/ martes 23 de noviembre de 2021

Morena, veto a radicales

A diferencia de la sucesión presidencial de 2018, cuando para desplazar al PRI y al PAN del poder tuvieron que incorporar a su Movimiento de Regeneración Nacional a priistas y panistas...

Algunos de los cuales fueron recompensados con diputaciones, senadurías, gubernaturas y posiciones en el gabinete federal–, ahora todo parece indicar que el ala dura de Morena, confiada en el arrastre popular del presidente López Obrador y el control del partido de más de la mitad de los 32 gobiernos estatales, se dispone a vetar en 2024 a quienes le generan desconfianza por no sentirlos plenamente identificados con el proyecto de la Cuarta Transformación.

Esta radical corriente morenista, por ejemplo, es la que empuja la precandidatura de Claudia Sheinbaum a la Presidencia de la República, pues la Jefa de Gobierno de la CDMX proviene de movimientos estudiantiles, sociales y partidistas de la izquierda. Y para la gubernatura de Veracruz apoyan las aspiraciones de la secretaria de Energía, Rocío Nahle, quien primero militó en el PRD y luego, en 2015, fue la primera diputada federal del obradorismo electa en Coatzacoalcos.

Por eso no fue casual que hace un mes, al preguntarle sobre el activismo que desde septiembre viene desplegando Sergio Gutiérrez Luna en la entidad, el gobernador Cuitláhuac García desconociera olímpicamente al diputado federal, refiriendo que desde que él inició a sus 17 años de edad la lucha por la transformación de Veracruz y del país, jamás vio al político nativo de Minatitlán. “Conozco muy bien quiénes contribuyeron aquí en Veracruz a este logro de la transformación y en la última etapa también (…) Yo nunca vi a un Sergio Gutiérrez Luna”, remarcó García Jiménez, señalando que sólo “sé que vino del PAN y su esposa estuvo en el PRI, y que finalmente llegó a Texcoco y ahí se vinculó con Morena”.

Actualmente, la esposa de Gutiérrez Luna, Diana Karina Barreras, es diputada local del PT en el estado de Sonora, donde radica con sus dos pequeños hijos.

A finales de septiembre, en un programa de televisión por internet moderado por el académico John Ackerman, el escritor y consejero nacional de Morena, Paco Ignacio Taibo II, actual director del Fondo de Cultura Económica, hizo duras críticas a su partido por haberles abierto las puertas “a los sapos que provienen del PRI” y “de ultraderecha” del PAN.

“No podemos dejar a personas dispuestas a traicionar a Morena en 5 minutos y clavarte el cuchillo por la espalda.

“Tenemos que volver a los principios, a la mentalidad de un partido de izquierda. Hoy por hoy Morena no sirve…”, afirmó.

En Durango, estado que elegirá gobernador en 2022, ya vetaron a Manuel Espino Barrientos, exdirigente nacional del PAN vinculado al grupo ultraderechista El Yunque y actual Comisionado del Servicio de Protección Federal.

¿Dejarán pasar en Veracruz a Gutiérrez Luna en 2024 o el diputado tendrá que buscar la candidatura por el partido de su esposa? Sin embargo, en una potencial alianza, difícilmente los radicales de Morena le cederían al PT este bastión obradorista.

A diferencia de la sucesión presidencial de 2018, cuando para desplazar al PRI y al PAN del poder tuvieron que incorporar a su Movimiento de Regeneración Nacional a priistas y panistas...

Algunos de los cuales fueron recompensados con diputaciones, senadurías, gubernaturas y posiciones en el gabinete federal–, ahora todo parece indicar que el ala dura de Morena, confiada en el arrastre popular del presidente López Obrador y el control del partido de más de la mitad de los 32 gobiernos estatales, se dispone a vetar en 2024 a quienes le generan desconfianza por no sentirlos plenamente identificados con el proyecto de la Cuarta Transformación.

Esta radical corriente morenista, por ejemplo, es la que empuja la precandidatura de Claudia Sheinbaum a la Presidencia de la República, pues la Jefa de Gobierno de la CDMX proviene de movimientos estudiantiles, sociales y partidistas de la izquierda. Y para la gubernatura de Veracruz apoyan las aspiraciones de la secretaria de Energía, Rocío Nahle, quien primero militó en el PRD y luego, en 2015, fue la primera diputada federal del obradorismo electa en Coatzacoalcos.

Por eso no fue casual que hace un mes, al preguntarle sobre el activismo que desde septiembre viene desplegando Sergio Gutiérrez Luna en la entidad, el gobernador Cuitláhuac García desconociera olímpicamente al diputado federal, refiriendo que desde que él inició a sus 17 años de edad la lucha por la transformación de Veracruz y del país, jamás vio al político nativo de Minatitlán. “Conozco muy bien quiénes contribuyeron aquí en Veracruz a este logro de la transformación y en la última etapa también (…) Yo nunca vi a un Sergio Gutiérrez Luna”, remarcó García Jiménez, señalando que sólo “sé que vino del PAN y su esposa estuvo en el PRI, y que finalmente llegó a Texcoco y ahí se vinculó con Morena”.

Actualmente, la esposa de Gutiérrez Luna, Diana Karina Barreras, es diputada local del PT en el estado de Sonora, donde radica con sus dos pequeños hijos.

A finales de septiembre, en un programa de televisión por internet moderado por el académico John Ackerman, el escritor y consejero nacional de Morena, Paco Ignacio Taibo II, actual director del Fondo de Cultura Económica, hizo duras críticas a su partido por haberles abierto las puertas “a los sapos que provienen del PRI” y “de ultraderecha” del PAN.

“No podemos dejar a personas dispuestas a traicionar a Morena en 5 minutos y clavarte el cuchillo por la espalda.

“Tenemos que volver a los principios, a la mentalidad de un partido de izquierda. Hoy por hoy Morena no sirve…”, afirmó.

En Durango, estado que elegirá gobernador en 2022, ya vetaron a Manuel Espino Barrientos, exdirigente nacional del PAN vinculado al grupo ultraderechista El Yunque y actual Comisionado del Servicio de Protección Federal.

¿Dejarán pasar en Veracruz a Gutiérrez Luna en 2024 o el diputado tendrá que buscar la candidatura por el partido de su esposa? Sin embargo, en una potencial alianza, difícilmente los radicales de Morena le cederían al PT este bastión obradorista.

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