/ sábado 6 de marzo de 2021

No dejes nada para mañana, dice poeta orizabeña

A pesar de las circunstancias no ha dejado de escribir, de participar en concursos nacionales e internacionales,

Aún no se jubilaba del Instituto Tecnológico de Orizaba, cuando en 1998 la doctora en Docencia Lilia Ramírez Carrera empezó a escribir para descargar el impulso y la fuerza que le obligaban a plasmar en papel lo que le llegaba a la mente y al corazón.

Hoy, cuando lo más presente en la vida de las personas es la muerte, “hace que yo no deje nada para mañana porque quizá no habrá tiempo. Pero no sufro lo acepto porque debemos vivir hoy más que nunca a plenitud”, reflexiona la poeta orizabeña.

Foto: Cortesía | Lilia Ramírez

Ingeniera química de profesión, el referente que tenía de la literatura eran las lecturas en voz alta que cuando niña hacía con su abuela Isabel Tagle, de quien toma el apellido cuando empezó a publicar, por lo que inicia a tomar talleres de creación literaria primero en Fortín y luego en Orizaba con Iván Raúl Méndez Arzola, gracias a lo que su estructura mental cambió. Ahí conoció a la promotora de lectura Martha Lidia Vivanco, quien le ayudó a armar su primer libro Retratos de aromas, que le publicó Pasto Verde en el año 2000.

Desde entonces los premios no se hicieron esperar, como la Mención honorífica del premio Nacional de Poesía Tuxtepec, Río Papaloapan en 2009 por el libro El alma de la caña; hasta la más reciente que recibirá del IV Premio internacional "Bitácora de vuelos, 2020" para publicación de obra en formato electrónico | Carlos Álvarez Orozco en este año por su libro de poemas Este lugar que soy.

A más de dos décadas dedicada a la literatura, Lilia Ramírez o Lilitt Tagle, se siente satisfecha gracias a la vida productiva que ha tenido, pues trabajó 8 años para una empresa trasnacional en la Ciudad de México a la que, con mucho miedo renunció para volver a su natal Orizaba, donde inició su vida académica y siguió preparándose a través de una maestría en ingeniería industrial y un doctorado en docencia por la Universidad Autónoma de Madrid. Hoy sigue escribiendo y creando porque las mujeres deben esforzarse más que los escritores varones para que se les reconozca porque en la práctica no es lo mismo ser mujer escritora que hombre escritor.

A pesar de las circunstancias no ha dejado de escribir, de participar en concursos nacionales e internacionales, pues los resultados le hacen sentir contenta y motivada a continuar haciéndolo hasta que pueda, pues desarrolla con gusto el talento que ha cultivado leyendo y viendo cómo lo hacen los demás autores. “Es un talento que Dios me dio, escribo cosas que me llegan, a veces reviso y pulo, pero regularmente no, lo que a veces me sorprende mucho”, comparte

En este momento también trabaja en un ensayo sobre Elena Garro, que será publicado en Morelos a cien años del nacimiento de la escritora mexicana. Asimismo ha enviado algunos poemarios a diversos concursos. La editorial xalapeña Manantial entre arenas le acaba de reimprimir su libro “Voluntades cotidianas”.

Su contribución, añade, son dos antologías digitales que ha realizado durante el tiempo de confinamiento con autores de Perú, Ecuador, Argentina y México.

Foto: Cortesía | Lilia Ramírez


Lo más presente, la muerte

“No estoy exenta de ser parte de las estadísticas por esta pandemia, nos hemos familiarizado con esta forma de vida. Yo no sé si voy a morir, pues por mi edad estoy en la población de riesgo, eso hace que no deje nada para mañana. Cada día tengo pequeños proyectos: donar, regalar, tirar, archivar, porque no quiero dejar nada para mañana porque quizá no habrá tiempo; sin embargo no sufro, lo acepto porque debemos vivir hoy más que nunca a plenitud ante esta situación amenazante", asienta.

“Estoy feliz porque siento que he tenido una vida plena, trabajando mucho, con buenos resultados: dos hijos espléndidos y nietos maravillosos, plenos”, así como los libros El alma de la caña, Voluntades cotidianas, Ciudades que habito, Las ruedas de san Miguel, Komorebi, Por aquí pueden pasar, Mosaico Literario, producto del Taller Literario Ida Vitale, así como la antología Jardín de figuras abiertas, surgida de la convocatoria lanzada por Bitácora de vuelos ediciones, en la cual Lilia Ramírez obtuvo el primer lugar.

