Lo había leído en alguna revista de la Universidad Nacional Autónoma de México, no recuerdo con exactitud la fecha, pero fue hace más de dos años. Me impactó el artículo científico y prometí investigar más al respecto, pero quizás las circunstancias de aquellos tiempos no me hicieron reflexionar como hoy lo hago.
¿A qué circunstancias me refiero? A las que hoy, por donde quiera que volteo, las veo y padezco, como tú amable lector, y como cualquier otro ser humano ya no solo de México, sino de gran parte del mundo.
¡No hay agua suficiente que surta las necesidades alimentarias, de consumo humano, de uso agrícola, comercial, industrial, de aseo personal de los más de 8 mil millones de personas que habitamos este planeta tierra! Lo que ha hecho que en nuestros hogares cambiemos nuestros hábitos, y que los gobiernos municipales, estatales y nacionales implementen una serie de medidas de racionamiento, que cada vez son mayores y afectan más nuestra vida diaria.
¿Qué es el día cero? Cuando hablamos de un día cero respecto al acceso al agua, nos referimos a un periodo en el futuro, en el que no podremos suministrar o abastecer la cantidad de agua que actualmente requerimos, explica el investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, Mario Hernández Hernández.
Pues bien, desde mi óptica, ese futuro ya nos alcanzó. ¿Quién no se ha quedado ya sin bañar por no tener agua? ¿Qué ama de casa no ha tenido que dejar de preparar alimentos por lo mismo? ¿Cuántas miles de hectáreas de tierra no se han podido sembrar por las sequías? ¿Cuántos miles de semovientes han muerto por no consumir el vital líquido? ¿Cuántas cientos de industrias están trabajando a un 50%, o han cerrado, por sufrir los recortes de suministro de agua?
Leo: En Ecatepec, los vecinos salieron a manifestarse por llevar varios días sin agua, y bloquearon la autopista; en Plaza Américas Xalapa, no hay agua; en Yucatán cientos de personas marcharon exigiendo agua; las sequías en los estados norteños del país (México) están sufriendo la peor sequía de su historia y auguran nula producción de productos agrícolas.
Y así podría llenar esta columna de noticias relacionadas con la falta de agua en todo México, cuyo efecto está logrando exasperar el ánimo de los consumidores, y en muchos de los casos, desbordarlos con violencia.
Tales acontecimientos me hicieron, por primera vez, en una de las tantas noches de desvelo que padezco a preguntarme: ¿Por qué los gobiernos de Estados Unidos o China, esas potencias económicas y militares, no han destinado cientos de millones de dólares para que sus científicos investiguen y encuentren la fórmula que desalinice (desalación) el agua del mar, y pueda ser utilizada para la agricultura, la ganadería, el comercio, la industria y el consumo humano, todos esos miles de millones de litros de agua?
Porque de no hacerlo ya, he llegado a la conclusión que las próximas revoluciones y guerras serán por el agua. No me cabe la menor duda de que ese escenario ocurrirá, más temprano que tarde.
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