/ viernes 13 de agosto de 2021

Morena, entre simulaciones y tiempo perdido

Más vale tarde que nunca, la determinación del ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación debió darse inmediatamente después de la aprobación en el senado de la propuesta anticonstitucional, impuesta por el Poder Ejecutivo, para prorrogar el mandato por 2 años más, del presidente de nuestro máximo Tribunal Federal.

El diputado federal de Morena Porfirio Muñoz Ledo a propósito de la reciente declaración pública del ministro Zaldívar, donde renuncia a la prórroga de mandato, le critica a Lelo de Larrea, que ahora renuncia “al ejercicio de un derecho, del que carece” lo que lleva al ministro presidente a caer en “falsedad”.

Independientemente de que el diálogo entre Muñoz Ledo y Arturo Zaldívar no se dará, lo que desde hoy se puede observar, es que los morenistas tienen por costumbre prometer lo imposible, con tal de mantenerse en los reflectores del ambiente político Nacional, vale recordar la famosa “rifa del avión presidencial”, que a 3 años del mandato de AMLO, la aeronave aludida sigue costando al gobierno de México, su resguardo y mantenimiento en hangares de aeropuertos norteamericanos y por un capricho no se usa y mucho menos se vende al precio que se pretende. De continuar así el gobierno de la 4T, finalizará su periodo en medio de simulaciones, sin cumplir al pueblo que votó por esa opción y las reivindicaciones sociales, en vez de aumentar, han disminuido. Lo que sí es cierto, es que Porfirio Muñoz Ledo anunció que se iría del partido Morena, si el ministro Zaldívar conseguía la prórroga de su periodo, lo que desde luego no ocurrió y por ende Porfirio sigue siendo un baluarte de los morenistas pensantes.

También hay que observar que Muñoz Ledo se ha vuelto uno de los mayores críticos del presidente López Obrador, puesto que el fiel de la balanza en la elección interna para la presidencia de Morena, lo inclinó AMLO en favor de Mario Delgado, desplazando a don Porfirio Muñoz Ledo, quien había ganado en las urnas; y en política, juego que tiene desquite, no hay quien se pique.

Más vale tarde que nunca, la determinación del ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación debió darse inmediatamente después de la aprobación en el senado de la propuesta anticonstitucional, impuesta por el Poder Ejecutivo, para prorrogar el mandato por 2 años más, del presidente de nuestro máximo Tribunal Federal.

El diputado federal de Morena Porfirio Muñoz Ledo a propósito de la reciente declaración pública del ministro Zaldívar, donde renuncia a la prórroga de mandato, le critica a Lelo de Larrea, que ahora renuncia “al ejercicio de un derecho, del que carece” lo que lleva al ministro presidente a caer en “falsedad”.

Independientemente de que el diálogo entre Muñoz Ledo y Arturo Zaldívar no se dará, lo que desde hoy se puede observar, es que los morenistas tienen por costumbre prometer lo imposible, con tal de mantenerse en los reflectores del ambiente político Nacional, vale recordar la famosa “rifa del avión presidencial”, que a 3 años del mandato de AMLO, la aeronave aludida sigue costando al gobierno de México, su resguardo y mantenimiento en hangares de aeropuertos norteamericanos y por un capricho no se usa y mucho menos se vende al precio que se pretende. De continuar así el gobierno de la 4T, finalizará su periodo en medio de simulaciones, sin cumplir al pueblo que votó por esa opción y las reivindicaciones sociales, en vez de aumentar, han disminuido. Lo que sí es cierto, es que Porfirio Muñoz Ledo anunció que se iría del partido Morena, si el ministro Zaldívar conseguía la prórroga de su periodo, lo que desde luego no ocurrió y por ende Porfirio sigue siendo un baluarte de los morenistas pensantes.

También hay que observar que Muñoz Ledo se ha vuelto uno de los mayores críticos del presidente López Obrador, puesto que el fiel de la balanza en la elección interna para la presidencia de Morena, lo inclinó AMLO en favor de Mario Delgado, desplazando a don Porfirio Muñoz Ledo, quien había ganado en las urnas; y en política, juego que tiene desquite, no hay quien se pique.