Foto: Cortesía / Lilia Ramírez

Aún no se jubilaba del Instituto Tecnológico de Orizaba, cuando en 1998 la doctora en Docencia Lilia Ramírez Carrera empezó a escribir para descargar el impulso y la fuerza que le obligaban a plasmar en papel lo que le llegaba a la mente y al corazón.

Hoy, cuando lo más presente en la vida de las personas es la muerte, “hace que yo no deje nada para mañana porque quizá no habrá tiempo. Pero no sufro lo acepto porque debemos vivir hoy más que nunca a plenitud”, reflexiona la poeta orizabeña.

Foto: Cortesía | Lilia Ramírez

Ingeniera química de profesión, el referente que tenía de la literatura eran las lecturas en voz alta que cuando niña hacía con su abuela Isabel Tagle, de quien toma el apellido cuando empezó a publicar, por lo que inicia a tomar talleres de creación literaria primero en Fortín y luego en Orizaba con Iván Raúl Méndez Arzola, gracias a lo que su estructura mental cambió. Ahí conoció a la promotora de lectura Martha Lidia Vivanco, quien le ayudó a armar su primer libro Retratos de aromas, que le publicó Pasto Verde en el año 2000.

Desde entonces los premios no se hicieron esperar, como la Mención honorífica del premio Nacional de Poesía Tuxtepec, Río Papaloapan en 2009 por el libro El alma de la caña; hasta la más reciente que recibirá del IV Premio internacional "Bitácora de vuelos, 2020" para publicación de obra en formato electrónico | Carlos Álvarez Orozco en este año por su libro de poemas Este lugar que soy.

A más de dos décadas dedicada a la literatura, Lilia Ramírez o Lilitt Tagle, se siente satisfecha gracias a la vida productiva que ha tenido, pues trabajó 8 años para una empresa trasnacional en la Ciudad de México a la que, con mucho miedo renunció para volver a su natal Orizaba, donde inició su vida académica y siguió preparándose a través de una maestría en ingeniería industrial y un doctorado en docencia por la Universidad Autónoma de Madrid. Hoy sigue escribiendo y creando porque las mujeres deben esforzarse más que los escritores varones para que se les reconozca porque en la práctica no es lo mismo ser mujer escritora que hombre escritor.

A pesar de las circunstancias no ha dejado de escribir, de participar en concursos nacionales e internacionales, pues los resultados le hacen sentir contenta y motivada a continuar haciéndolo hasta que pueda, pues desarrolla con gusto el talento que ha cultivado leyendo y viendo cómo lo hacen los demás autores. “Es un talento que Dios me dio, escribo cosas que me llegan, a veces reviso y pulo, pero regularmente no, lo que a veces me sorprende mucho”, comparte

En este momento también trabaja en un ensayo sobre Elena Garro, que será publicado en Morelos a cien años del nacimiento de la escritora mexicana. Asimismo ha enviado algunos poemarios a diversos concursos. La editorial xalapeña Manantial entre arenas le acaba de reimprimir su libro “Voluntades cotidianas”.

Su contribución, añade, son dos antologías digitales que ha realizado durante el tiempo de confinamiento con autores de Perú, Ecuador, Argentina y México.

Foto: Cortesía | Lilia Ramírez


Lo más presente, la muerte

“No estoy exenta de ser parte de las estadísticas por esta pandemia, nos hemos familiarizado con esta forma de vida. Yo no sé si voy a morir, pues por mi edad estoy en la población de riesgo, eso hace que no deje nada para mañana. Cada día tengo pequeños proyectos: donar, regalar, tirar, archivar, porque no quiero dejar nada para mañana porque quizá no habrá tiempo; sin embargo no sufro, lo acepto porque debemos vivir hoy más que nunca a plenitud ante esta situación amenazante", asienta.

“Estoy feliz porque siento que he tenido una vida plena, trabajando mucho, con buenos resultados: dos hijos espléndidos y nietos maravillosos, plenos”, así como los libros El alma de la caña, Voluntades cotidianas, Ciudades que habito, Las ruedas de san Miguel, Komorebi, Por aquí pueden pasar, Mosaico Literario, producto del Taller Literario Ida Vitale, así como la antología Jardín de figuras abiertas, surgida de la convocatoria lanzada por Bitácora de vuelos ediciones, en la cual Lilia Ramírez obtuvo el primer lugar.

Foto: Cortesía / Lilia Ramírez

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