/ sábado 21 de mayo de 2022

Ya no me gustas, fodongo

Se habla de la desigualdad entre el hombre y la mujer, en comunidades indígenas son marcados los nacimientos femeninos, las mujeres son discriminadas por su pareja por la edad, apariencia física, pobreza, vestimenta, lengua, etnia y peor aún, por tener unos kilitos de más, perder la belleza física y juventud; a los hombres se les acabó el gusto y piensan que solo a ellos, ¿será?

Las mujeres no son las únicas que dejan de arreglarse o de cuidar su aspecto físico, también están los hombres desarreglados, sucios, malolientes, mal hablados, menos cultos, habladores, chismosos, borrachines y fodongos, ellos no tienen excusa alguna y nadie les dice nada, no son criticados como las mujeres.

Siempre ha sido juzgada la mujer como fodonga porque ya no se arregla, como cuando se conoce con su pareja, tal vez ella tenga un pretexto, ya que la mayoría trabaja y a la vez cumple con más de cinco roles. La mayor parte del tiempo se la pasa trabajando, pero cuando únicamente se dedica a ser ama de casa peor tantito, nunca tiene tiempo para su arreglo personal.

Las mujeres tienen reproches de su marido, pareja, ya que a diario escuchan frases como ¡hueles a cebolla!, ¡no te has arreglado!, ¡tienes olor a leche del bebé!, ¡qué gorda estás!, ¡tienes cintura de gallina!, ¡cuando te conocí qué bonita eras!, ¡por qué no andas en zapatillas como antes!, ¡siempre andas con chanclas! (como me gustaría que un hombre en zapatillas hiciera la limpieza del hogar), ¡qué flojera me da verte!, ¡ya te vez demasiada gorda!, ¡ya no me gustas!, ¡lástima que eres la madre de mis hijos!; como duelen esos reproches.

Sin embargo, no únicamente son las mujeres las desarregladas, también los hombres y sin excusa alguna les vale, no se lavan la boca al despertar y así te quieren dar un beso, ¡por favor! También pierden la figura y tienen un estómago prominente, abultado. No porque estén esperando bebé, como la mujer, ¡no señor¡, es de flojera, fodonguez, los brazos se les ponen flácidos; cuando están en casa andan en chanclas, esas de plástico que, según ellos, son para descansar, parece que están haciendo limpieza, pero en realidad no hacen nada, esos hombres que usan todo el tiempo bermudas, playeras holgadas, con tremenda panza chelera como le llaman ellos, ¡qué espanto! Hasta pierden los modales éticos de la educación.

Cuando ven su partido de futbol, tremendo vocabulario, con los pies descalzos, sucios, o huarache con calcetines, qué horrendos se ven, comiendo y tronando la boca, hablando con la boca llena de comida, cuando te hablan hasta te escupen en la cara, ¡qué asco! Y ya embriagados hacen desfiguros, ridiculeces, cuando un hombre está así se siente muy machito y artista, muy conquistadores, hasta pena dan.

Su ropa interior hasta rotos y sucios los tienen, pero algunos presumen de mucho billete y ni tan siquiera le compran calzones a la esposa o pareja, quién les dice algo, nadie les puede decir todas estas verdades, porque se ponen violentos, machitos y valentones con la mujer y entonces me pregunto: ¿dónde quedó ese hombre? Los hombres también son fodongos.

Lo que más molesta a las mujeres, pero se callan, es que se rasuren y dejen todo el lavamanos sucio de crema para afeitar y lleno de pelos, que salpiquen el retrete y no le bajen a la palanca del baño, que dejen la ropa tirada en el piso, que nunca te ayuden en los quehaceres del hogar, que siempre te reclamen que no haces nada, que té estés trabajando en labores del hogar y te ven que no descansas y ellos acostaditos, que dejan todo para ver el futbol, cuando pierde su equipo favorito se enojan y se desquitan con la esposa, que eructen, que quieran tener sexo todos sucios, sudados, malolientes. Están, gordos, panzones y fodongos. Así lo gritan ellos, así lo exigen ellos y entonces por qué la mujer no, si estamos hablando de igualdad de género.

lexfemme.12@hotmail.com

Se habla de la desigualdad entre el hombre y la mujer, en comunidades indígenas son marcados los nacimientos femeninos, las mujeres son discriminadas por su pareja por la edad, apariencia física, pobreza, vestimenta, lengua, etnia y peor aún, por tener unos kilitos de más, perder la belleza física y juventud; a los hombres se les acabó el gusto y piensan que solo a ellos, ¿será?

