/ jueves 28 de julio de 2022

Un régimen decadente

Si de alguna manera hacemos un esfuerzo por retirar del análisis lo soez, groseras y aberrantes que han resultado las conductas de Alejandro Moreno en las últimas semanas, y que no solo han sido evidenciadas y confirmadas con los audios exhibidos por la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, sino que además de las propias reacciones inmediatas en el contexto de estos audios del dirigente nacional del PRI, podemos llegar a reflexionar que son la conclusión de un régimen y también el comienzo del fin de una coalición, o bien su unidad hasta el final de su existencia política.

Las expresiones particularmente de los últimos audios en referencia a los empresarios y a sus “brothers” periodistas, no solo definen a Moreno Cárdenas en su persona, definen a una clase política y sus prácticas cotidianas, que para ellos son en absoluto la normalidad, es por ello que las defienden y se victimizan, porque para ellos es absolutamente normal y en esa misma normalidad radica el hecho fundamental de que no existe una voz moralmente autorizada para exigir renuncia alguna a “Alito”, porque en ninguno de los institutos políticos de la coalición Va por México existe un liderazgo que en poco o mucho no tenga estas mismas costumbres y expresiones, y esto los tiene maniatados a todos, aunque poco a poco dejen solo al exhibido, en el fondo temen ellos estar en una circunstancia igual, porque sus conductas los limitan a exigir decencia (que siendo francos a ellos les estorba) y por supuesto no puedes pedir lo que no das.

Ante tal encrucijada política la afectación no solo es al interior de la coalición, que está acotada por sus propias condutas, por su existencia rancia y podrida de décadas de malas prácticas y política del más bajo nivel, como la que ha expresado Alejandro Moreno, lo de él no son expresiones a título personal, es prácticamente una ruta crítica a seguir de un político de su estirpe, de un líder de la coalición Va por México es algo normal, insisto, para ellos, pero en este batidero que ha “construido” el líder del PRI ha citado lo mismo a líderes de su grupo que a empresarios, periodistas y todo lo que representaba el régimen neoliberal que está siendo definido de forma puntual por las expresiones del susodicho.

“Alito” ha recitado un manual de proceder de Va por México, y otra reflexión a considerar es cómo tres institutos políticos que históricamente representaron la lucha y la oposición a un régimen pueden ser representados y dieron facultades parlamentarias a un político que es el mejor en proyectar un régimen decadente, y que además en la práctica no le aporta nada a la vida pública del país. Por un lado, el gobierno puede estar tranquilo con líderes como “Alito”, que están sepultando a los partidos de oposición, pero por otro, siendo justos, siempre una sociedad requiere de una oposición de altura, México no la tiene, “Alito” la destruyó, Marko Cortés y Jesús Zambrano están en el mismo nivel de Alejandro Moreno; por otro lado, Lorenzo Córdova, con su silencio, está confirmando la necesidad de una reforma político-electoral. Semanas atrás de la exhibición de los escandalosos audios del líder priista, el INE había condecorado a este partido por su buen manejo en sus gastos –vaya exhibida y prueba tácita de su complicidad o complacencia–.

El Poder Judicial en algunos de sus tribunales otorga un amparo para que no se difundan los audios, en acto de absoluta aberración jurídica y contranatural al propio espíritu del juicio de amparo, que es garante de las libertades de los ciudadanos en contra de las autoridades, no en contra de sus propias conductas, como es el caso de Alejandro Moreno. ¿Ha visto que un juez proteja a una persona de una conducta que él mismo ha cometido y que eventualmente puede considerarse inapropiada en términos legales, electorales o de cualquier índole? La reflexión y la pregunta prácticamente van en el mismo sentido: ¿cómo puede una persona o institución llegar a ser brother de “Alito”, conseguir un amparo de un juez federal, silenciar a la autoridad electoral y ser mencionado en los audios de “Alito” en cualquiera de sus prestaciones? La respuesta es la misma: van decayendo.

