/ domingo 15 de noviembre de 2020

Los dos años de Cuitláhuac

Tras cumplir los dos primeros años de ejercer el cargo de gobernador, en las semanas o meses por transcurrir van a surgir todo tipo de especulaciones sobre el futuro político de Cuitláhuac García Jiménez, de si se queda a cumplir el periodo para el que fue electo hasta el 2024, o el presidente Andrés Manuel López Obrador lo invita al gabinete para aprovechar esa honestidad a la que siempre se refiere cuando viene de gira a Veracruz.

Como se sabe, con este tiempo transcurrido ya no es necesario ir a una incierta elección extraordinaria que hasta pudiera poner en riesgo ratificar el triunfo de Morena; si llegara a presentarse un eventual relevo, esa facultad corresponde al Congreso del estado, para dar formalidad al nombramiento del sustituto, como ya ocurrió en 1988 cuando el secretario de Gobierno, Dante Alfonso Delgado Rannauro, concluyó el periodo del gobernador Fernando Gutiérrez Barrios, quien se incorporó a la Secretaría de Gobernación (Segob) con Carlos Salinas de Gortari.

Alguno, o varios políticos, quisieran que pueda presentarse esa misma oportunidad, pero dependerá todo de las circunstancias, especialmente de los resultados de la elección del próximo año y el cálculo, que a partir de ese hecho se haga desde el más alto mando del país.

¿En este momento hay necesidad de cambios en Veracruz? No existe indicio de que eso pudiera ocurrir, o al menos no por ahora; lo que sí se observa es que García tiene el voto de confianza más importante que siempre ha gravitado en el sistema político mexicano, por el mérito de mantenerse alineado al interés del gobierno de la República, y esa lealtad ha sido, y sigue siendo, tan importante como tener brillo propio, y más en los tiempos actuales cuando los adversarios de la 4T aprovechan cualquier resquicio de error para soltar metralla contra AMLO.

Desde luego que en el gobierno central no se ignora que la oposición se frota las manos teniendo a CGJ al frente del gobierno estatal, por sus escasos o nulos resultados en prácticamente todas las áreas sustantivas, especialmente en seguridad y su incumpliento de resolver la violencia y reducir el índice delictivo en estos dos años de gobierno, la falta de inversiones relevantes y un índice de empleo en picada, agravado por la pandemia; pocas obras de infraestructura, ninguna de importancia, en carreteras y municipios; un mayor endeudamiento público por nuevos créditos contratados, escándalos de presumibles actos de corrupción por licitaciones irregulares, nepotismo, y todo lo que quiera agregarse, debido a un mal equipo de trabajo, más interesado en conservar cargos y en crear sus propias ínsulas, y otros que trabajan para proyectos políticos futuros.

Cuitláhuac entonces tendrá que pasar la difícil prueba del 2021 si aspira a quedarse como inquilino de Palacio de Gobierno, o resignarse a irse con más pena que gloria, pese a su arrasador triunfo electoral frente a un duro adversario como era Miguel Ángel Yunes Linares que pretendía heredar el poder a su primogénito, aunque a decir verdad ese resultado fue para López Obrador que arrasó en la República por el proyecto esperanzador que ofreció a los ciudadanos.

Se quedarán con el bat al hombro dos o tres aspirantes a suceder al ex catedrático de la UV, aunque en política nada puede descartarse y ahí estarían, para lo que se ofrezca, al senador Ricardo Ahued Bardehuil o al secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros Burgos, pese al lastre que carga de ejercer la política del garrote, sin ánimo de conciliar, aunque con la ventaja de pertenecer a la avanzada de la secretaria Rocío Nahle García, quien podría estar llamada a ser la candidata de Morena al gobierno veracruzano en la elección de 2024.

Tras cumplir los dos primeros años de ejercer el cargo de gobernador, en las semanas o meses por transcurrir van a surgir todo tipo de especulaciones sobre el futuro político de Cuitláhuac García Jiménez, de si se queda a cumplir el periodo para el que fue electo hasta el 2024, o el presidente Andrés Manuel López Obrador lo invita al gabinete para aprovechar esa honestidad a la que siempre se refiere cuando viene de gira a Veracruz.

Como se sabe, con este tiempo transcurrido ya no es necesario ir a una incierta elección extraordinaria que hasta pudiera poner en riesgo ratificar el triunfo de Morena; si llegara a presentarse un eventual relevo, esa facultad corresponde al Congreso del estado, para dar formalidad al nombramiento del sustituto, como ya ocurrió en 1988 cuando el secretario de Gobierno, Dante Alfonso Delgado Rannauro, concluyó el periodo del gobernador Fernando Gutiérrez Barrios, quien se incorporó a la Secretaría de Gobernación (Segob) con Carlos Salinas de Gortari.

Alguno, o varios políticos, quisieran que pueda presentarse esa misma oportunidad, pero dependerá todo de las circunstancias, especialmente de los resultados de la elección del próximo año y el cálculo, que a partir de ese hecho se haga desde el más alto mando del país.

¿En este momento hay necesidad de cambios en Veracruz? No existe indicio de que eso pudiera ocurrir, o al menos no por ahora; lo que sí se observa es que García tiene el voto de confianza más importante que siempre ha gravitado en el sistema político mexicano, por el mérito de mantenerse alineado al interés del gobierno de la República, y esa lealtad ha sido, y sigue siendo, tan importante como tener brillo propio, y más en los tiempos actuales cuando los adversarios de la 4T aprovechan cualquier resquicio de error para soltar metralla contra AMLO.

Desde luego que en el gobierno central no se ignora que la oposición se frota las manos teniendo a CGJ al frente del gobierno estatal, por sus escasos o nulos resultados en prácticamente todas las áreas sustantivas, especialmente en seguridad y su incumpliento de resolver la violencia y reducir el índice delictivo en estos dos años de gobierno, la falta de inversiones relevantes y un índice de empleo en picada, agravado por la pandemia; pocas obras de infraestructura, ninguna de importancia, en carreteras y municipios; un mayor endeudamiento público por nuevos créditos contratados, escándalos de presumibles actos de corrupción por licitaciones irregulares, nepotismo, y todo lo que quiera agregarse, debido a un mal equipo de trabajo, más interesado en conservar cargos y en crear sus propias ínsulas, y otros que trabajan para proyectos políticos futuros.

Cuitláhuac entonces tendrá que pasar la difícil prueba del 2021 si aspira a quedarse como inquilino de Palacio de Gobierno, o resignarse a irse con más pena que gloria, pese a su arrasador triunfo electoral frente a un duro adversario como era Miguel Ángel Yunes Linares que pretendía heredar el poder a su primogénito, aunque a decir verdad ese resultado fue para López Obrador que arrasó en la República por el proyecto esperanzador que ofreció a los ciudadanos.

Se quedarán con el bat al hombro dos o tres aspirantes a suceder al ex catedrático de la UV, aunque en política nada puede descartarse y ahí estarían, para lo que se ofrezca, al senador Ricardo Ahued Bardehuil o al secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros Burgos, pese al lastre que carga de ejercer la política del garrote, sin ánimo de conciliar, aunque con la ventaja de pertenecer a la avanzada de la secretaria Rocío Nahle García, quien podría estar llamada a ser la candidata de Morena al gobierno veracruzano en la elección de 2024.