Las mujeres no son las únicas que dejan de arreglarse o de cuidar su aspecto físico, también están los hombres desarreglados, sucios, malolientes, mal hablados, menos cultos, habladores, chismosos, borrachines y fodongos, ellos no tienen excusa alguna y nadie les dice nada, no son criticados como las mujeres.

Siempre ha sido juzgada la mujer como fodonga porque ya no se arregla, como cuando se conoce con su pareja, tal vez ella tenga un pretexto, ya que la mayoría trabaja y a la vez cumple con más de cinco roles. La mayor parte del tiempo se la pasa trabajando, pero cuando únicamente se dedica a ser ama de casa peor tantito, nunca tiene tiempo para su arreglo personal.

Las mujeres tienen reproches de su marido, pareja, ya que a diario escuchan frases como ¡hueles a cebolla!, ¡no te has arreglado!, ¡tienes olor a leche del bebé!, ¡qué gorda estás!, ¡tienes cintura de gallina!, ¡cuando te conocí qué bonita eras!, ¡por qué no andas en zapatillas como antes!, ¡siempre andas con chanclas! (como me gustaría que un hombre en zapatillas hiciera la limpieza del hogar), ¡qué flojera me da verte!, ¡ya te vez demasiada gorda!, ¡ya no me gustas!, ¡lástima que eres la madre de mis hijos!; como duelen esos reproches.

Sin embargo, no únicamente son las mujeres las desarregladas, también los hombres y sin excusa alguna les vale, no se lavan la boca al despertar y así te quieren dar un beso, ¡por favor! También pierden la figura y tienen un estómago prominente, abultado. No porque estén esperando bebé, como la mujer, ¡no señor¡, es de flojera, fodonguez, los brazos se les ponen flácidos; cuando están en casa andan en chanclas, esas de plástico que, según ellos, son para descansar, parece que están haciendo limpieza, pero en realidad no hacen nada, esos hombres que usan todo el tiempo bermudas, playeras holgadas, con tremenda panza chelera como le llaman ellos, ¡qué espanto! Hasta pierden los modales éticos de la educación.

Cuando ven su partido de futbol, tremendo vocabulario, con los pies descalzos, sucios, o huarache con calcetines, qué horrendos se ven, comiendo y tronando la boca, hablando con la boca llena de comida, cuando te hablan hasta te escupen en la cara, ¡qué asco! Y ya embriagados hacen desfiguros, ridiculeces, cuando un hombre está así se siente muy machito y artista, muy conquistadores, hasta pena dan.

Su ropa interior hasta rotos y sucios los tienen, pero algunos presumen de mucho billete y ni tan siquiera le compran calzones a la esposa o pareja, quién les dice algo, nadie les puede decir todas estas verdades, porque se ponen violentos, machitos y valentones con la mujer y entonces me pregunto: ¿dónde quedó ese hombre? Los hombres también son fodongos.

Lo que más molesta a las mujeres, pero se callan, es que se rasuren y dejen todo el lavamanos sucio de crema para afeitar y lleno de pelos, que salpiquen el retrete y no le bajen a la palanca del baño, que dejen la ropa tirada en el piso, que nunca te ayuden en los quehaceres del hogar, que siempre te reclamen que no haces nada, que té estés trabajando en labores del hogar y te ven que no descansas y ellos acostaditos, que dejan todo para ver el futbol, cuando pierde su equipo favorito se enojan y se desquitan con la esposa, que eructen, que quieran tener sexo todos sucios, sudados, malolientes. Están, gordos, panzones y fodongos. Así lo gritan ellos, así lo exigen ellos y entonces por qué la mujer no, si estamos hablando de igualdad de género.

lexfemme.12@hotmail.com