ORIZABA, Ver.- Poco a poco se comienza a ver en diferentes puntos de la ciudad como en el teleférico, a bordo del Oribus, el Palacio de Hierro o el Palacio Municipal a personas que llegan de visita.
Cumpliendo con todas las medidas de protección personal, los integrantes de la familia Ruiz Pérez llegó a conocer el Palacio Municipal. “No hay que dejar que baje el turismo. Hay un poco de temor, sí, pero si uno se protege y va bien cubierto no pasa nada y se puede turistear muy tranquilamente; mientras se cumpla con todas las normas de higiene y protección no hay problema”, dijo Luz Teresa Pérez Castro.
Provenientes de la Ciudad de México y con ascendencia cordobesa, la familia se estableció en Fortín de la Flores durante su visita, y al tener varios días para visitar la zona llegaron a Orizaba.
Revelaron que desde hace 50 años llegan con cierta periodicidad tanto a Córdoba como a la Pluviosilla, pues el abuelo de su esposo nació en esa ciudad.
Don Eduardo Ruiz Galindo recordó que la última vez que estuvieron en Orizaba fue hace tres años, y hoy llegaron junto con sus hijos que no conocían la ciudad, para que admiraran el Palacio de Hierro, que “es famoso por todos lados”, apuntó.
La familia insistió en que protegiéndose en lo personal y haciendo lo propio con los demás se puede promover el turismo. “No debe morir, la gente tiene que seguir saliendo, la vida tiene que seguir adelante; en México tenemos lugares muy bonitos, Pueblos Mágicos muy bonitos y si no se fomenta el turismo, éste va a caer junto con la economía”.
En la ciudad, aunque el semáforo volvió a rojo, en los atractivos turísticos que reanudaron su operatividad, como el teleférico, se aplican los protocolos sanitarios y se adecuó, por ejemplo, la venta de boletos para ascender a la cima del Cerro del Borrego.
Entre los cambios que se hicieron está la venta de boletos, anteriormente eran por hora, pero ahora es con horario libre, es decir, se puede comprar el boleto y en ese momento se puede subir al funicular.
Aparte de que a todas las personas que llegan se les mide la temperatura, desinfectan su calzado y también ellos se someten a la desinfección y se les proporciona gel antibacterial.
El ascenso a las cabinas también es diferente. Jobo Lara Rivera, coordinador de Turismo recordó que hasta antes de la pandemia, en cada cabina del funicular subían hasta seis personas; ahora ya no es así.
Si llega una pareja, solo las dos personas ocupan una cabina; si la familia es de cuatro, ellos irán en otra cabina e incluso si llega una persona, ella irá sola en otra cabina. Este proceso, dijo, lleva más tiempo y el número de personas que asciende también disminuyó, pero es por la seguridad del visitante.
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