/ sábado 31 de julio de 2021

Ve cómo esta escritora alimenta imaginación de niños

La escritora mexicana Judy Goldman hizo el libro "Un elefante se balanceaba" pensando en los más pequeños del hogar

Xalapa, Ver.- Aunque el libro Un elefante se balanceaba, de la escritora mexicana Judy Goldman, y publicado por la editorial Océano Travesía, está pensado para los más pequeños del hogar, resultará divertido para cualquier lector porque la historia le da un giro a esta popular ronda infantil que casi todo el mundo conoce y ha entonado en alguna ocasión.

La ronda cuenta la historia de infinidad de elefantes que se suben a una telaraña, que es un hilo tan delicado, en la que nadie se puso a pensar qué pasaba con la araña, explicó la autora nacida en la Ciudad de México, quien ha publicado más de 60 libros entre cuentos, novelas para niños mayorcitos y textos de divulgación, quien recuerda que su mamá les cantaba la canción a ella y a su hermano, por lo que ella hizo lo mismo con sus hijos.

En entrevista, Judy Goldman añadió que la idea es que quienes lean el libro también jueguen y se diviertan y que si los niños chiquitos no conocieran la canción, cantársela para que también se diviertan y aprendan, así como para que sepan qué va pasando en la historia, que no tiene un fin pedagógico, pero sí.

Unas maravillosas ilustraciones realizadas por Carolina Monterrubio; éstas dan mucha información, ya que la brevedad del texto no permite extenderse para explicar cómo es un personaje o el lugar donde está, “ese es un trabajo que corresponde al ilustrador o ilustradora y, en este caso, Carolina hizo un trabajo muy bonito, con colores muy vivos y agregó detalles que saltan cada vez que se abre el libro y se tiene la oportunidad de observar las ilustraciones”, indicó.

Un elefante se balanceaba ya está en los aparadores de las librerías, así como en la página de la editorial y en las de las grandes librerías, con envío a domicilio.

Más de 60 libros en 30 años de trayectoria

Este libro para Judy es como el número 65, cifra que no precisó, puesto que la última vez que los contó hace dos años eran 60, pero desde entonces han salido otros más.

Su especialidad son los libros álbum como éste, pues le encanta el maridaje entre el texto y la ilustración, asimismo ha escrito libros de divulgación, pues los niños y niñas tienen muchas preguntas y una curiosidad enorme por encontrar respuestas. “Esa curiosidad se tiene que alimentar”, explica. También ha escrito algunas novelas para primaria alta dirigidas a lectores más grandes.

En su opinión, cualquier libro infantil puede ser disfrutado también por un adulto, pues muchos de ellos se divierten como si tuvieran 8 o 10 años, puesto que escribir este tipo de material no es fácil, aclaró, ya que las niñas y los niños son tan inteligentes que si no se les atrapa en la primera línea o párrafo botan el libro y se van a buscar otra cosa. “Entre más chicos los lectores es más complicado, porque cada palabra debe ser la adecuada para su espacio”.

Hace más de 30 años Judy empezó a contarles cuentos a sus hijos o a leerles, ya que es una forma maravillosa de fomentar el gusto por los libros y la lectura, la diferencia fue que ella los escribía, los trabajó y los mandó al concurso Antonio Robles, donde uno recibió un tercer lugar y otro una mención honorífica, lo que para ella fue como haber recibido el primer y segundo lugar. Fue eso lo que le abrió las puertas de la primera editorial que le publicó, lo que le gustó tanto que continúa en esa línea, para lo cual no ha descuidado la profesionalización con talleres y cursos, lo que no le ha impedido “meter la pata” en algunas cosas de las cuales algunas son rescatables y otras no, aunque de todo ello ha aprendido, concedió.

Judy es licenciada en Comunicación y “caí en hacer lo que más me gusta que es escribir porque estoy comunicándome con los niños y niñas, lo que además de todo es un deleite, pues cuando les gusta un libro tuyo y te conocen es una cosa maravillosa”.

Oriunda de la Ciudad de México, la escritora indicó que lo que le gusta le representa satisfacción, y le divierte que las historias que trae en la cabeza tengan una salida gráfica o digital, aunque si bien no está peleada con esta forma, cree que los más pequeños disfrutan más el cuento impreso.

Una de sus mayores satisfacciones ha sido conocer a sus lectores a quienes se les iluminan sus caritas, ya que muchos niños creen que los autores que leen están muertos, porque les dan cuentos de los autores clásicos.

Dijo que a pesar de la pandemia sí ha habido presentaciones de libros a través de las diferentes plataformas, las que han funcionado muy bien, así como algunas visitas escolares a distancia, “claro que no es igual a estar con las alumnas y alumnos, pero nos hemos tenido que adaptar”.


A Judy le gustan mucho las tradiciones orales de nuestro país, las canciones, como la que da nombre a su más reciente libro Un elefante se balanceaba, “que son tradiciones tan nuestras, que se han adaptado a nuestro país y de donde salen muchas cosas, ideas para hacer un cuento o una novela, cuando ya has trabajado muy bien los personajes, éstos se convierten en muy reales para el escritor, casi se sientan a la mesa a comer contigo, pero tienes que llevarlos a una historia que tenga congruencia, aunque sea una fantasía”.

Pasaron 30 años y sus hijos crecieron, ahora ha tenido la oportunidad de colaborar en tres libros con su hijo menor Ilán Rabchinskey, quien es fotógrafo del Sistema Nacional de Creadores, lo que ha resultado en una agradable experiencia, por lo que espera poder repetirlo en otro proyecto.

