/ lunes 7 de diciembre de 2020

Reactivación, sin importar a qué costo

Veracruz amanecerá este lunes como el tercer estado del país en pasar de semáforo amarillo a verde, después de Chiapas y Campeche.

Lo que significa que en su manejo epidemiológico logró bajar al mínimo el riesgo de contagio de Covid-19, una increíble hazaña que no han podido obtener el resto de los gobiernos estatales en el país, donde siguen muriendo más ciudadanos infectados del virus, y por lo que decidieron quedarse en clasificación amarillo, de riesgo medio (Oaxaca, Colima y Tlaxcala), 24 entidades en color naranja, diez de ellas a un paso de alcanzar el nivel rojo de máximo riesgo: Sonora, Coahuila, Nuevo León, Durango, Guanajuato, Querétaro, Aguascalientes, Hidalgo, Estado de México y Ciudad de México, y las que ya se encuentran en rojo, Baja California y Zacatecas. Los parámetros de variación de color, según el cual se toman decisiones para cerrar o reabrir parcial o totalmente las actividades económicas, son la ocupación y tendencia hospitalaria, tasa de reproducción del coronavirus y porcentaje de positividad, indicadores y evaluación semanal que realizan los gobiernos de los estados, especialistas en la materia y la propia Secretaría de Salud, con lo cual cada entidad puede cambiar de un color a otro, aunque la SS se ha sacudido esa responsabilidad y la ha derivado a los gobernadores de los estados, quienes tiene la última palabra al respecto. Muchos de esos mandatarios, sobre todo del norte de la República contrarios a Morena y a la desafortunada estrategia sanitaria del zar de la pandemia, Hugo López Gatell, que ha dejado casi 109 mil muertes reconocidas, al sábado pasado, aunque otras cifras calculan que son más de 300 mil, la mayoría escondidos en subregistros de de fallecimientos por “neumonía atípica”, decidieron mantener la alerta de riesgo alto. Ciudad de México es el caso más emblemático de la gravedad del problema, por los contagios registrados en los últimos días; se encuentra al límite de la clasificación epidemiológica naranja, cuando tiene casi rebasada su capacidad hospitalaria. Lo raro es que lo mismo sucede en la zona de Veracruz, aunque oficialmente no se reconozca; además, las autoridades sanitarias no podrían explicar cómo pueden estimar una baja en el nivel de contagios cuando no se realizan pruebas para determinarlo, cómo sí lo hace el gobierno de CdMx. ¿Qué reacción puede presentarse con el anuncio de que el estado de Veracruz está en semáforo verde? Los ciudadanos, muchísimos de por sí reacios al uso del cubrebocas y a mantener la sana distancia, seguramente van a dar rienda suelta a su comportamiento irresponsable. Muchos ahora se sentirán en libertad de organizar posadas en convivencia masiva, fiestas de aniversarios y las muy cercanas cenas familiares por navidad, las que se pueden convertir en terreno propicio para diseminar con mayor fuerza el mortal virus. En los mercados y comercios sucederá lo mismo, con gente confiada en lo que le dicen las autoridades de que el riesgo es menor, aunque se pida actuar con precaución. ¿El responsable de las muertes que puedan ocurrir en las próximas semanas después de esa autorización para salir a contagiarse podría atribuirse al doctor López Gatell? La respuesta es no, se deslindó del tema de la clasificación epidemiológica y, el único que lo acepta o rechaza es el titular del Ejecutivo y su staff del sector Salud.

opedro2006@gmail.com

Veracruz amanecerá este lunes como el tercer estado del país en pasar de semáforo amarillo a verde, después de Chiapas y Campeche.

Lo que significa que en su manejo epidemiológico logró bajar al mínimo el riesgo de contagio de Covid-19, una increíble hazaña que no han podido obtener el resto de los gobiernos estatales en el país, donde siguen muriendo más ciudadanos infectados del virus, y por lo que decidieron quedarse en clasificación amarillo, de riesgo medio (Oaxaca, Colima y Tlaxcala), 24 entidades en color naranja, diez de ellas a un paso de alcanzar el nivel rojo de máximo riesgo: Sonora, Coahuila, Nuevo León, Durango, Guanajuato, Querétaro, Aguascalientes, Hidalgo, Estado de México y Ciudad de México, y las que ya se encuentran en rojo, Baja California y Zacatecas. Los parámetros de variación de color, según el cual se toman decisiones para cerrar o reabrir parcial o totalmente las actividades económicas, son la ocupación y tendencia hospitalaria, tasa de reproducción del coronavirus y porcentaje de positividad, indicadores y evaluación semanal que realizan los gobiernos de los estados, especialistas en la materia y la propia Secretaría de Salud, con lo cual cada entidad puede cambiar de un color a otro, aunque la SS se ha sacudido esa responsabilidad y la ha derivado a los gobernadores de los estados, quienes tiene la última palabra al respecto. Muchos de esos mandatarios, sobre todo del norte de la República contrarios a Morena y a la desafortunada estrategia sanitaria del zar de la pandemia, Hugo López Gatell, que ha dejado casi 109 mil muertes reconocidas, al sábado pasado, aunque otras cifras calculan que son más de 300 mil, la mayoría escondidos en subregistros de de fallecimientos por “neumonía atípica”, decidieron mantener la alerta de riesgo alto. Ciudad de México es el caso más emblemático de la gravedad del problema, por los contagios registrados en los últimos días; se encuentra al límite de la clasificación epidemiológica naranja, cuando tiene casi rebasada su capacidad hospitalaria. Lo raro es que lo mismo sucede en la zona de Veracruz, aunque oficialmente no se reconozca; además, las autoridades sanitarias no podrían explicar cómo pueden estimar una baja en el nivel de contagios cuando no se realizan pruebas para determinarlo, cómo sí lo hace el gobierno de CdMx. ¿Qué reacción puede presentarse con el anuncio de que el estado de Veracruz está en semáforo verde? Los ciudadanos, muchísimos de por sí reacios al uso del cubrebocas y a mantener la sana distancia, seguramente van a dar rienda suelta a su comportamiento irresponsable. Muchos ahora se sentirán en libertad de organizar posadas en convivencia masiva, fiestas de aniversarios y las muy cercanas cenas familiares por navidad, las que se pueden convertir en terreno propicio para diseminar con mayor fuerza el mortal virus. En los mercados y comercios sucederá lo mismo, con gente confiada en lo que le dicen las autoridades de que el riesgo es menor, aunque se pida actuar con precaución. ¿El responsable de las muertes que puedan ocurrir en las próximas semanas después de esa autorización para salir a contagiarse podría atribuirse al doctor López Gatell? La respuesta es no, se deslindó del tema de la clasificación epidemiológica y, el único que lo acepta o rechaza es el titular del Ejecutivo y su staff del sector Salud.

opedro2006@gmail.com