/ sábado 28 de noviembre de 2020

Maestros advierten: en la escuela truncan a los que podrían ser científicos

Llaman a evitar coartar la imaginación y la curiosidad de niñas y niños

¿Por qué? es la principal pregunta que niñas y niños realizan ante una situación que les causa curiosidad: observan, escuchan, se maravillan o confunden y finalmente preguntan a cualquiera que se encuentre a su alrededor; como se les responda será determinante para que ese infante se acerque o no a las ciencias.

Para Víctor Juárez López, maestro en Neuroeducación y docente de nivel primaria, la falta de tiempo, de no saber la importancia de que el menor pregunte, de herramientas de docentes o familia para saber qué hacer, orillan a que no se fomente en la infancia el hábito de cuestionarse ante todo y con ello la curiosidad.

“La escuela se está ganando la mala fama de matar al científico que ahí venía; porque son los niños los que tienen mayor pensamiento científico: el primer signo que se desarrolla es la curiosidad y a partir de ahí, sí la escuela se vuelve una promotora de la curiosidad y del dudar de todo, cuestionarse todo, entonces abonará a que los niños sean más críticos, capaces de indagar, de tener un pensamiento científico que les será útil toda la vida”, indica el docente.

Con esta visión los maestros Luis Octavio Bañuelos y Víctor Juárez realizan el proyecto La Ciencia en tu Escuela, un programa que, antes de la pandemia, se encargaba de llevar a los docentes directamente al aula las herramientas indispensables para realizar talleres de divulgación científica, con materiales sencillos y ligados a los temas de las materias del programa.

El proyecto arrancó en 90 escuelas de nivel medio en la ciudad de Colima, bajo la batuta de Octavio Bañuelos, y en Veracruz comenzó a ser replicado por Juárez López. Ante la nueva realidad originada por la pandemia del Covid-19, el proyecto salta a las redes sociales con el nombre La Ciencia en tu Vida, donde docentes de diversas ciudades suben videos prácticos de experimentos científicos para que niñas y niños y sus familias puedan realizados y aprender algo nuevo.

PRIMER RETO, EL MAESTRO

“Muchas veces la ciencia se olvida en el aula porque se da prioridad a español y matemáticas, pero sí se puede vincular con lo demás y ahora más que nunca se ve la necesidad de formar científicos en México y de tener un pensamiento científico que nos ayude, por ejemplo, a discernir, a analizar la información que nos llega por redes sociales y saber si es cierta o no”, indicó Luis Octavio Bañuelos.

Agrega que la primera intención del proyecto es despertar el interés de los maestros por incluir las ciencias en su enseñanza diaria: “En muchas escuelas los laboratorios están olvidados, parecen bodegas, y este proyecto es una manera de retomar el equipamiento y su uso; y donde no hay, darse cuenta que con materiales muy sencillos, con desechables, con hisopos, con agua, puedes tratar temas de cualquier índole, tanto de preescolar hasta bachillerato; que se cambie esa idea de que se necesita un laboratorio para acercarse a la ciencia, claro que hay temas para los que es necesario, pero puede empezarse con experimentos sencillos que sirvan para ir despertando la curiosidad en el alumno”.

Bañuelos indica que la pandemia ha puesto sobre la mesa la necesidad de que ciencia, educación, arte y matemáticas se vean como un conjunto de habilidades que se deben desarrollar en infantes.

Nosotros como maestros tenemos el gran reto de tener o desarrollar primero esas habilidades y querer innovar, decir que desde la ciencia, como eje central, puedo abordar las matemáticas, el español, abordar otras áreas del conocimiento; se trata de despertar el interés en el maestro para que genere proyectos de ciencia, que cada uno cuente con un kid básico para realizar experimentos y que no requiere se un gran presupuesto”, explica.

CIENCIA, PILAR PARA MENORES

Juárez López indica que es importante “rescatar el espíritu de la escuela como promotora de la curiosidad; no se trata de decirles a los niños que aprendan por aprender, sino de reconocer que ellos son capaces de indagar y fomentárselos”.