Como a esta creadora de mundos imaginarios le estresa la pandemia ocasionada por el Covid-19, ha preferido meterse a sus mundos mágicos, divertirse con sus personajes y sacar adelante sus cuentos.

Xalapa, Ver.- Aunque el libro Un elefante se balanceaba, de la escritora mexicana Judy Goldman, y publicado por la editorial Océano Travesía, está pensado para los más pequeños del hogar, resultará divertido para cualquier lector porque la historia le da un giro a esta popular ronda infantil que casi todo el mundo conoce y ha entonado en alguna ocasión.

La ronda cuenta la historia de infinidad de elefantes que se suben a una telaraña, que es un hilo tan delicado, en la que nadie se puso a pensar qué pasaba con la araña, explicó la autora nacida en la Ciudad de México, quien ha publicado más de 60 libros entre cuentos, novelas para niños mayorcitos y textos de divulgación, quien recuerda que su mamá les cantaba la canción a ella y a su hermano, por lo que ella hizo lo mismo con sus hijos.

En entrevista, Judy Goldman añadió que la idea es que quienes lean el libro también jueguen y se diviertan y que si los niños chiquitos no conocieran la canción, cantársela para que también se diviertan y aprendan, así como para que sepan qué va pasando en la historia, que no tiene un fin pedagógico, pero sí.

Unas maravillosas ilustraciones realizadas por Carolina Monterrubio; éstas dan mucha información, ya que la brevedad del texto no permite extenderse para explicar cómo es un personaje o el lugar donde está, “ese es un trabajo que corresponde al ilustrador o ilustradora y, en este caso, Carolina hizo un trabajo muy bonito, con colores muy vivos y agregó detalles que saltan cada vez que se abre el libro y se tiene la oportunidad de observar las ilustraciones”, indicó.

Un elefante se balanceaba ya está en los aparadores de las librerías, así como en la página de la editorial y en las de las grandes librerías, con envío a domicilio.

Más de 60 libros en 30 años de trayectoria

Este libro para Judy es como el número 65, cifra que no precisó, puesto que la última vez que los contó hace dos años eran 60, pero desde entonces han salido otros más.

Su especialidad son los libros álbum como éste, pues le encanta el maridaje entre el texto y la ilustración, asimismo ha escrito libros de divulgación, pues los niños y niñas tienen muchas preguntas y una curiosidad enorme por encontrar respuestas. “Esa curiosidad se tiene que alimentar”, explica. También ha escrito algunas novelas para primaria alta dirigidas a lectores más grandes.

En su opinión, cualquier libro infantil puede ser disfrutado también por un adulto, pues muchos de ellos se divierten como si tuvieran 8 o 10 años, puesto que escribir este tipo de material no es fácil, aclaró, ya que las niñas y los niños son tan inteligentes que si no se les atrapa en la primera línea o párrafo botan el libro y se van a buscar otra cosa. “Entre más chicos los lectores es más complicado, porque cada palabra debe ser la adecuada para su espacio”.

Hace más de 30 años Judy empezó a contarles cuentos a sus hijos o a leerles, ya que es una forma maravillosa de fomentar el gusto por los libros y la lectura, la diferencia fue que ella los escribía, los trabajó y los mandó al concurso Antonio Robles, donde uno recibió un tercer lugar y otro una mención honorífica, lo que para ella fue como haber recibido el primer y segundo lugar. Fue eso lo que le abrió las puertas de la primera editorial que le publicó, lo que le gustó tanto que continúa en esa línea, para lo cual no ha descuidado la profesionalización con talleres y cursos, lo que no le ha impedido “meter la pata” en algunas cosas de las cuales algunas son rescatables y otras no, aunque de todo ello ha aprendido, concedió.

Judy es licenciada en Comunicación y “caí en hacer lo que más me gusta que es escribir porque estoy comunicándome con los niños y niñas, lo que además de todo es un deleite, pues cuando les gusta un libro tuyo y te conocen es una cosa maravillosa”.

Oriunda de la Ciudad de México, la escritora indicó que lo que le gusta le representa satisfacción, y le divierte que las historias que trae en la cabeza tengan una salida gráfica o digital, aunque si bien no está peleada con esta forma, cree que los más pequeños disfrutan más el cuento impreso.

Una de sus mayores satisfacciones ha sido conocer a sus lectores a quienes se les iluminan sus caritas, ya que muchos niños creen que los autores que leen están muertos, porque les dan cuentos de los autores clásicos.

Dijo que a pesar de la pandemia sí ha habido presentaciones de libros a través de las diferentes plataformas, las que han funcionado muy bien, así como algunas visitas escolares a distancia, “claro que no es igual a estar con las alumnas y alumnos, pero nos hemos tenido que adaptar”.


A Judy le gustan mucho las tradiciones orales de nuestro país, las canciones, como la que da nombre a su más reciente libro Un elefante se balanceaba, “que son tradiciones tan nuestras, que se han adaptado a nuestro país y de donde salen muchas cosas, ideas para hacer un cuento o una novela, cuando ya has trabajado muy bien los personajes, éstos se convierten en muy reales para el escritor, casi se sientan a la mesa a comer contigo, pero tienes que llevarlos a una historia que tenga congruencia, aunque sea una fantasía”.

Pasaron 30 años y sus hijos crecieron, ahora ha tenido la oportunidad de colaborar en tres libros con su hijo menor Ilán Rabchinskey, quien es fotógrafo del Sistema Nacional de Creadores, lo que ha resultado en una agradable experiencia, por lo que espera poder repetirlo en otro proyecto.

Como a esta creadora de mundos imaginarios le estresa la pandemia ocasionada por el Covid-19, ha preferido meterse a sus mundos mágicos, divertirse con sus personajes y sacar adelante sus cuentos.

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