/ sábado 21 de diciembre de 2019

Arquitectas rehabilitan casas contra desastres naturales

Las arquitectas dieron a conocer el programa “Tierra y Memoria: rehabilitación de casas de adobe para la prevención de riesgos y la recuperación de su memoria histórica”

Xalapa, Ver.- El 7 de septiembre de 2017, el Servicio Sismológico Nacional reportó un sismo con magnitud 8.2 con epicentro en las cercanías de Pijijiapan, en el estado de Chiapas. A dos años del desastre natural, en aquella región, sobresalen los nombres de dos arquitectas xalapeñas, Mariana Decorme y Fernanda Prado, quienes además de hacer el diagnóstico estructural de 75 viviendas en cinco localidades, participaron en la reconstrucción de casas de adobe, pajarcilla y cob, y en la rehabilitación de dos viviendas de adobe.

Hoy, que la solidaridad manifestada en un principio está debilitada, ellas continúan su labor como especialistas en la bioconstrucción, una alternativa a las construcciones convencionales –concreto, acero– que tiene que ver “con un mundo más ecológico, con ser más amigable con el medio ambiente y lograr algo más sano para los seres humanos”.

En visita realizada al lugar donde nacieron, crecieron y se formaron académicamente, las arquitectas concedieron una entrevista a Diario de Xalapa para dar a conocer el programa “Tierra y Memoria: rehabilitación de casas de adobe para la prevención de riesgos y la recuperación de su memoria histórica”.

Ellas trabajan en la comunidad de Nueva Urbina, en el municipio de Pijijiapan, y su proceso está encaminado a la prevención de desastres socio-naturales en zonas de riesgo mediante un proyecto cuyas bases son las estrategias participativas comunitarias.

Llegar a esta visión tiene que ver con lo efectuado con anterioridad, pues han colaborado con familias completas en la implementación de sistemas comunitarios de agua segura, de módulos de saneamiento para aguas grises y la impartición de talleres sobre cómo habitar en zonas de riesgo y talleres de sistemas agroecológicos.

En cuanto a la bio-reconstrucción y la rehabilitación de viviendas dañadas de adobe, enfatizan que hay una postura política y moral donde la salud, la naturaleza, la vida social y cultural se ven beneficiadas.

En la actualidad lo que proponemos es la rehabilitación de casas de adobe para subsanar los daños parciales y reducir los riesgos ante futuros desastres. Los tres enfoques que tenemos son: comunitario, cuenca y género”, dijo Mariana Decorme, en tanto Fernanda explicó cada uno de los ejes.

COMUNIDAD

“Nuestra intención desde un inicio ha sido fomentar la participación, de tal manera que lo mismo acuden niños y jóvenes, que mujeres y hombres a quienes les enseñamos a rehabilitar sus casa de adobe para hacerlas sismo-resistentes para que de haber otro desastre, puedan saber qué hacer y hacerlo ellos mismos.

"Nos proponemos además la recuperación de la memoria histórica de dichas viviendas como estrategia para fortalecer los vínculos intergeneracionales, mediante la resignificación de la vivienda vernácula y la conservación de las tradiciones constructivas para las generaciones futuras".

Cuando hablamos de cuenca nos referimos a la mirada del territorio. ¿Qué pasa con el agua y con los bienes comunes?

Con respecto a género, ellas visibilizan el trabajo de las mujeres, de cambiar los roles. Rememoran que al inicio las mujeres no querían tocar el lodo ni las herramientas de construcción porque no se sentían con la seguridad de entrar a un área a la que culturalmente no estaban cercanas.

“Es un rol que se le ha asignado al hombre, sin embargo se fueron apropiando del espacio y hoy las chicas que hacen los fogones tienen mucha práctica con la cuchara y son muy buenas para hacer repellos. Como se trata de una zona rural, sí entendemos que ellas tienen otras responsabilidades, por eso cuando damos los talleres hay alguien encargado del cuidado de los niños. Fomentamos la crianza responsable.

