En un área natural protegida de mil hectáreas, situada entre los complejos La Cangrejera y Pajaritos se encuentra el parque ecológico Jaguaroundi, donde el biólogo xalapeño Jonathan Josué Torres Díaz, en coordinación con un equipo de profesionales, ha realizado un trabajo de listado de flora y fauna, entre los que han encontrado animales y plantas amenazados.
Ésta es un área privada de conservación, pues está en terrenos que pertenecen a Petróleos Mexicanos y funciona con recursos destinados por esa empresa para la educación ambiental y la conservación de las especies.
Entrevistado vía telefónica, pues actualmente realiza un trabajo similar en Yucatán, el director general de la empresa xalapeña Integra Socioambiental, destacó que en esa área se han encontrado especies como el tigrillo, felino amenazado; tucán pico de canoa, boas, pecari de collar, tortuga lagarto, mono aullador, aves rapaces, ranas de ojos rojos, y especies de cícadas de la época de los dinosaurios endémicas de Veracruz, orquídeas, palmas y pinos, entre muchas otras.
El resguardo de áreas naturales permite a los estudiosos establecer cómo era la flora antes de que el paso humano las transformara o acabara con ellas; éstas regulan la temperatura y el ambiente, sirven como resguardo de aves, y son a su vez un banco de semillas, entre otras funciones. Por estos días se puede ver a cientos, quizá miles de aves que migran y descansan en esta área, abundó.
En un análisis de captura de carbono, añadió, se encontró que el bosque había crecido dos por ciento, lo que si bien es poco, significa que se ha ido pasando del acahual al bosque, porque se ha encontrado árboles jóvenes.
Esto es gracias al personal especializado, en su mayoría de la Universidad Veracruzana, pues en el parque trabajan especialistas en botánica y fauna, dos para trabajar con mamíferos voladores como murciélagos y para terrestres como reptiles y anfibios, asimismo cuentan con un geógrafo que delimita los cuerpos de agua, ya que lo interesante de esta área es que tiene desde humedales, sabana, selva alta y baja, un mosaico de espacios donde se ha registrado mucha flora y fauna.
Éstas se fueron acabando en esa zona que ha sido sobreexplotada tanto por la ganadería, como por la industria petrolera, en ese sentido es importante el trabajo ecológico que ahí se realiza.
En el año 2000, la UNAM hizo el primer estudio y actualmente los especialistas veracruzanos hacen nuevos registros de animales y plantas que no se tenían como de algunos murciélagos, dos especies de aves, y 40 plantas, así como algunos helechos, que no se habían registrado. Entre más se estudie la zona, abundó, irán apareciendo otras especies, pero cada vez serán menos porque la mayoría forman parte ya del listado.
El coordinador del proyecto concluyó que es sorprendente ver cómo entre dos complejos petroquímicos crece un bosque con una rica biodiversidad, que cuenta con un centro educativo, auditorio, cafetería, área de cayac, senderos interpretativos y muchas actividades tendentes a promover la cultura de la conservación y la biodiversidad.