Agrega que todas las personas tenemos distintas habilidades de pensamiento, y regularmente en una escuela o familia tradicionalista, hay uno que escucha y otro que obedece, pero que en ese esquema no se desarrolla el pensamiento crítico.

“Ahí únicamente se desarrollan las habilidades básica: conocer, a veces comprender, y hasta ahí; pero no pasamos a la síntesis, al análisis, aplicación, evaluación, que son habilidades del pensamiento superiores; el hablar de ciencia continuamente, el cuestionarse las cosas, el tratar de establecer un método de pensamiento donde no se le explique al niño las cosas como tal, sino llevarlo al cuestionamiento continuo, eso es lo que le permitirá, con el paso del tiempo, ir desarrollando estas habilidades del pensamiento a nivel superior”, detalla Juárez López.

Señala que fomentar temas de ciencia puede tener dos ganancias: la primera es fomentar vocaciones científicas, de investigación; pero lo más importante “no es que todos se hagan científicos, si no que todos puedan desarrollar un pensamiento crítico; aprender a cuestionar todas las cosas que damos por hecho y transformar, esa es una de las razones fundamentales para impulsar la ciencia en los niños”.

Ante ello llamó también a la familia, tutores o cuidadores de niñas y niños a que se interesen desde casa por fomentar estas habilidades.

“Como adultos hay que evitar coartar la imaginación, la curiosidad de los niños, y eso se logra con tiempo y paciencia, con esa apertura de ideas: si el niño tiene curiosidad por algo que se ahonde en lo que está haciendo y se le dé un espacio importante para que pueda agotar su curiosidad, que se le brinden herramientas para poder explorar aún más y que incluso en casa, a la hora de la comida, de la cena, a la hora que estén reunidos se planteen preguntas importantes, se haga un debate sobre alguna temática, dependiendo la edad del niño, que se fomenten espacios para la curiosidad, para la reflexión, preguntarse qué sucede, por qué crees que pasa y cuando surja la duda, lejos responderla nosotros, porque a veces cometemos mucho ese fallo, lo que tenemos que hacer es incrementar la duda y llevarlo a que ellos descubran la respuesta por sí solos”.

¿Por qué? es la principal pregunta que niñas y niños realizan ante una situación que les causa curiosidad: observan, escuchan, se maravillan o confunden y finalmente preguntan a cualquiera que se encuentre a su alrededor; como se les responda será determinante para que ese infante se acerque o no a las ciencias.

Para Víctor Juárez López, maestro en Neuroeducación y docente de nivel primaria, la falta de tiempo, de no saber la importancia de que el menor pregunte, de herramientas de docentes o familia para saber qué hacer, orillan a que no se fomente en la infancia el hábito de cuestionarse ante todo y con ello la curiosidad.

“La escuela se está ganando la mala fama de matar al científico que ahí venía; porque son los niños los que tienen mayor pensamiento científico: el primer signo que se desarrolla es la curiosidad y a partir de ahí, sí la escuela se vuelve una promotora de la curiosidad y del dudar de todo, cuestionarse todo, entonces abonará a que los niños sean más críticos, capaces de indagar, de tener un pensamiento científico que les será útil toda la vida”, indica el docente.

Con esta visión los maestros Luis Octavio Bañuelos y Víctor Juárez realizan el proyecto La Ciencia en tu Escuela, un programa que, antes de la pandemia, se encargaba de llevar a los docentes directamente al aula las herramientas indispensables para realizar talleres de divulgación científica, con materiales sencillos y ligados a los temas de las materias del programa.

El proyecto arrancó en 90 escuelas de nivel medio en la ciudad de Colima, bajo la batuta de Octavio Bañuelos, y en Veracruz comenzó a ser replicado por Juárez López. Ante la nueva realidad originada por la pandemia del Covid-19, el proyecto salta a las redes sociales con el nombre La Ciencia en tu Vida, donde docentes de diversas ciudades suben videos prácticos de experimentos científicos para que niñas y niños y sus familias puedan realizados y aprender algo nuevo.

