/ martes 20 de febrero de 2024

¿Lo sabías? En San Juan de Ulúa está la lengua de un expresidente mexicano

Este expresidente también fue gobernador del Estado de Veracruz del 20 de mayo de 1824 al 5 de enero de 1828

Veracruz tiene un legado importante en su historia. Desde su origen, cultura y geografía; personajes destacados en estas tierras y también ajenos a ella, han dejado su amor por la entidad muy claro. Nuestro estado tiene importantes momentos en la historia que han marcado un antes y después en el futuro del país y los motivos a veces son desconocidos por los propios veracruzanos.

¿Has escuchado hablar de Miguel Barragán? Este personaje tuvo un cargo importante en la entidad y en el país, siendo amado por los mexicanos por sus acciones y muestras de afecto al pueblo. En vida tuvo momentos destacados, sin embargo, tras su muerte hay un hecho que deja ver el amor que tenía por las tierras mexicanas.

¿Quién fue Miguel Barragán?

Miguel Francisco Barragán Andrade nació en ciudad del Maíz, San Luis Potosí el 6 de marzo de 1789. Como hombre típico de la época, se dedicó a una carrera militar desde muy joven, participando en movimientos políticos y armados en el país. Su primer rango importante lo obtuvo en 1821 al ser nombrado coronel y combatiendo junto a las fuerzas realistas que eran comandadas por Agustín de Iturbide.

Posteriormente se integró al Ejército Trigarante, mismo que tiempo después se definió por el sistema republicano que proclamó Antonio López de Santa Ana en el puerto de Veracruz el 2 de diciembre de 1822.

Dos años más tarde, el 20 de mayo de 1824, el Congreso local lo nombró gobernador constitucional del recién creado Estado de Veracruz, con el general Manuel Rincón en el cargo de Teniente Gobernador.

Su administración fue a partir del 20 de mayo de 1824 al 5 de enero de 1828, y en este tiempo ocurrieron sucesos muy importantes en la región. Algunos de ellos son la jura de la Constitución de Veracruz y la ocupación del último reducto español en México, en la fortaleza de San Juan de Ulúa.

Miguel Francisco Barragán Andrade, nació en ciudad del Maíz, San Luis Potosí el 6 de marzo de 1789 / Foto: Cortesía: Secretaría de Cultura

¿Has escuchado de la rebelión veracruzana?

Fue encabezada por Barragán contra las logias yorkinas y escocesas, las cuales tenían disputas porque el estado estaba en favor del Plan de Montaño, mismo que demandaba la supresión de las sociedades secretas, un movimiento que surgió en 1827.

Desafortunadamente el entonces gobernador no pudo sostener la rebelión. Por ello fue encarcelado en la fortaleza de San Juan de Ulúa, para ser trasladado a los calabozos de la ex inquisición, lo que finalizó en su destierro.

Lo que siguió fue una vida sin lugar fijo. Al ser desterrado salió rumbo a Guayaquil, después a Guatemala, siguió a Estados Unidos y finalmente a Europa. Fue hasta 1829 que pudo regresar a México y reintegrarse a la política nacional gracias a una amnistía que fue expedida por Vicente Guerrero.

Miguel Barragán fue encarcelado en la fortaleza de San Juan de Ulúa | Foto: Raúl Solís / Diario de Xalapa

Tras su llegada, fue destacada su antipatía por el régimen de Anastasio Bustamante, además que se desempeñó como secretario de Guerra y Marina en el gabinete santanista (de Antonio López de Santa Ana) en el año de 1833. En el mismo año, también fue llamado por Valentín Gómez Farías para tener el mismo cargo. En este lapso viajó a Europa.

¿Cuándo fue presidente de México Miguel Barragán?

A su regreso de Europa, fue el entonces presidente Antonio López de Santa Ana quien designó a Miguel Barragán como presidente de la república en calidad de interino, a partir enero de 1835 a febrero de 1836.

Durante su gestión se le consideró un respetado patriota, republicano y religioso. Además, en su administración la república dejó de ser federal para pasar a ser centralista, incluso fue el primero en tomar medidas para enfrentar la rebelión de los texanos. Es aquí donde comienza el final de los días de Barragán.

¿Por qué pidió Miguel Barragán que su lengua estuviera en Veracruz?

