Ha estado virtualmente fuera de los reflectores desde que solicitó licencia en el Senado en junio pasado, pero Ricardo Monreal retomará protagonismo a más tardar con el arranque del próximo año tras sujetarse a un periodo que ha comprobado que la política es en muchas ocasiones el arte de tragar sapos.
En el breve periodo de cinco meses, Monreal -uno de los políticos contemporáneos más sólidos- debió separarse del liderazgo en el Senado, renunciar a sus aspiraciones presidenciales, respaldar la postulación de Claudia Sheinbaum, ver cancelada la posibilidad de buscar la jefatura de Gobierno de la ciudad de México y, por fin, entrar a un limbo que hasta ahora no parecía marcar una ruta de resurgimiento.
Monreal Ávila, de 63 años, reaparecerá para retomar la conducción de la fracción parlamentaria de Morena en la llamada cámara alta, de acuerdo con fuentes familiarizadas con el político zacatecano, quien oportunamente revisó sus cartas y decidió no romper con el oficialismo.
Su nombre es mencionado con insistencia para retomar su escaño y destrabar negociaciones con los partidos de oposición para liberar un centenar de nombramientos atorados, algunos desde hace más un año. Entre ellos, el de dos magistrados en el tribunal federal electoral, tras las vacantes dejadas por el polémico José Luis Vargas Valdés -motejado “magistrado billetes”- e Indalfer Infante.
Entre estos nombramientos destaca también una veintena de magistrados de tribunales electorales en 17 entidades de la República, tres comisionados del INAI -órgano garante de transparencia-, miembros del tribunal federal de justicia administrativa, del tribunal agrario, así como diplomáticos.
Tras la postulación de la señora Sheinbaum como virtual candidata presidencial de Morena, a inicios de septiembre, Monreal abrió con ella y con otros personajes cercanos a Palacio una negociación que, hasta ahora, lo perfila como próximo líder del Congreso de la ciudad de México. No obstante, las charlas continúan, y no se descarta que sus espacios se amplíen con algunas posiciones que estaba programado entregar a Marcelo Ebrard, que no acaba de conciliar un pacto con la ganadora principal de este proceso.
La estrella de Monreal brilló intensamente en la primera mitad del gobierno López Obrador, con quien aparecía retratado desayunado en Palacio para acordar tanto asuntos parlamentarios como de otras agendas que cruzan la gobernabilidad de la autodenominada cuarta transformación. Pero las elecciones de 2021 desajustarían todos sus escenarios.
En aquellos comicios, que incluyeron la renovación de las cámaras de diputados federales y local de la capital del país -gobernada por Sheinbaum-, Morena sufrió amargos reveses, entre ellos en alcaldías capitalinas: una de ellas Cuauhtémoc, la “joya de la corona” en la ciudad. Ahí triunfó Sandra Cuevas, cercana al entonces dirigente senatorial, lo cual fue usado para argumentar una traición de éste al “movimiento” de López Obrador.
El “invierno” de Monreal incluyó una zanja de silencio con Palacio durante dos años. López Obrador administró su retorno, primero mediante mensajes transmitidos por el entonces secretario de Gobernación, Adán Augusto López. Luego le encomendó a Claudia Sheinbaum iniciar un acercamiento con el zacatecano. Ambos se reunieron en el antiguo Palacio del Ayuntamiento capitalino, en febrero de este año. La historia hizo ahí un rizo; comenzó un nuevo capítulo.
Apuntes: Manuel Velasco, exgobernador de Chiapas, ligado estrechamente por lazos familiares al presidente López Obrador, fracasó en su propósito de bloquear la candidatura de su rival político, el citado Eduardo Ramírez, en la puja por relevar al actual mandatario estatal, Rutilio Escandón. Velasco empujó hasta el último momento a su aliada Sasil de León, quien, según la encuesta oficial de Morena, sólo alcanzará el premio de consolación de una senaduría.