/ martes 5 de abril de 2022

Niña ganaba casi 900 pesos diarios por vender dulces en la escuela, pero la limitaron

Las autoridades académicas comentaron que no permitieron que siguiera vendiendo porque era explotación infantil

La niña Carolina Haydaz comenzó un negocio dentro de su colegio para venderles dulces a sus compañeros, al poco tiempo sus ventas crecieron, pero cuando los docentes lo descubrieron, ya no le permitieron hacerlo, acto que molestó a su familia, pues aseguran que ella no estaba haciendo nada malo, todo lo contrario.

La historia ocurrió en la provincia de Misiones, en Argentina, en el Escuela N°62 “Luis Piedra Buena”, cuando el curso apenas había iniciado, las autoridades estudiantiles decidieron retirar las cafeterías, esto motivó a la menor a encontrar una estrategia que le permitiera generar ingresos.

Al comentarle la idea a su padre, el señor Fredy, la apoyó sin dudarlo, de esta forma un día llenaron su mochila con las botanas y golosinas que les gustan a los niños. En tan solo un par de semanas las ganancias crecieron, ellos relataron para un medio local que conseguía entre 4 mil y 5 mil pesos argentinos diarios, que dan un aproximado de 893 pesos mexicanos.

Las maestras descubrieron su negocio

Mientras ella se encontraba en el salón de clases, su profesora notó que había una maleta con dulces en el suelo, les preguntó a todos para saber quién era el dueño, a lo que respondieron que le pertenecía a Carolina. Fue así que confiscó toda su mercancía para llevársela y llamar a sus tutores.

Desde momento le indicaron que ya no podía seguir con su negocio, sus familiares comentaron que en la escuela les dijeron que esta prohibición se debía a que las acciones de la niña eran resultado de la explotación infantil, algo que su padre negó asegurando que la decisión nació de ella, además, lo hacía por interés y no porque lo necesitara.

Leer más: En Orizaba denuncian grupos que explotan laboralmente menores: DIF

Los docentes explicaron que las normas de la escuela eran claras al respecto, pues detallaron que podía continuar con esta actividad solo si no hacía transacciones reales, es decir, que no aceptara dinero por sus artículos, esta afirmación hizo que el señor Fredy se molestara aún más.

Su padre salió en su defensa

El señor Fredy Haydaz, dueño de una empresa distribuidora de alimentos, indicó que su hija no estaba actuando incorrectamente, pues le pidió que solo vendiera en el recreo sin descuidar sus clases. Resaltó que su situación económica es estable, pero ella lo realizaba porque tenía ganas de emprender un proyecto.

En el colegio, le dijeron que no se permite lucrar dentro de las instalaciones, pero el insistió en que ella no tenía otras intenciones más que las de vender, ya que desde muy chica ha estado presente en su empresa, teniendo una amplia noción sobre las ventas.

Él precisó que constantemente ella va a su trabajo, en donde se por media hora le habla sobre los diferentes procesos dentro de la fábrica y cómo funciona la gestión empresarial, y que su idea de vender partía de este aprendizaje.

La postura de la directora

Luego de que esta historia se hiciera viral, la directora de la escuela Ingrid Marcuar, le respondió al medio TN que estaba de acuerdo con la intención que tenía el padre, es cierto que ellos necesitan aprender sobre cómo pueden iniciar a ganarse la vida, pero si se consentía que Carolina continuará con su actividad, todo se saldría de control.

“Si cada padre habilita a que su hijo venda acá adentro, ¿qué va ser esto? ¿Una feria? Acá hay un kiosco saludable. Se renta la cantina a una o dos personas, se les dice que sí o qué no pueden vender. Y la recaudación es para comprar insumos para la escuela. Nosotros nos dedicamos estrictamente a lo pedagógico”.

En este sentido, Marcuar reconoció que el señor Fredy no estaba cometiendo explotación infantil porque la joven se quedaba con todo el dinero, aunque, se mantuvo firme en su elección y no dejó que la venta siguiera.