Mariana Decorme y Fernanda Prado / Foto: Jesús Escamiroza | Diario de Xalapa

Gracias a la perspectiva de género consideramos a las mujeres como agentes fundamentales en la capacidad de gestión comunitaria, ya que su experiencia organizativa para sostener la vida es fundamental a la hora de reaccionar y prevenir un desastre

"La construcción ha sido por mucho tiempo y en muchos lugares del mundo exclusivo para los hombres, por lo que la apropiación de este conocimiento permitirá a las mujeres tener mayor participación en la toma de decisiones”, precisaron.

Lograr incidir en las comunidades en distintos ámbitos no ha sido una tarea que las xalapeñas hayan hecho solas. Pertenecen a la Red Bio-Reconstruye México, activa en Puebla, Oaxaca, Morelos y Ciudad de México. En su más reciente propuesta están acompañadas de la psicóloga educacional Martina Vega, encargada de desarrollar propuestas pedagógicas y ambientes de aprendizaje con metodologías participativas y colaborativas con enfoque de género, y la geóloga Virginia Domingo, especializada en estrategias para la prevención de riesgos y desastres socio-naturales con enfoque de cuenca y género, así como en diseño e instalación de sistemas hidráulicos.

Las arquitectas apuntan que surgieron en la emergencia, pero van fortaleciendo este discurso. Han pasado muchas fases, desde lo solidario hasta la obtención de apoyo, pero ahora ha bajado mucho el ritmo, motivo por el cual hacen un llamado a la población para que las apoye.

APOYOS

BioReconstruye va por el micromecenazgo. Ahora mismo está vigente la campaña en la plataforma de Goteo.org (https://www.goteo.org/project/modelo-de-resiliencia-comunitaria) para poder continuar con los trabajos de rehabilitación de casas de adobe, de prevención de riesgos y recuperación de la memoria histórica de las generaciones que las han habitado.

Hacen un llamado también a conocer los beneficios del adobe y a maravillarse con el conocimiento de que es posible construir con lo que está bajo los pies: “La arcilla da sensación térmica, tiene propiedades acústicas y antisísmicas; es un material biodegradable, no produce emisiones contaminantes de nada, es inocuo y se trata de una construcción simple”.

Xalapa, Ver.- El 7 de septiembre de 2017, el Servicio Sismológico Nacional reportó un sismo con magnitud 8.2 con epicentro en las cercanías de Pijijiapan, en el estado de Chiapas. A dos años del desastre natural, en aquella región, sobresalen los nombres de dos arquitectas xalapeñas, Mariana Decorme y Fernanda Prado, quienes además de hacer el diagnóstico estructural de 75 viviendas en cinco localidades, participaron en la reconstrucción de casas de adobe, pajarcilla y cob, y en la rehabilitación de dos viviendas de adobe.

Hoy, que la solidaridad manifestada en un principio está debilitada, ellas continúan su labor como especialistas en la bioconstrucción, una alternativa a las construcciones convencionales –concreto, acero– que tiene que ver “con un mundo más ecológico, con ser más amigable con el medio ambiente y lograr algo más sano para los seres humanos”.

En visita realizada al lugar donde nacieron, crecieron y se formaron académicamente, las arquitectas concedieron una entrevista a Diario de Xalapa para dar a conocer el programa “Tierra y Memoria: rehabilitación de casas de adobe para la prevención de riesgos y la recuperación de su memoria histórica”.

Ellas trabajan en la comunidad de Nueva Urbina, en el municipio de Pijijiapan, y su proceso está encaminado a la prevención de desastres socio-naturales en zonas de riesgo mediante un proyecto cuyas bases son las estrategias participativas comunitarias.

Llegar a esta visión tiene que ver con lo efectuado con anterioridad, pues han colaborado con familias completas en la implementación de sistemas comunitarios de agua segura, de módulos de saneamiento para aguas grises y la impartición de talleres sobre cómo habitar en zonas de riesgo y talleres de sistemas agroecológicos.

En cuanto a la bio-reconstrucción y la rehabilitación de viviendas dañadas de adobe, enfatizan que hay una postura política y moral donde la salud, la naturaleza, la vida social y cultural se ven beneficiadas.

