Durante la pandemia, los trastornos psiquiátricos más identificados en la población son el estrés postraumático y los de la ansiedad, que se relacionan con experimentar en exceso miedo, nerviosismo, preocupación y hasta pánico, revela el especialista Julvio de Jesús Hernández Chavarría.
En la 15ª Semana Mundial del Cerebro de la Universidad Veracruzana, el psiquiatra explica que muchos pacientes dicen que la pandemia les afectó su salud mental, cuando en realidad ya había cierta vulnerabilidad o cosas en el pasado y la crisis lo que hizo fue destapar, exacerbar padecimientos o hasta iniciar otros.
Desde el punto de vista clínico, el doctor apunta que una gran cantidad de la población no sabe cómo manejar sus emociones en un momento de ruptura del equilibrio y de repente se ve ante emociones que quizá no sabía que podía expresar o con una intensidad desconocida.
Lo más recurrente, detalla, son los miedos intensos, tristezas intensas que se vuelven depresión y deseos intensos que se convierten en conductas estereotipadas y compulsivas en búsqueda de placer.
Otra recurrencia, menciona, es la crisis existencial, pues se pone en duda si el lugar en la sociedad o en la familia es lo suficientemente importante o no; indica que en una crisis, desde el punto de vista psiquiátrico, hay impactos que no se deben pasar por alto.
Ante las estadísticas en 2021 de al menos un aumento del 25 por ciento en ansiedad y depresión, lamenta que México esté muy lejos de alcanzar los 10 expertos en salud mental por cada cien mil habitantes que la Organización Mundial de la Salud estima debe haber.
“En México hay tres o cuatro por cada 100 mil, en adultos, y en niños, hay solo dos expertos por cada cien mil habitantes. Estamos muy lejos de cubrir estas cuotas y eso se ha visto reflejado en la atención psiquiátrica”, dice.
Al ahondar en los trastornos psiquiátricos más identificados en la contingencia, habla de las crisis de pánico, con sensación súbita de que se pierde el control y necesidad de salir corriendo ante la muerte. En minutos se pasa…
Considera que más de un 80 por ciento de la población ha tenido alguna crisis de pánico pero no todos llegan a desarrollar el trastorno; este se diagnostica si son varias crisis con generación de problemas.
En cuanto a la ansiedad generalizada, se da por una preocupación excesiva la mayor parte del tiempo e incluso en situaciones donde la persona debería estar relajada no lo está; por el contrario, piensa en mil cosas y aparte tiene alteraciones cognitivas con pensamientos negativos o con la idea de que va a suceder lo peor.
Del trastorno de ansiedad por enfermedad, la persona cree al menor síntoma que ya tiene Covid y puede surgir la depresión por sensación de pérdida y no poder desarrollarse como debería de acuerdo con los años previos.
Del estrés postraumático menciona que se ha detectado en personas que ya tuvieron Covid-19 pero se sienten vulnerables, amenazadas, con sueños recurrentes de que volverán a tener Covid, que lo van a internar o que su familia va a estar mal.
En la charla "Nuestro cerebro en tiempos de crisis", el neurobiólogo del Instituto de Investigaciones Cerebrales-UV, Genaro Alfonso Coria Ávila, enfatiza que el humano cuenta con un cerebro que tiene mucho que ver con el bienestar.
Te puede interesar: Niños “pandemials” sufren por problemas de alteración emocional
Detalla que para que se sienta en crisis hay tres ingredientes: un cambio a algo que aparentemente estaba estable; un cambio que genere incertidumbre, y que el cerebro tenga la sensación de que ese cambio es irreversible.
Llama a la población a buscar el contacto físico con los seres queridos y tener así un soporte; abrazar, dice, es uno de los mejores mecanismos para la resiliencia, pues se generan estímulos que causan alivio y bienestar.
Recomienda que cuando alguien ya tenga dificultades para relacionarse con su familia o en su trabajo, o ya no disfrute las cosas de la misma manera o se le imposibilite, busque ayuda para que los especialistas intervengan con terapia o con tratamiento farmacológico, si se llegara a requerir.