Publicado originalmente en El Sol de Puebla

La niña Carolina Haydaz comenzó un negocio dentro de su colegio para venderles dulces a sus compañeros, al poco tiempo sus ventas crecieron, pero cuando los docentes lo descubrieron, ya no le permitieron hacerlo, acto que molestó a su familia, pues aseguran que ella no estaba haciendo nada malo, todo lo contrario.

La historia ocurrió en la provincia de Misiones, en Argentina, en el Escuela N°62 “Luis Piedra Buena”, cuando el curso apenas había iniciado, las autoridades estudiantiles decidieron retirar las cafeterías, esto motivó a la menor a encontrar una estrategia que le permitiera generar ingresos.

Al comentarle la idea a su padre, el señor Fredy, la apoyó sin dudarlo, de esta forma un día llenaron su mochila con las botanas y golosinas que les gustan a los niños. En tan solo un par de semanas las ganancias crecieron, ellos relataron para un medio local que conseguía entre 4 mil y 5 mil pesos argentinos diarios, que dan un aproximado de 893 pesos mexicanos.

Las maestras descubrieron su negocio

Mientras ella se encontraba en el salón de clases, su profesora notó que había una maleta con dulces en el suelo, les preguntó a todos para saber quién era el dueño, a lo que respondieron que le pertenecía a Carolina. Fue así que confiscó toda su mercancía para llevársela y llamar a sus tutores.

Desde momento le indicaron que ya no podía seguir con su negocio, sus familiares comentaron que en la escuela les dijeron que esta prohibición se debía a que las acciones de la niña eran resultado de la explotación infantil, algo que su padre negó asegurando que la decisión nació de ella, además, lo hacía por interés y no porque lo necesitara.

Leer más: En Orizaba denuncian grupos que explotan laboralmente menores: DIF

Los docentes explicaron que las normas de la escuela eran claras al respecto, pues detallaron que podía continuar con esta actividad solo si no hacía transacciones reales, es decir, que no aceptara dinero por sus artículos, esta afirmación hizo que el señor Fredy se molestara aún más.

Su padre salió en su defensa

El señor Fredy Haydaz, dueño de una empresa distribuidora de alimentos, indicó que su hija no estaba actuando incorrectamente, pues le pidió que solo vendiera en el recreo sin descuidar sus clases. Resaltó que su situación económica es estable, pero ella lo realizaba porque tenía ganas de emprender un proyecto.

En el colegio, le dijeron que no se permite lucrar dentro de las instalaciones, pero el insistió en que ella no tenía otras intenciones más que las de vender, ya que desde muy chica ha estado presente en su empresa, teniendo una amplia noción sobre las ventas.

Él precisó que constantemente ella va a su trabajo, en donde se por media hora le habla sobre los diferentes procesos dentro de la fábrica y cómo funciona la gestión empresarial, y que su idea de vender partía de este aprendizaje.

La postura de la directora

Luego de que esta historia se hiciera viral, la directora de la escuela Ingrid Marcuar, le respondió al medio TN que estaba de acuerdo con la intención que tenía el padre, es cierto que ellos necesitan aprender sobre cómo pueden iniciar a ganarse la vida, pero si se consentía que Carolina continuará con su actividad, todo se saldría de control.

“Si cada padre habilita a que su hijo venda acá adentro, ¿qué va ser esto? ¿Una feria? Acá hay un kiosco saludable. Se renta la cantina a una o dos personas, se les dice que sí o qué no pueden vender. Y la recaudación es para comprar insumos para la escuela. Nosotros nos dedicamos estrictamente a lo pedagógico”.

En este sentido, Marcuar reconoció que el señor Fredy no estaba cometiendo explotación infantil porque la joven se quedaba con todo el dinero, aunque, se mantuvo firme en su elección y no dejó que la venta siguiera.

Publicado originalmente en El Sol de Puebla

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