PRIMER RETO, EL MAESTRO

“Muchas veces la ciencia se olvida en el aula porque se da prioridad a español y matemáticas, pero sí se puede vincular con lo demás y ahora más que nunca se ve la necesidad de formar científicos en México y de tener un pensamiento científico que nos ayude, por ejemplo, a discernir, a analizar la información que nos llega por redes sociales y saber si es cierta o no”, indicó Luis Octavio Bañuelos.

Agrega que la primera intención del proyecto es despertar el interés de los maestros por incluir las ciencias en su enseñanza diaria: “En muchas escuelas los laboratorios están olvidados, parecen bodegas, y este proyecto es una manera de retomar el equipamiento y su uso; y donde no hay, darse cuenta que con materiales muy sencillos, con desechables, con hisopos, con agua, puedes tratar temas de cualquier índole, tanto de preescolar hasta bachillerato; que se cambie esa idea de que se necesita un laboratorio para acercarse a la ciencia, claro que hay temas para los que es necesario, pero puede empezarse con experimentos sencillos que sirvan para ir despertando la curiosidad en el alumno”.

Bañuelos indica que la pandemia ha puesto sobre la mesa la necesidad de que ciencia, educación, arte y matemáticas se vean como un conjunto de habilidades que se deben desarrollar en infantes.

Nosotros como maestros tenemos el gran reto de tener o desarrollar primero esas habilidades y querer innovar, decir que desde la ciencia, como eje central, puedo abordar las matemáticas, el español, abordar otras áreas del conocimiento; se trata de despertar el interés en el maestro para que genere proyectos de ciencia, que cada uno cuente con un kid básico para realizar experimentos y que no requiere se un gran presupuesto”, explica.

CIENCIA, PILAR PARA MENORES

Juárez López indica que es importante “rescatar el espíritu de la escuela como promotora de la curiosidad; no se trata de decirles a los niños que aprendan por aprender, sino de reconocer que ellos son capaces de indagar y fomentárselos”.

Agrega que todas las personas tenemos distintas habilidades de pensamiento, y regularmente en una escuela o familia tradicionalista, hay uno que escucha y otro que obedece, pero que en ese esquema no se desarrolla el pensamiento crítico.

“Ahí únicamente se desarrollan las habilidades básica: conocer, a veces comprender, y hasta ahí; pero no pasamos a la síntesis, al análisis, aplicación, evaluación, que son habilidades del pensamiento superiores; el hablar de ciencia continuamente, el cuestionarse las cosas, el tratar de establecer un método de pensamiento donde no se le explique al niño las cosas como tal, sino llevarlo al cuestionamiento continuo, eso es lo que le permitirá, con el paso del tiempo, ir desarrollando estas habilidades del pensamiento a nivel superior”, detalla Juárez López.

Señala que fomentar temas de ciencia puede tener dos ganancias: la primera es fomentar vocaciones científicas, de investigación; pero lo más importante “no es que todos se hagan científicos, si no que todos puedan desarrollar un pensamiento crítico; aprender a cuestionar todas las cosas que damos por hecho y transformar, esa es una de las razones fundamentales para impulsar la ciencia en los niños”.

Ante ello llamó también a la familia, tutores o cuidadores de niñas y niños a que se interesen desde casa por fomentar estas habilidades.

“Como adultos hay que evitar coartar la imaginación, la curiosidad de los niños, y eso se logra con tiempo y paciencia, con esa apertura de ideas: si el niño tiene curiosidad por algo que se ahonde en lo que está haciendo y se le dé un espacio importante para que pueda agotar su curiosidad, que se le brinden herramientas para poder explorar aún más y que incluso en casa, a la hora de la comida, de la cena, a la hora que estén reunidos se planteen preguntas importantes, se haga un debate sobre alguna temática, dependiendo la edad del niño, que se fomenten espacios para la curiosidad, para la reflexión, preguntarse qué sucede, por qué crees que pasa y cuando surja la duda, lejos responderla nosotros, porque a veces cometemos mucho ese fallo, lo que tenemos que hacer es incrementar la duda y llevarlo a que ellos descubran la respuesta por sí solos”.

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