El negocio de la venta de ropa y calzado de paca es una alternativa a la que recurren las familias ante la crisis económica. Poco a poco salen adelante. Quienes iniciaron el negocio antes de la pandemia, ya tienen 1 o dos empleados. Otros, inclusive compran por docena, para la reventa.
A consecuencia de la crisis económica, muchas familias instalaron en la puerta de su casa el negocio, porque mientras en una tienda departamental, por ejemplo, el precio de un pantalón, camisa o blusa oscila entre los 350 y 500 pesos; sin ser de marca, pero con la misma cantidad se adquieren hasta seis prendas o más, en un local de ropa de paca.
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José Oyarzabal, locatario del Mercado Zapata, afirma que vende ropa importada de la Unión Americana, algunas son nuevas y con etiqueta de marca, a precios accesibles, para que esté al alcance de las personas de escasos recursos.
Reconoce que comprar prendas y artículos de segunda mano ha dejado de ser una acción para esconderse. Por lo contrario, cada vez es más común conocer a personas que llegan al local y, luego en rendes sociales presumen sus prendas, a precios accesibles y en excelentes condiciones.
Comenta que en el mercado Zapata hay prendas desde 50 pesos y se eleva según la calidad, la marca y el tipo de prenda; en su puesto exhibe la ropa en ganchos y, otras piezas apiladas en mesas, para que a los clientes se les facilite la búsqueda de la que van a adquirir.
Madres de familia alquilaron un local en el corazón de la ciudad, donde venden las prendas, pero las mejores son posteadas en las redes sociales.
Clara González, quien tiene un pequeño comercio cerca del parque de San Antonio, afirma que sus ventas aumentaron al ofrecer la mercancía por internet.
Pasó de vender exclusivamente en tianguis, a hacerlo en un local establecido y, es materia prima para emprendedores a través de redes sociales.
En búsqueda virtual, esta mercancía aumentó el comercio de ropa de paca y de uso.
