Veracruz, Ver.- Una tragedia que enlutó a toda una ciudad, ahora solo está grabada en el recuerdo de los familiares de las víctimas y en algunas fotografías que muestran locales en llamas, personas corriendo y bomberos trabajando para extinguir el fuego.
La actividad en la ahora llamada “zona cero” ubicada en Juan Soto con esquina Bravo, donde el 31 de diciembre del 2002 se originó un incendio por la venta clandestina de explosivos, ha vuelto a la normalidad, todos tienen presente el hecho, pero algunos ya dejaron de tomarle importancia, asegurando que ya no hay ningún riesgo porque ya no hay venta ilegal.
Las calles que hace 17 años ardieron en llamas, están repletas de negocios, desde de ropa, zapatos, tortillerías hasta venta de pollos y dejan un pequeño espacio para el tránsito vehicular.
Los locatarios aseguran que la muerte de 29 personas y decenas de desaparecidos fue una gran lección para que se prohibiera la venta de explosivos a base de pólvora que ponen en riesgo la seguridad de cientos de comerciantes.
Además de que el ayuntamiento porteño reforzó sus medidas de seguridad en cuanto a la revisión de tanques y artefactos que pudieran que ocasionar un nuevo accidente en esta zona, donde diariamente acuden miles de personas a hacer sus comprar, distribuir productos y trabajar.
“Tuvieron que morir muchas personas para darnos cuenta de los riesgos que traen los cohetes, si no se tiene el debido cuidado”, expresa la señora Carmen Morales Fuentes, quien tiene su puesto en la zona de mercados.
El 31 de diciembre del 2002, la zona de mercados explotó a causa de unos cohetes que estaban escondidos entre, dejando un total de 29 muertos y cientos de desaparecidos, siendo este, uno de los capítulos más triste de la historia de Veracruz.
Después de esa fecha, locatarios del mercado, realizaban una celebración religiosa cada 31 de diciembre para recordar a sus deudos que perecieron en medio de las llamas, las calles eran cerradas y la gente se congregaba en la esquina de Juan Soto y Bravo hasta llegar a la calle de Cortés, todos querían participar.
Sin embargo 17 años después, la tradición se ha perdido y ahora solo unos cuantos llevan flores para adornar la cruz que se instaló en el área conocida como la “zona cero” para honrar la memoria de los muertos por la explosión en el mercado.
De hecho, este año, solo habrá una misa muy sencilla en la capilla del mercado Hidalgo y aunque estaba programada el pasado domingo 29, ya no se realizó.
“Desde hace cinco años que ya no se hace una misa especial, anteriormente se cerraban las calles todo Bravo e Hidalgo y era todo un caos esta zona y eso nos perjudicaba además que en la misa se preguntaba por los familiares de las víctimas y ya nadie iba, es entendible que cada persona maneje su dolor de diferente forma, hay muchos que los llevan en su corazón y por eso ya misa especial no se hace, solo una pequeña oración en la capilla para el que quiera ir”, dijo Xóchilt Saviñón Islas, secretaria general del mercado público Miguel Hidalgo.
Otra de las razones por las que esta tradición se perdió, es porque la misa se realizaba a mediodía, hora que para los comerciantes resultaba complicado asistir y atender el negocio.
“Si, la gente ha dejado de ir, pero no porque no recuerden a sus víctimas, eso es algo que llevan en el corazón pero más bien, es una hora y día comercial cuando hacen la misa, los compañeros están en la venta, atendiendo a los clientes, los mercados están llenos con las compras de última hora y por eso no pueden ir a misa, pero el recuerdo y la lección quedó para siempre”, comentó la líder de mercados, Irene Aragón Santiago.
La zona de mercados se ha poblado de locatarios nuevos, algunos que han sido reubicados de otras zonas y se han tenido que adaptar a esta área.
“Yo llegue hace como nueve años, no me tocó lo del incendio, pero es una historia que se repite constantemente y más en estas fechas porque los mismos compañeros nos piden que estemos atentos a que no se venda ningún tipo de pirotecnia, para evitar accidentes, ya no queremos otra tragedia”, relató Cristina Ambrosio Reyes, quien tiene su puesto en el callejón de Cuatro Ciénegas, sitio donde el ayuntamiento reubicó a una veintena de vendedores ambulantes.
Cabe destacar que, por este siniestro, Jovita Macario una de las líderes de comerciantes fue puesta a disposición de las autoridades porque se le acusó de tramitar los permisos para la venta de productos explosivos ante el ayuntamiento, que en ese tiempo era gobernado por José Ramón Gutiérrez de Velasco que pertenecía a Acción Nacional y aunque estuvo en la cárcel por más de un año, logró salir y sigue teniendo su puesto en el mercado y durante la tragedia perdió a varios miembros de su familia que se dedicaban como ella al comercio.