En la actualidad lo que proponemos es la rehabilitación de casas de adobe para subsanar los daños parciales y reducir los riesgos ante futuros desastres. Los tres enfoques que tenemos son: comunitario, cuenca y género”, dijo Mariana Decorme, en tanto Fernanda explicó cada uno de los ejes.

COMUNIDAD

“Nuestra intención desde un inicio ha sido fomentar la participación, de tal manera que lo mismo acuden niños y jóvenes, que mujeres y hombres a quienes les enseñamos a rehabilitar sus casa de adobe para hacerlas sismo-resistentes para que de haber otro desastre, puedan saber qué hacer y hacerlo ellos mismos.

"Nos proponemos además la recuperación de la memoria histórica de dichas viviendas como estrategia para fortalecer los vínculos intergeneracionales, mediante la resignificación de la vivienda vernácula y la conservación de las tradiciones constructivas para las generaciones futuras".

Cuando hablamos de cuenca nos referimos a la mirada del territorio. ¿Qué pasa con el agua y con los bienes comunes?

Con respecto a género, ellas visibilizan el trabajo de las mujeres, de cambiar los roles. Rememoran que al inicio las mujeres no querían tocar el lodo ni las herramientas de construcción porque no se sentían con la seguridad de entrar a un área a la que culturalmente no estaban cercanas.

“Es un rol que se le ha asignado al hombre, sin embargo se fueron apropiando del espacio y hoy las chicas que hacen los fogones tienen mucha práctica con la cuchara y son muy buenas para hacer repellos. Como se trata de una zona rural, sí entendemos que ellas tienen otras responsabilidades, por eso cuando damos los talleres hay alguien encargado del cuidado de los niños. Fomentamos la crianza responsable.

Mariana Decorme y Fernanda Prado / Foto: Jesús Escamiroza | Diario de Xalapa

Gracias a la perspectiva de género consideramos a las mujeres como agentes fundamentales en la capacidad de gestión comunitaria, ya que su experiencia organizativa para sostener la vida es fundamental a la hora de reaccionar y prevenir un desastre

"La construcción ha sido por mucho tiempo y en muchos lugares del mundo exclusivo para los hombres, por lo que la apropiación de este conocimiento permitirá a las mujeres tener mayor participación en la toma de decisiones”, precisaron.

Lograr incidir en las comunidades en distintos ámbitos no ha sido una tarea que las xalapeñas hayan hecho solas. Pertenecen a la Red Bio-Reconstruye México, activa en Puebla, Oaxaca, Morelos y Ciudad de México. En su más reciente propuesta están acompañadas de la psicóloga educacional Martina Vega, encargada de desarrollar propuestas pedagógicas y ambientes de aprendizaje con metodologías participativas y colaborativas con enfoque de género, y la geóloga Virginia Domingo, especializada en estrategias para la prevención de riesgos y desastres socio-naturales con enfoque de cuenca y género, así como en diseño e instalación de sistemas hidráulicos.

Las arquitectas apuntan que surgieron en la emergencia, pero van fortaleciendo este discurso. Han pasado muchas fases, desde lo solidario hasta la obtención de apoyo, pero ahora ha bajado mucho el ritmo, motivo por el cual hacen un llamado a la población para que las apoye.

APOYOS

BioReconstruye va por el micromecenazgo. Ahora mismo está vigente la campaña en la plataforma de Goteo.org (https://www.goteo.org/project/modelo-de-resiliencia-comunitaria) para poder continuar con los trabajos de rehabilitación de casas de adobe, de prevención de riesgos y recuperación de la memoria histórica de las generaciones que las han habitado.

Hacen un llamado también a conocer los beneficios del adobe y a maravillarse con el conocimiento de que es posible construir con lo que está bajo los pies: “La arcilla da sensación térmica, tiene propiedades acústicas y antisísmicas; es un material biodegradable, no produce emisiones contaminantes de nada, es inocuo y se trata de una construcción simple”.

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