/ lunes 13 de mayo de 2019

¿Qué es lo que verdaderamente necesitas para vivir?

Primeramente oxígeno, respiras aire en cada instante y aun así, ¿cuánto te preocupas por la calidad del mismo?

Quizás al sentir la irritación en ojos, nariz y garganta es cuando comenzamos a cuestionar si tenemos responsabilidad en el entorno, si realmente pequeñas acciones pueden marcar la diferencia. Y si la suma de pequeños esfuerzos llega a impactar en las especies a nuestro alrededor.

Hagamos la prueba sobre nuestro consumo, mayo es un mes de festejos en los que se compran desechables al por mayor, los cuales prevalecerán generación tras generación, mimetizándose con la naturaleza y dañando nuestros ecosistemas, pero el problema es más profundo que el consumo de desechables. La mayoría de seres humanos tenemos hábitos de consumo que con el tiempo dejan una gran huella ecológica.

Por ejemplo, compramos infinidad de productos en envases que terminan en la basura o aquellos como las pastas de dientes que traen empaques adicionales innecesarios, para las fiestas adquirimos recuerditos y regalos que muchas veces se quedan ahí tirados, consideramos que un vaso de plástico, una caja o un popote no producen mayor daño, aunque lo cierto es que sí. Un popote, un vaso o una bolsa pueden acabar con la vida de diversas especies.

Los daños son tangibles, lo experimentamos con los extremos cambios de temperatura, con plagas en las playas o los incendios por nuestros descuidos humanos. ¿Nos parece habitable un mundo así? Quizás por ahora, porque en general nos hemos acostumbrado a pensar a corto plazo, ignorando que vienen nuevas generaciones, las cuales tienen derecho a disfrutar de un planeta digno.

Pero no hablemos de las actividades que ya todos sabemos que se pueden transformar y el impacto en el entorno, hablemos de la situación actual de nuestro planeta, del 25% de especies estudiadas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza que se encuentra en peligro de extinción, de la contaminación que hemos generado en ríos y mares dejando al 40% de la población del planeta sin agua limpia y potable.

Hablemos del aumento de fertilizantes, los cuales consumimos en los alimentos y, por ende, han aumentado las enfermedades, o de los incendios forestales que además de ser originados por descuidos, también lo son por las altas temperaturas. De acuerdo con los científicos y especialistas creadores del documental “Nuestro planeta”, de no modificar pronto nuestro consumo estamos destinados a desaparecer muy pronto.

Con las acciones que hemos realizado a lo largo de la historia, hemos afectado junglas y bosques, rompiendo un equilibrio que nos permitía cubrir las necesidades y también prevalecer en climas y ecosistemas seguros, estas acciones se pueden revertir si somos más conscientes de que compartimos este mundo con otros seres vivos, incluso cambiando pequeños hábitos puede mejorar nuestra calidad de vida.

Comencemos por nosotros, porque no se trata sólo de salvar a osos polares, sino de salvarnos todos, cada acción cuenta y al igual que el resto de problemas, éste también se debe atacar desde la educación tanto en el hogar como en la escuela, fomentemos una vida más armónica y natural.

zairosas.22@gmail.com

Primeramente oxígeno, respiras aire en cada instante y aun así, ¿cuánto te preocupas por la calidad del mismo?

Quizás al sentir la irritación en ojos, nariz y garganta es cuando comenzamos a cuestionar si tenemos responsabilidad en el entorno, si realmente pequeñas acciones pueden marcar la diferencia. Y si la suma de pequeños esfuerzos llega a impactar en las especies a nuestro alrededor.

Hagamos la prueba sobre nuestro consumo, mayo es un mes de festejos en los que se compran desechables al por mayor, los cuales prevalecerán generación tras generación, mimetizándose con la naturaleza y dañando nuestros ecosistemas, pero el problema es más profundo que el consumo de desechables. La mayoría de seres humanos tenemos hábitos de consumo que con el tiempo dejan una gran huella ecológica.

Por ejemplo, compramos infinidad de productos en envases que terminan en la basura o aquellos como las pastas de dientes que traen empaques adicionales innecesarios, para las fiestas adquirimos recuerditos y regalos que muchas veces se quedan ahí tirados, consideramos que un vaso de plástico, una caja o un popote no producen mayor daño, aunque lo cierto es que sí. Un popote, un vaso o una bolsa pueden acabar con la vida de diversas especies.

Los daños son tangibles, lo experimentamos con los extremos cambios de temperatura, con plagas en las playas o los incendios por nuestros descuidos humanos. ¿Nos parece habitable un mundo así? Quizás por ahora, porque en general nos hemos acostumbrado a pensar a corto plazo, ignorando que vienen nuevas generaciones, las cuales tienen derecho a disfrutar de un planeta digno.

Pero no hablemos de las actividades que ya todos sabemos que se pueden transformar y el impacto en el entorno, hablemos de la situación actual de nuestro planeta, del 25% de especies estudiadas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza que se encuentra en peligro de extinción, de la contaminación que hemos generado en ríos y mares dejando al 40% de la población del planeta sin agua limpia y potable.

Hablemos del aumento de fertilizantes, los cuales consumimos en los alimentos y, por ende, han aumentado las enfermedades, o de los incendios forestales que además de ser originados por descuidos, también lo son por las altas temperaturas. De acuerdo con los científicos y especialistas creadores del documental “Nuestro planeta”, de no modificar pronto nuestro consumo estamos destinados a desaparecer muy pronto.

Con las acciones que hemos realizado a lo largo de la historia, hemos afectado junglas y bosques, rompiendo un equilibrio que nos permitía cubrir las necesidades y también prevalecer en climas y ecosistemas seguros, estas acciones se pueden revertir si somos más conscientes de que compartimos este mundo con otros seres vivos, incluso cambiando pequeños hábitos puede mejorar nuestra calidad de vida.

Comencemos por nosotros, porque no se trata sólo de salvar a osos polares, sino de salvarnos todos, cada acción cuenta y al igual que el resto de problemas, éste también se debe atacar desde la educación tanto en el hogar como en la escuela, fomentemos una vida más armónica y natural.

zairosas.22@gmail.com