/ viernes 20 de noviembre de 2020

Veracruz y su cambio de nombre

De acuerdo con la Constitución Política de nuestro país (Artículo 43), el nombre del estado es, hasta hoy “Veracruz”, así, a secas.

Sin embargo, desde 1863, mediante un decreto del gobernador Francisco Hernández se establece el nombre de Veracruz-Llave, como un homenaje al general Ignacio de la Llave.

Posteriormente, el nombre del Estado fue modificado para conocerse ahora como Veracruz de Ignacio de la Llave. El nombre del estado, para efectos constitucionales, quedó en “Veracruz” y así se mantuvo hasta hoy. En síntesis, había una diferencia entre el nombre oficial del estado, reconocido por el Congreso local, y el plasmado en la Constitución Política. Ese tema fue planteado en abril de 2019, desde hace 19 meses, por la diputada federal veracruzana Anilú Ingram Vallines, con el apoyo del legislador Rubén Moreira Valdez, de Coahuila, quienes presentaron la iniciativa correspondiente, a efecto de modificar el 43 Constitucional.

Ingram Vallines expuso que “la entidad veracruzana ha sido cuna de grandes civilizaciones, de hombres y mujeres que han dado su vida por la nación. Uno de estos próceres fue el general Ignacio de la Llave, quien fuera gobernador en dos ocasiones y de quien, por decreto, la entidad adhirió su nombre a su denominación oficial desde 1863. Así, desde hace más de 150 años, orgullosamente nos llamamos Veracruz de Ignacio de la Llave. Hoy, con esta reforma aprobada en la Cámara de Diputados, se honra a este héroe y a nuestra entidad”.

Es, al final, un acto de justicia al nombre del general liberal que gobernó la entidad. La iniciativa de Ingram Vallines fue aprobada en el Cámara de Diputados, por lo que sólo faltaría la publicación en el Diario Oficial de la Federación para que la nueva denominación sea oficial.

Habría que decir que todos los diputados que integran la Comisión de Puntos Constitucionales en la Cámara Baja votaron a favor de la iniciativa de la legisladora priista veracruzana; y posteriormente el tema pasó al pleno, donde se observó la misma unanimidad.

En ese asunto, por cierto, fue evidente el intento del otro diputado priista veracruzano, Héctor Yunes Landa, por retomar el tema del cambio de nombre. El ex senador y ex candidato del tricolor al gobierno de Veracruz emitió el siguiente mensaje a través de sus redes sociales: “A propuesta del Grupo Parlamentario del PRI, la @Mx_Diputados aprobó hoy que nuestra Constitución federal reconozca a Veracruz con el nombre oficial de “Veracruz de Ignacio de la Llave”.

¡Es un acto de justicia a nuestro prócer, a nuestro origen y a nuestra historia!”.

Como integrante del Congreso, Héctor Yunes sabe perfectamente –o al menos debería saber– que la autoría de dicha iniciativa no es del Grupo Parlamentario, sino de la vicepresidenta del mismo, Anilú Ingram, y de Rubén Moreira, diputado de Coahuila.

Se ignoran los motivos que tuvo Yunes Landa para evitar mencionar a la ex diputada local, lo cierto es que el legislador pudo ser generoso, puntual, preciso e incluso justo en el reconocimiento; pudo, pero evidentemente no quiso; prefirió insinuar que dicho trabajo era del Grupo Parlamentario, lo que le permitiría incluirse en el mérito.

De acuerdo con la Constitución Política de nuestro país (Artículo 43), el nombre del estado es, hasta hoy “Veracruz”, así, a secas.

Sin embargo, desde 1863, mediante un decreto del gobernador Francisco Hernández se establece el nombre de Veracruz-Llave, como un homenaje al general Ignacio de la Llave.

Posteriormente, el nombre del Estado fue modificado para conocerse ahora como Veracruz de Ignacio de la Llave. El nombre del estado, para efectos constitucionales, quedó en “Veracruz” y así se mantuvo hasta hoy. En síntesis, había una diferencia entre el nombre oficial del estado, reconocido por el Congreso local, y el plasmado en la Constitución Política. Ese tema fue planteado en abril de 2019, desde hace 19 meses, por la diputada federal veracruzana Anilú Ingram Vallines, con el apoyo del legislador Rubén Moreira Valdez, de Coahuila, quienes presentaron la iniciativa correspondiente, a efecto de modificar el 43 Constitucional.

Ingram Vallines expuso que “la entidad veracruzana ha sido cuna de grandes civilizaciones, de hombres y mujeres que han dado su vida por la nación. Uno de estos próceres fue el general Ignacio de la Llave, quien fuera gobernador en dos ocasiones y de quien, por decreto, la entidad adhirió su nombre a su denominación oficial desde 1863. Así, desde hace más de 150 años, orgullosamente nos llamamos Veracruz de Ignacio de la Llave. Hoy, con esta reforma aprobada en la Cámara de Diputados, se honra a este héroe y a nuestra entidad”.

Es, al final, un acto de justicia al nombre del general liberal que gobernó la entidad. La iniciativa de Ingram Vallines fue aprobada en el Cámara de Diputados, por lo que sólo faltaría la publicación en el Diario Oficial de la Federación para que la nueva denominación sea oficial.

Habría que decir que todos los diputados que integran la Comisión de Puntos Constitucionales en la Cámara Baja votaron a favor de la iniciativa de la legisladora priista veracruzana; y posteriormente el tema pasó al pleno, donde se observó la misma unanimidad.

En ese asunto, por cierto, fue evidente el intento del otro diputado priista veracruzano, Héctor Yunes Landa, por retomar el tema del cambio de nombre. El ex senador y ex candidato del tricolor al gobierno de Veracruz emitió el siguiente mensaje a través de sus redes sociales: “A propuesta del Grupo Parlamentario del PRI, la @Mx_Diputados aprobó hoy que nuestra Constitución federal reconozca a Veracruz con el nombre oficial de “Veracruz de Ignacio de la Llave”.

¡Es un acto de justicia a nuestro prócer, a nuestro origen y a nuestra historia!”.

Como integrante del Congreso, Héctor Yunes sabe perfectamente –o al menos debería saber– que la autoría de dicha iniciativa no es del Grupo Parlamentario, sino de la vicepresidenta del mismo, Anilú Ingram, y de Rubén Moreira, diputado de Coahuila.

Se ignoran los motivos que tuvo Yunes Landa para evitar mencionar a la ex diputada local, lo cierto es que el legislador pudo ser generoso, puntual, preciso e incluso justo en el reconocimiento; pudo, pero evidentemente no quiso; prefirió insinuar que dicho trabajo era del Grupo Parlamentario, lo que le permitiría incluirse en el mérito.