Orizaba, Ver.- El amor a su profesión la ha llevado a recorrer diversas áreas dentro de la enfermería, hoy en día ama atender y cuidar a los pacientes del área pediátrica, pero no siempre el final de su jornada lo termina con una sonrisa, esta es la historia de Wendolin García Jiménez, enfermera desde hace 13 años y medio.
Desde niña le llamó la atención el color blanco del uniforme y brindar atención a las personas que lo necesitan, “le decía a mi mamá que me gustaría estudiar enfermería, por lo que entré a Cruz Roja a hacer un curso”.
Con el paso de los años, Wendolin tuvo la edad para presentar el examen en la Facultad de Enfermería de la Universidad Veracruzana (UV) , donde exitosamente quedó como alumna y luego de 5 años, de los cuales uno fue servicio social, empezó a ejercer su vocación, “estuve un año en Minatitlán, haciendo servicio social donde recorrí los servicios como pediatría, urgencias, materno infantil, cirugía, hospital adultos y tococirugía”.
Al culminar su servicio social, entró a una empresa que reclutaba personal donde le tocó laborar en una empresa de papas fritas y bebidas y luego de año y medio fue a Ciudad del Carmen y gracias a que presentó su examen en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) obtuvo un puesto por lo que permaneció 6 años laborando.
Fue en el 2015 cuando volvió a su natal Orizaba, no sin antes pasar por otros municipios, actualmente ella es enfermera del IMSS de Orizaba, donde ha tenido la oportunidad, gracias a su experiencia, de estar en diversas áreas, siendo su favorita pediatría.
Afirma que con el paso del tiempo y la experiencia se obtiene la capacidad de poder entender a los recién nacidos esto mediante su llanto, “me ha tocado ver de todo, niños en cirugía, en área de trauma, en oncología y nosotros como enfermeras y enfermeros buscamos hacer amena su estadía y lo mejor es cuando se van y nos dejan cartas, dibujos o un gracias lo compensa todo”.
Como enfermera, la satisfacción más grande es ver cuando aquellos niños y niñas que cuidan día y noche a lado de sus mamás se recuperan, saliendo por su propio pie del hospital, por lo que agradece las ella experiencias buenas así regalos como muñecas, pasteles y cartas que conserva con mucho amor.
Desafortunadamente, su labor de cuidado tiene malos momentos, “nos dicen que somos insensibles porque se nos hace común ver partir a los pacientes, pero no es así, si nos encariñamos con los pacientes, con los niños, en oncología es constante la hospitalización que es de 1 a 3 meses, hay quiénes lo logran y aquellos que no".
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Comenta que en pediatría siempre se celebra un cumpleaños, día del niño, posada o reyes magos y con los respectivos permisos del coordinador del área y de los padres, es como les llevan piñatas, pastel y se les entrega un juguete, además se acude con personajes como Batman, Mickey y Minie Mouse.
“Apoyamos a los niños que ya van a partir, pues sabemos cuándo ya van de este mundo. Soy muy sentimental, nos despedimos, les tomamos la mano, con un bebé hay compañeras que con agua bendita que tenemos los despedimos, hacemos una oración e incluso les ponemos un nombre”.
Ella tiene dos hijos de 15 y 8 años, quiénes están orgullosos de la labor de su mamá, pero su hija de 15 años busca seguir sus pasos, esto aunado a que padeció leucemia, viviendo en carne propia lo que padecen aquellos niños que cuida su mamá, “es difícil, me tocó ser enfermera de mi hija y gracias a dios hace año y medio tocó la campana y fue dada de alta, ahora ella quiere ayudar y le está naciendo la pasión”.
