veracruz logró bajar esos elevados números o si, por el contrario, se mantiene o aumenta dicha tendencia.

Concentraciones

Dadas las actuales circunstancias relacionadas con el riesgo que representa el Coronavirus, sólo a una mente irresponsable se le podría ocurrir realizar una concentración masiva de personas. En la entidad hay más de 4 mil muertes por Covid-19; más de 70 mil en todo el país. Ese riesgo, sin embargo, pareció no importar a quienes organizaron el evento político celebrado en el Salón Bazar de la capital del Estado. La diputada Ana Miriam Ferráez apunta que para el blindaje sanitario del evento se contrató a una empresa especializada, como si con ello se pudiera tener la certeza de que no ingresó una sola persona contagiada. Fue, por donde se le vea, un acto político que puso a los asistentes en riesgo, de forma irreflexiva e irresponsable.

Los recientes hechos sangrientos registrados en lugares como Coatzacoalcos, Xalapa y Papantla son un claro indicador de que el problema de la violencia en Veracruz está muy lejos de resolverse.

De forma reciente, por ejemplo, un taxista fue ejecutado en Papantla. En ese mismo municipio, justo en el camino que conduce a Espinal, el pasado sábado fueron hallados dos cuerpos más; estaban desmembrados dentro de bolsas negras. Ese mismo día, dos homicidios más: uno en La Antigua y otro más en Rodríguez Clara. Un día antes, el viernes, otros cuatro ejecutados en la entidad: un muerto y un lesionado tras un ataque armado en Nanchital; cerca de ahí, en Coatzacoalcos, sujetos desconocidos abandonaron un cuerpo; otra persona fue asesinada en Río Medio, Veracruz. El domingo se registró un ataque con bomba molotov en Oluta; y una joven fue asesinada en San Juan Evangelista.

Fue, en síntesis, un fin de semana violento, sangriento, el que se registró en tierras veracruzanas, donde a pesar de los optimistas anuncios oficiales, el problema de la elevada incidencia delictiva está lejos de resolverse.

No hay semana en que los medios no consignen el saldo de la inseguridad y de la violencia en Veracruz. El más reciente reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, correspondiente al mes de julio del presente año, ubica en 748 la cifra del homicidio doloso en la entidad; la mayoría de los asesinatos fueron perpetrados con arma de fuego.

De enero a julio, además, se registraron 3 mil 778 lesiones dolosas; 52 feminicidios; 83 secuestros; y más de 12 mil robos.

Mil 229 personas fueron víctimas de robo en la vía pública; en la mayoría de los casos, los delincuentes operaron con violencia. No es todo: 3 mil 180 negocios fueron objeto de robo en Veracruz; y de esa cifra, en 2 mil 267 hubo violencia.

Dentro de siete días, el Secretariado Ejecutivo del SNSP dará a conocer las cifras de la incidencia delictiva actualizadas al mes de agosto; hasta el corte del mes anterior, julio, hubo en Veracruz 3.5 homicidios dolosos y 17.8 lesiones dolosas cada día.

Cada mes del presente año, en promedio, se registraron en la entidad 106 homicidios dolosos; 539 lesiones dolosas; 7.4 feminicidios; 11.8 secuestros; y mil 844 robos. En una semana veremos si Veracruz logró bajar esos elevados números o si, por el contrario, se mantiene o aumenta dicha tendencia.

Concentraciones

Dadas las actuales circunstancias relacionadas con el riesgo que representa el Coronavirus, sólo a una mente irresponsable se le podría ocurrir realizar una concentración masiva de personas. En la entidad hay más de 4 mil muertes por Covid-19; más de 70 mil en todo el país. Ese riesgo, sin embargo, pareció no importar a quienes organizaron el evento político celebrado en el Salón Bazar de la capital del Estado. La diputada Ana Miriam Ferráez apunta que para el blindaje sanitario del evento se contrató a una empresa especializada, como si con ello se pudiera tener la certeza de que no ingresó una sola persona contagiada. Fue, por donde se le vea, un acto político que puso a los asistentes en riesgo, de forma irreflexiva e irresponsable.