(*) Diputado federal. Morena

Si de alguna manera hacemos un esfuerzo por retirar del análisis lo soez, groseras y aberrantes que han resultado las conductas de Alejandro Moreno en las últimas semanas, y que no solo han sido evidenciadas y confirmadas con los audios exhibidos por la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, sino que además de las propias reacciones inmediatas en el contexto de estos audios del dirigente nacional del PRI, podemos llegar a reflexionar que son la conclusión de un régimen y también el comienzo del fin de una coalición, o bien su unidad hasta el final de su existencia política.

Las expresiones particularmente de los últimos audios en referencia a los empresarios y a sus “brothers” periodistas, no solo definen a Moreno Cárdenas en su persona, definen a una clase política y sus prácticas cotidianas, que para ellos son en absoluto la normalidad, es por ello que las defienden y se victimizan, porque para ellos es absolutamente normal y en esa misma normalidad radica el hecho fundamental de que no existe una voz moralmente autorizada para exigir renuncia alguna a “Alito”, porque en ninguno de los institutos políticos de la coalición Va por México existe un liderazgo que en poco o mucho no tenga estas mismas costumbres y expresiones, y esto los tiene maniatados a todos, aunque poco a poco dejen solo al exhibido, en el fondo temen ellos estar en una circunstancia igual, porque sus conductas los limitan a exigir decencia (que siendo francos a ellos les estorba) y por supuesto no puedes pedir lo que no das.

Ante tal encrucijada política la afectación no solo es al interior de la coalición, que está acotada por sus propias condutas, por su existencia rancia y podrida de décadas de malas prácticas y política del más bajo nivel, como la que ha expresado Alejandro Moreno, lo de él no son expresiones a título personal, es prácticamente una ruta crítica a seguir de un político de su estirpe, de un líder de la coalición Va por México es algo normal, insisto, para ellos, pero en este batidero que ha “construido” el líder del PRI ha citado lo mismo a líderes de su grupo que a empresarios, periodistas y todo lo que representaba el régimen neoliberal que está siendo definido de forma puntual por las expresiones del susodicho.

“Alito” ha recitado un manual de proceder de Va por México, y otra reflexión a considerar es cómo tres institutos políticos que históricamente representaron la lucha y la oposición a un régimen pueden ser representados y dieron facultades parlamentarias a un político que es el mejor en proyectar un régimen decadente, y que además en la práctica no le aporta nada a la vida pública del país. Por un lado, el gobierno puede estar tranquilo con líderes como “Alito”, que están sepultando a los partidos de oposición, pero por otro, siendo justos, siempre una sociedad requiere de una oposición de altura, México no la tiene, “Alito” la destruyó, Marko Cortés y Jesús Zambrano están en el mismo nivel de Alejandro Moreno; por otro lado, Lorenzo Córdova, con su silencio, está confirmando la necesidad de una reforma político-electoral. Semanas atrás de la exhibición de los escandalosos audios del líder priista, el INE había condecorado a este partido por su buen manejo en sus gastos –vaya exhibida y prueba tácita de su complicidad o complacencia–.

El Poder Judicial en algunos de sus tribunales otorga un amparo para que no se difundan los audios, en acto de absoluta aberración jurídica y contranatural al propio espíritu del juicio de amparo, que es garante de las libertades de los ciudadanos en contra de las autoridades, no en contra de sus propias conductas, como es el caso de Alejandro Moreno. ¿Ha visto que un juez proteja a una persona de una conducta que él mismo ha cometido y que eventualmente puede considerarse inapropiada en términos legales, electorales o de cualquier índole? La reflexión y la pregunta prácticamente van en el mismo sentido: ¿cómo puede una persona o institución llegar a ser brother de “Alito”, conseguir un amparo de un juez federal, silenciar a la autoridad electoral y ser mencionado en los audios de “Alito” en cualquiera de sus prestaciones? La respuesta es la misma: van decayendo.

(*) Diputado federal. Morena