/ lunes 1 de febrero de 2021

Ricardo Ahued, titubeante

Ha venido creciendo fuerte la versión de que la posible candidatura del senador Ricardo Ahued a la presidencia municipal de Xalapa sería –parafraseando al laureado escritor colombiano del realismo mágico Gabriel García Márquez– la “Crónica de una muerte anunciada”.

Luego de la invitación –violando la normatividad electoral– que un grupo de diputados de Morena le hicieran al empresario xalapeño, las luces rojas se prendieron en uno de los grupos políticos más fuertes de este partido en Veracruz, cuando con el hashtag #MejorGobernador, miles de seguidores del legislador corearon a voz unánime que Xalapa era muy poca cosa para él y que mejor debería buscar la gubernatura.

Analistas de redes sociales descubrieron que con el anuncio, la popularidad de Ahued se disparó en las ciudades donde el expriista tiene una presencia más o menos significativa después de Xalapa, como Perote y ciudad Cardel. A pesar de que notaron que la gente lo conoce poco en el resto del territorio veracruzano, el “populómetro” del ahuedismo despertó celos y escozor.

Aunque los morenistas saben que lo necesitan, no se dudaría que si llegara a aceptar venir a recoger el tiradero del alcalde Hipólito Rodríguez, don Ricardo pudiera enfrentarse a una guerra interna sucia, de “fuego amigo”, para hacerlo perder. ¿Habrá ya medido esto el extitular de la Administración General de Aduanas?

Además, otros factores jugarían en su contra si finalmente aceptara la candidatura municipal. Primero, está por verse si de veras le dejarían barajear todas las posiciones que a él le interesarían, tanto en la planilla como en los puestos administrativos y de gobierno en el Ayuntamiento y, dos, si le autorizarían también levantar la alfombra del gobierno de Rodríguez Herrero, plagada de irregularidades financieras y subejercicio presupuestal, una mala práctica de los gobernantes que tanto ha criticado el senador y que inclusive ante la Cámara alta del Congreso de la Unión ha propuesto sancionar.

Caracterizado por una imagen de “hombre honesto”, sin embargo muchos se preguntan si don Ricardo practicaría una auditoría a fondo al munícipe morenista saliente, en caso de obtener el triunfo. ¿Aceptaría y se haría de la vista gorda frente al mar de irregularidades? ¿Actuaría en consecuencia, aplicando la ley y llevando ante la autoridad a los responsables?

No lo sabemos. Lo único cierto hasta ahora y que se expande como reguero de pólvora es que “el caso Ahued” tiene a muchos políticos de Morena con los ojos bien abiertos, para medir sus alcances o para utilizarlo y luego hacerlo a un lado, como tradicionalmente se acostumbra en la política mexicana y veracruzana.


Hasta el día de ayer, según trascendió en los altos círculos morenistas, el senador todavía no confirmaba si aceptaba ser postulado por segunda ocasión a la alcaldía xalapeña; sin embargo, con la publicación de la convocatoria, el expriista deberá dejar sus titubeos y decidirlo ya, pues la fecha límite para los registros se cierra antes de la medianoche del próximo domingo 7 de febrero.


Ha venido creciendo fuerte la versión de que la posible candidatura del senador Ricardo Ahued a la presidencia municipal de Xalapa sería –parafraseando al laureado escritor colombiano del realismo mágico Gabriel García Márquez– la “Crónica de una muerte anunciada”.

Luego de la invitación –violando la normatividad electoral– que un grupo de diputados de Morena le hicieran al empresario xalapeño, las luces rojas se prendieron en uno de los grupos políticos más fuertes de este partido en Veracruz, cuando con el hashtag #MejorGobernador, miles de seguidores del legislador corearon a voz unánime que Xalapa era muy poca cosa para él y que mejor debería buscar la gubernatura.

Analistas de redes sociales descubrieron que con el anuncio, la popularidad de Ahued se disparó en las ciudades donde el expriista tiene una presencia más o menos significativa después de Xalapa, como Perote y ciudad Cardel. A pesar de que notaron que la gente lo conoce poco en el resto del territorio veracruzano, el “populómetro” del ahuedismo despertó celos y escozor.

Aunque los morenistas saben que lo necesitan, no se dudaría que si llegara a aceptar venir a recoger el tiradero del alcalde Hipólito Rodríguez, don Ricardo pudiera enfrentarse a una guerra interna sucia, de “fuego amigo”, para hacerlo perder. ¿Habrá ya medido esto el extitular de la Administración General de Aduanas?

Además, otros factores jugarían en su contra si finalmente aceptara la candidatura municipal. Primero, está por verse si de veras le dejarían barajear todas las posiciones que a él le interesarían, tanto en la planilla como en los puestos administrativos y de gobierno en el Ayuntamiento y, dos, si le autorizarían también levantar la alfombra del gobierno de Rodríguez Herrero, plagada de irregularidades financieras y subejercicio presupuestal, una mala práctica de los gobernantes que tanto ha criticado el senador y que inclusive ante la Cámara alta del Congreso de la Unión ha propuesto sancionar.

Caracterizado por una imagen de “hombre honesto”, sin embargo muchos se preguntan si don Ricardo practicaría una auditoría a fondo al munícipe morenista saliente, en caso de obtener el triunfo. ¿Aceptaría y se haría de la vista gorda frente al mar de irregularidades? ¿Actuaría en consecuencia, aplicando la ley y llevando ante la autoridad a los responsables?

No lo sabemos. Lo único cierto hasta ahora y que se expande como reguero de pólvora es que “el caso Ahued” tiene a muchos políticos de Morena con los ojos bien abiertos, para medir sus alcances o para utilizarlo y luego hacerlo a un lado, como tradicionalmente se acostumbra en la política mexicana y veracruzana.


Hasta el día de ayer, según trascendió en los altos círculos morenistas, el senador todavía no confirmaba si aceptaba ser postulado por segunda ocasión a la alcaldía xalapeña; sin embargo, con la publicación de la convocatoria, el expriista deberá dejar sus titubeos y decidirlo ya, pues la fecha límite para los registros se cierra antes de la medianoche del próximo domingo 7 de febrero.


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