Han pasado 41 años de la boda del siglo. Fue el 29 de julio de 1981 cuando Diana Spencer y el príncipe Carlos unieron sus vidas ante el altar.
- El encuentro nupcial fue transmitido para todo el mundo y visto por más de 750 millones de personas. Fue descrito como, “una boda de cuento de hadas, que prometía amor eterno para el Reino Unido", pero la realidad es que fue uno de los eventos más polémicos de la monarquía inglesa. La princesa Diana de Gales, en ese entonces tenía 19 años, y su esposo 32.
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Se habla de que Diana se casó enamorada, pero ella ya sabía de la relación que tenía el futuro heredero de la corona con Camilla Parker-Bowles, y tanto ella como Carlos trataron de cancelar esa boda dos días antes, sin embargo, a pesar de esas señales, ella accedió a llegar al altar de la catedral de San Pablo .
La ceremonia fue oficiada por el arzobispo de Canterbury, Robert Runcie. Aproximadamente fueron tres mil 500 invitados, entre los que destacaron numerosos miembros de la realeza europea, así como jefes de Estado, y la familia real británica.
El enlace incluyó numerosos elementos de carácter ceremonial, como el uso de carruajes clásicos, la participación de Guardias del Castillo de Windsor y caballería. Ese día fue declarado como día fiesta nacional.
Asimismo, se oficiaron varios eventos en la Commonwealth con el fin de festejar el matrimonio, llevándose a cabo fiestas a pie de calle a lo largo del país.
El vestido y detalles de la recepción
Lady Di impactó al mundo con el espectacular vestido de novia, diseñado por Elizabeth y su esposo David Manuel, confeccionado en tafetán de seda color marfil decorado con encaje, bordados a mano, lentejuelas y 10 mil perlas. Incluyó una cola de 7.6 metros de largo , convirtiéndose en el vestido con el velo más largo en la historia de la familia real.
Portó la tiara de la familia Spencer; el peinado, con su característico cabello corto, fue obra del peluquero Kevin Shanley y el maquillaje muy natural, fue realizado por Barbara Daly.
La princesa llevó a un par de zapatos de tacón bajo de Clive Shilton con las iniciales C y D pintadas en los arcos de los tacones.
Se dice que antes de la ceremonia, Diana manchó una parte del vestido al derramar accidentalmente unas gotas del perfume, cubriendo la mancha con una mano durante la ceremonia. Para la ocasión, eligió la esencia floral Quelques Fleurs, con notas de nardo, jazmín y rosa.
El príncipe Carlos, por su parte, vistió su uniforme de comandante naval luciendo estrellas de las órdenes de la Jarretera y el Cardo, la medalla de plata del jubileo de la reina, el monograma real en oro del príncipe de Gales en las charreteras y una espada de gala con borlas de oro.
Al finalizar la ceremonia, la pareja hizo su aparición en el balcón del palacio de Buckingham, para protagonizar el tradicional beso.
Para la recepción, solo asistieron 120 invitados y para el banquete de bodas, el menú incluyó fresas con nata, rodaballo en salsa de langosta y pollo príncipe de Gales, relleno con mousse de cordero.
Y como es tradición, cuando se lleva a cabo un gran evento de la realeza, los reposteros británicos preparan recetas especiales para la celebración. En esta ocasión fueron 27 pasteles. Mientras que dos de ellos fueron considerados los oficiales, hechos por las fuerzas armadas navales, los cuales, pesaban más de 100 kilos cada uno.
Los errores de la boda
Al momento de intercambiar los votos, Lady Di invirtió accidentalmente el orden de los nombres del príncipe Carlos, diciendo Felipe Carlos Arturo Jorge, en vez de Carlos Felipe Arturo Jorge.
Tampoco prometió obediencia a su esposo como era tradicional en los votos a petición de los novios, lo que causó sensación en su momento.
Asimismo, el futuro heredero cometió un error, dijo que ofrecería a su futura esposa “tus bienes” en lugar de “mis bienes materiales”.
La pareja real escogió la Catedral de San Pablo en vez de la Abadía de Westminster, sede tradicional de las bodas reales en Reino Unido, esto se debió a que el recinto tiene capacidad para un mayor aforo de personas, además de permitir un paseo más largo para llegar.
Luna de miel
Al final la recepción, un letrero de “recién casados” fue colocado en el carruaje que los llevaría a la estación de Waterloo para tomar el tren real 975025 Caroline que los llevaría a Broadlands, la casa de descanso donde los padres del príncipe habían pasado su noche de bodas en 1947.
Su estancia fue de tres días, después volaron a Gibraltar y abordaron el yate real HMY Britannia para un crucero de 11 días por el Mediterráneo, pasando por Túnez, Cerdeña, Grecia y Egipto. Al finalizar volaron a Escocia para reunirse con el resto de la familia real en el Castillo de Balmoral, durante el verano.