Orizaba, Ver.- Familiares, amigos y montañistas del Valle de Orizaba se congregaron en la capilla del Cerro del Borrego, para acompañar y dar el último adiós al alpinista Carlos Altamirano Lima, quien junto con otros tres deportistas perdió la vida cuando descendían el Pico de Orizaba el domingo pasado. Carlos era apreciado por muchos, quienes conocieron su amor por la montaña y el cuidado que le daba.
¿En dónde fue enterrado el alpinista fallecido en el Pico de Orizaba?
Al término de la ceremonia religiosa, la carroza fúnebre partió hacia el Cementerio Municipal “Juan de la Luz Enríquez, ubicado en el Oriente de la ciudad.
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Dos motociclistas de la Policía Vial escoltaron el cortejo hasta su última morada. Decenas de conocidos, deportistas y montañistas caminaron atrás del vehículo de la funeraria.
En el féretro de madera donde descansarán los restos del alpinista, orgullo de las altas montañas, colocaron un piolet con el que conquistó varias veces la cima del Coloso de México.
Montañistas recuerdan con afecto a “Charly” o “Cachila” Carlos Altamirano. Otro alpinista orizabeño, Ricardo Rodríguez Deménegui dedicó en sus redes sociales emotivas palabras a su compañero fallecido.
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Recuerda que lo conoció por el año 1978, cuando comenzó a compartir el gusto por las montañas y las cavernas, así como por la exploración de cuevas naturales y artificiales de la ciudad de Orizaba.
Que su papá, don Daniel Altamirano, quien fue el primer orizabeño en conquistar el título de Míster México, fomentó una nueva generación de fisicoculturistas y deportistas de alto rendimiento en su gimnasio “Galaxia”.
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Él inculcó en sus hijos, entre ellos, Carlos, el amor por el servicio comunitario, el deporte y la disciplina. “Tu papá fue mi entrenador, amigo y guía, lo que me permitió conocer más de cerca a la familia Altamirano Lima, donde como muchos de Orizaba y la región, conocimos el gran amor y preocupación de tu familia por el Cerro del Borrego”.
No había escaleras ni teleférico, pero en la cima, los Altamirano, con el apoyo de muchas personas y un sindicato, construyeron el primer gimnasio al aire libre, que poco a poco comenzó a recibir a los deportistas diarios y comenzó a sobresalir un joven, que primero cargaba cubetas con bolsas de plástico llenas de agua y después se volverían garrafones, para poder hidratar a aquellos valientes que esperaban el amanecer en el cañón cimero y la asta bandera.
En épocas más actuales, abunda, Carlos Altamirano convirtió en un edén la Cantera de Cementos Apasco, donde con los conocimientos de montaña y espeleología logró que sus cuadrillas de trabajo sembraran en la roca un nuevo piso verde.
Una de las últimas acciones que logró con el apoyo de una familia orizabeña, fue la colocación de una “línea de vida” entre “el Púlpito” y “la Piedra del Arrepentimiento” y, la colocación de un sistema de alumbrado y energía mediante paneles solares en el albergue Fausto González Gomar, en la Cara Sur del Pico de Orizaba.
“Paradójicamente, tu accidente mortal fue en la zona que protegiste y, la iluminación del albergue fue el faro de luz que siguieron los grupos de rescate que fueron por tu cuerpo y el de tus compañeros de montaña". Descanse en paz.