En el ejercicio legislativo, la búsqueda de consensos y el diálogo son fundamentales para el avance de políticas que beneficien a la ciudadanía. Sin embargo, en el Congreso de Veracruz, hemos sido testigos de una estrategia recurrente que obstaculiza este proceso: romper el quórum. Este acto, que a simple vista puede parecer una táctica parlamentaria más, en realidad se ha convertido en una nueva modalidad de violencia que atenta contra el funcionamiento democrático de nuestras instituciones.
La "parálisis legislativa", entendida como la incapacidad deliberada de un órgano legislativo para cumplir con sus funciones debido a la falta de quórum, debe ser reconocida como una forma de violencia política e institucional. Este fenómeno, cuando es utilizado sistemáticamente, no solo frustra el avance de importantes iniciativas legislativas, sino que también socava la confianza pública en la efectividad y legitimidad del Congreso.
En Veracruz, hemos sido testigos de cómo esta táctica es empleada para frenar el progreso de propuestas que, en muchos casos, buscan mejorar la vida de nuestros ciudadanos. Es por ello que proponemos acuñar oficialmente esta modalidad de violencia legislativa, con el fin de que sea incluida en el catálogo de violencias contempladas en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
El pasado martes 9 del presente mes, durante mi intervención en tribuna para dar el pronunciamiento enlistado en el orden del día, la mayoría oficialista cerró mis micrófonos apenas minutos después de comenzar. Esto constituye un acto de violencia política e institucional, obstaculizando mi labor y mi libertad de expresión. Como legisladora, mis atribuciones y la representatividad de mi encargo me obligan a seguir luchando por la dictaminación de las 298 iniciativas pendientes, que a su vez deben subir al pleno para ser votadas. ¿Qué clase de democracia permite silenciar a sus representantes cuando a quienes representamos es al pueblo de Veracruz?
Desde mi llegada al Congreso del Estado de Veracruz, siempre me he caracterizado por hacer causa común con mis compañeros y compañeras legisladoras. Nuestra misión es clara: defender las iniciativas que beneficien a nuestra población, sin importar las diferencias partidistas. Sin embargo, es imperativo que identifiquemos y combatamos estas prácticas que buscan paralizar nuestro trabajo. El romper el quórum, lejos de ser una simple y vieja estrategia, debe ser visto como un acto que daña la esencia misma de la democracia. Esta práctica impide el debate, frustra la toma de decisiones y, en última instancia, perjudica a los ciudadanos que representamos.
Al reconocer la "parálisis legislativa" como una forma de violencia política e institucional, enviamos un mensaje claro: no toleraremos tácticas que obstruyan el funcionamiento democrático de nuestro Congreso.
Abogamos por una legislación que proteja el derecho de los ciudadanos a ser representados de manera efectiva y que sancione a quienes utilicen estas prácticas para sabotear el proceso legislativo. Como nueva generación de políticos en Veracruz, estoy convencida de que podemos construir nuevos códigos de entendimiento y de construcción al diálogo, puentes y, sobre todo, respeto. El camino hacia una vida libre de violencia no solo se recorre en el ámbito personal o comunitario, sino también en nuestras instituciones.
Es por ello que invito a mis colegas y a la ciudadanía en general a unir fuerzas para combatir la "parálisis legislativa" y garantizar que nuestras leyes se elaboren y aprueben en un ambiente de respeto y diálogo. La defensa de la democracia es una tarea constante y colectiva. Juntos, podemos construir un Veracruz más fuerte y justo, donde el trabajo legislativo refleje verdaderamente los intereses y necesidades de nuestra gente.