/ jueves 11 de noviembre de 2021

Lozoya: del cielo al infierno con López Obrador

“Le sobró tiempo y no nos dio prueba alguna contra todos los que señala en su denuncia, pero tuvo espacio para ir a cenar con lujos y comodidades”, dijo AMLO horas antes de la audiencia donde Emilio Lozoya recibió su segundo encarcelamiento preventivo. “Ya Peña nos había advertido sobre él”, reprochó a los presentes.

Y es que López Obrador fue consultado de nueva cuenta sobre si se afilarían armas contra el exdirector de Pemex, a lo cual, sin pensarlo mucho, dio su anuencia en llamada telefónica privada. “No entiendo la necesidad de preguntarme otra vez sobre un asunto que ya estaba decidido. Para su mala suerte le tomaron una foto”, sentenció el tabasqueño.

Sin embargo, los “preguntones” no estaban tan errados, pues días antes, posterior a una “mañanera”, el Presidente había insinuado que si Lozoya resarcía el daño que le correspondía por los casos de Odebrecht y Agronitrogenados, podrían llegar a un acuerdo para evitarle la prisión preventiva.

“Tendrían que ser varios millones de dólares, pero si los da, estaría resarciendo el daño, y podríamos pensar en llegar a un acuerdo”, había dicho en aquel momento el tabasqueño. Más alguien se encargó de mostrarle de nuevo la foto en el Hunan, “restregarle” la falta de respeto a su persona, y claro, aquella nota de Peña Nieto que retumbaba en su mente: te lo dije, te lo dije. Y es que el Presidente ya había sido informado, (semanas antes), que difícilmente caerían “peces gordos” por los dichos de Lozoya, lo cual llevaba la situación, irremediablemente, a castigar al único que podían y tenían a la mano para generar alguna percepción de justicia: el propio exdirector de Pemex.

Difícilmente armarán algo contra Videgaray y mucho menos irán por Peña, de ahí que al gobierno de López Obrador sólo le quede pujar fuerte por Ricardo Anaya para el próximo año. “La estrategia de detenciones espectaculares proyectadas y calendarizadas se nos cayó, en buena medida por intercambios de beneficios, no contábamos con la existencia de tantos videos incómodos”, me dijeron en Palacio Nacional.

“No olvide, señor Presidente, que tiene usted programada una comunicación con EPN para tocar el tema de Lozoya, y de paso, quizá, algunos asuntos referentes al 2024”, recordaron al de Tabasco. “Sí, a ver si no se me junta con lo de Washington, pero de que hablamos, hablamos; es importante”.

“Le sobró tiempo y no nos dio prueba alguna contra todos los que señala en su denuncia, pero tuvo espacio para ir a cenar con lujos y comodidades”, dijo AMLO horas antes de la audiencia donde Emilio Lozoya recibió su segundo encarcelamiento preventivo. “Ya Peña nos había advertido sobre él”, reprochó a los presentes.

Y es que López Obrador fue consultado de nueva cuenta sobre si se afilarían armas contra el exdirector de Pemex, a lo cual, sin pensarlo mucho, dio su anuencia en llamada telefónica privada. “No entiendo la necesidad de preguntarme otra vez sobre un asunto que ya estaba decidido. Para su mala suerte le tomaron una foto”, sentenció el tabasqueño.

Sin embargo, los “preguntones” no estaban tan errados, pues días antes, posterior a una “mañanera”, el Presidente había insinuado que si Lozoya resarcía el daño que le correspondía por los casos de Odebrecht y Agronitrogenados, podrían llegar a un acuerdo para evitarle la prisión preventiva.

“Tendrían que ser varios millones de dólares, pero si los da, estaría resarciendo el daño, y podríamos pensar en llegar a un acuerdo”, había dicho en aquel momento el tabasqueño. Más alguien se encargó de mostrarle de nuevo la foto en el Hunan, “restregarle” la falta de respeto a su persona, y claro, aquella nota de Peña Nieto que retumbaba en su mente: te lo dije, te lo dije. Y es que el Presidente ya había sido informado, (semanas antes), que difícilmente caerían “peces gordos” por los dichos de Lozoya, lo cual llevaba la situación, irremediablemente, a castigar al único que podían y tenían a la mano para generar alguna percepción de justicia: el propio exdirector de Pemex.

Difícilmente armarán algo contra Videgaray y mucho menos irán por Peña, de ahí que al gobierno de López Obrador sólo le quede pujar fuerte por Ricardo Anaya para el próximo año. “La estrategia de detenciones espectaculares proyectadas y calendarizadas se nos cayó, en buena medida por intercambios de beneficios, no contábamos con la existencia de tantos videos incómodos”, me dijeron en Palacio Nacional.

“No olvide, señor Presidente, que tiene usted programada una comunicación con EPN para tocar el tema de Lozoya, y de paso, quizá, algunos asuntos referentes al 2024”, recordaron al de Tabasco. “Sí, a ver si no se me junta con lo de Washington, pero de que hablamos, hablamos; es importante”.