/ lunes 10 de junio de 2019

Nassón: sus otras ‘víctimas’

De los políticos veracruzanos ligados al poderoso líder de la iglesia la Luz del Mundo, Naasón Joaquín García, el más damnificado, ha resultado ser el actual diputado federal priista Héctor Yunes Landa, contra el cual se han estado difundiendo videos de algunas de sus participaciones en eventos encabezados por el autodenominado Apóstol de Jesucristo.

A reserva de lo que finalmente ocurra con el proceso penal que la Fiscalía del estado de California, en Estados Unidos, ha emprendido en contra del líder religioso acusado de 26 cargos de violación sexual, tráfico de personas y pornografía infantil, lo cierto es que Yunes Landa cargará durante un buen rato con este pesado estigma que podría afectarle en sus aspiraciones políticas futuristas, tal como en la sucesión gubernamental de 2016 le impactó aquella campaña negra que en su contra activaron sus adversarios aprovechándose de un reconocimiento público que meses antes le había hecho al entonces gobernador priista Javier Duarte, a quien sin empacho se atrevió a llamarlo su “jefe político”.

Ya, a mediados de mayo, tres semanas antes de la detención de Naasón, a Héctor Yunes le había llovido por su presencia en aquel polémico homenaje que algunos de sus influyentes seguidores, cercanos al gobierno de la 4T, le organizaron al Apóstol de Jesucristo en el Palacio Nacional de Bellas Artes. Sin embargo, la semana anterior, con los delitos que le imputó la Fiscalía californiana la situación del líder religioso se agravó y está por arrastrar las aspiraciones de sus protegidos.

Aunque, de hecho, el apoyo de la iglesia que representa tampoco fue relevante en la sucesión de 2016 en Veracruz, pues Yunes Landa terminó perdiendo la elección.

Luego de este trágico episodio protagonizado por el líder religioso, Héctor Yunes tendrá que reinventarse y construir nuevas alianzas si de veras quiere aparecer en la boleta electoral de 2024, aunque primero deberá buscar sobrevivir políticamente en 2021 cuando concluya su gestión en la Cámara baja del Congreso de la Unión, pues ya no podrá reelegirse en el PRI como diputado plurinominal, sino que tendría que contender como candidato de mayoría relativa, opción que no se ve fácil para el aspirante priista a gobernador ante la fuerte competencia que se dará entre Morena y el PAN con sus respectivos partidos aliados.

Además, entre el priismo, Yunes Landa ha ido perdiendo adeptos, tal como se evidenció en el reciente proceso interno para la elección de la nueva dirigencia estatal que ganó Marlon Ramírez, quien no era su candidato.

Y el viernes antepasado fue muy notoria su ausencia en la comida del rancho San Julián, de la familia Yunes Zorrilla, de Perote, en la que el invitado principal fue José Antonio Meade, cuya campaña presidencial de 2018 coordinó Héctor Yunes en Veracruz.


De los políticos veracruzanos ligados al poderoso líder de la iglesia la Luz del Mundo, Naasón Joaquín García, el más damnificado, ha resultado ser el actual diputado federal priista Héctor Yunes Landa, contra el cual se han estado difundiendo videos de algunas de sus participaciones en eventos encabezados por el autodenominado Apóstol de Jesucristo.

A reserva de lo que finalmente ocurra con el proceso penal que la Fiscalía del estado de California, en Estados Unidos, ha emprendido en contra del líder religioso acusado de 26 cargos de violación sexual, tráfico de personas y pornografía infantil, lo cierto es que Yunes Landa cargará durante un buen rato con este pesado estigma que podría afectarle en sus aspiraciones políticas futuristas, tal como en la sucesión gubernamental de 2016 le impactó aquella campaña negra que en su contra activaron sus adversarios aprovechándose de un reconocimiento público que meses antes le había hecho al entonces gobernador priista Javier Duarte, a quien sin empacho se atrevió a llamarlo su “jefe político”.

Ya, a mediados de mayo, tres semanas antes de la detención de Naasón, a Héctor Yunes le había llovido por su presencia en aquel polémico homenaje que algunos de sus influyentes seguidores, cercanos al gobierno de la 4T, le organizaron al Apóstol de Jesucristo en el Palacio Nacional de Bellas Artes. Sin embargo, la semana anterior, con los delitos que le imputó la Fiscalía californiana la situación del líder religioso se agravó y está por arrastrar las aspiraciones de sus protegidos.

Aunque, de hecho, el apoyo de la iglesia que representa tampoco fue relevante en la sucesión de 2016 en Veracruz, pues Yunes Landa terminó perdiendo la elección.

Luego de este trágico episodio protagonizado por el líder religioso, Héctor Yunes tendrá que reinventarse y construir nuevas alianzas si de veras quiere aparecer en la boleta electoral de 2024, aunque primero deberá buscar sobrevivir políticamente en 2021 cuando concluya su gestión en la Cámara baja del Congreso de la Unión, pues ya no podrá reelegirse en el PRI como diputado plurinominal, sino que tendría que contender como candidato de mayoría relativa, opción que no se ve fácil para el aspirante priista a gobernador ante la fuerte competencia que se dará entre Morena y el PAN con sus respectivos partidos aliados.

Además, entre el priismo, Yunes Landa ha ido perdiendo adeptos, tal como se evidenció en el reciente proceso interno para la elección de la nueva dirigencia estatal que ganó Marlon Ramírez, quien no era su candidato.

Y el viernes antepasado fue muy notoria su ausencia en la comida del rancho San Julián, de la familia Yunes Zorrilla, de Perote, en la que el invitado principal fue José Antonio Meade, cuya campaña presidencial de 2018 coordinó Héctor Yunes en Veracruz.


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