En febrero de 1836 el entonces presidente Barragán se encontraba atendiendo asuntos de la guerra en Texas, de manera trágica enfermo de tifus y murió a los pocos días de contraer la enfermedad. Según varios registros históricos, se narra que mientras se encontraba agonizando proclamó su última voluntad para el momento en que muriera. El presidente pidió que su cuerpo se dividiera en varias partes para ser depositado en los lugares que el guardaba en su corazón y memoria.

Registros señalan que Miguel Barragán fue llorado tanto por las altas esferas mexicanas como por el pueblo mexicano, ya que se decía que él era el amparo de los desvalidos. Además, se menciona que apenas se esparció la noticia de que el presidente estaba gravemente enfermo, una multitud llegó al Palacio Nacional para saber cómo se encontraba.

Mapa antiguo de San Juan de Ulúa | Foto: Cortesía / Mediateca INAH

Barragán Andrade era conocido por ser un devoto de la Iglesia, y fue en su lecho de muerte que estuvo rodeado de obispos y sacerdotes que le dieron la extremaunción y le llevaron la imagen de Cristo que se encuentra en Santa Teresa, misma que él veneraba. Intentó hablarle a la imagen divina, pero no pudo hacerlo debido a su condición, así que en su lugar le besó los pies, la acercó a su frente y suspiró en brazos de amigos y trabajadores cercanos.

Miguel Francisco Barragán Andrade falleció el 1ro de marzo de 1836 a la una y media de la madrugada, en la Ciudad de México. A su funeral asistieron la mayoría del Congreso, así como miembros del Ayuntamiento, jefes y oficiales militares que residían en el país, además de todos los colegios, familias distinguidas y el coro de la Catedral Metropolitana.

A Miguel Francisco Barragán Andrade también se le conoce por ser el primer presidente de México que muere en el cargo.

Una parte de su cuerpo quedó sepultada en la Catedral de la Ciudad de México | Foto: Cortesía: Andrea Murcia Monsivais / Cuartoscuro.com

Aunque fue sepultado el 4 de marzo en la Capilla de los Santos Reyes, la petición que había hecho antes de morir fue que su cadáver debía ser distribuido en estos lugares de la República Mexicana:

  • Una parte de su cuerpo quedó sepultada en la Catedral de la Ciudad de México
  • Los ojos fueron enterrados en el Valle del Maíz, San Luis Potosí, lugar que lo vio nacer
  • Su corazón fue llevado a Guadalajara, tierras que lo vieron ser comandante general
  • Sus entrañas se enterraron en la colegiata de Guadalupe, además de ser testimonio de su devoción a las imágenes que se encuentran en la capilla del señor
  • La lengua de Miguel Barragán tuvo como destino la capilla de la fortaleza de San Juan de Ulúa, el icónico lugar donde tomó posesión en 1825 tras rendirse los españoles

La muerte de Barragán fue sentida por los mexicanos, le realizaron honras fúnebres muy grandes, siendo su nombre uno de los que se encuentran escritos con letras de oro en el salón de sesiones del Congreso general.

Se le recuerda como un caudillo que puso la gloriosa bandera de la Independencia mexicana en el último atrincheramiento de la época colonial. Tal fue su relevancia que durante su funeral, aunque José Justo Corro fue designado por el Congreso como presidente interino ante la convalecencia de Barragán, se le seguía tratando como presidente.

¿Sabías este dato de la historia de México?

Veracruz tiene un legado importante en su historia. Desde su origen, cultura y geografía; personajes destacados en estas tierras y también ajenos a ella, han dejado su amor por la entidad muy claro. Nuestro estado tiene importantes momentos en la historia que han marcado un antes y después en el futuro del país y los motivos a veces son desconocidos por los propios veracruzanos.

¿Has escuchado hablar de Miguel Barragán? Este personaje tuvo un cargo importante en la entidad y en el país, siendo amado por los mexicanos por sus acciones y muestras de afecto al pueblo. En vida tuvo momentos destacados, sin embargo, tras su muerte hay un hecho que deja ver el amor que tenía por las tierras mexicanas.

¿Quién fue Miguel Barragán?

Miguel Francisco Barragán Andrade nació en ciudad del Maíz, San Luis Potosí el 6 de marzo de 1789. Como hombre típico de la época, se dedicó a una carrera militar desde muy joven, participando en movimientos políticos y armados en el país. Su primer rango importante lo obtuvo en 1821 al ser nombrado coronel y combatiendo junto a las fuerzas realistas que eran comandadas por Agustín de Iturbide.

Posteriormente se integró al Ejército Trigarante, mismo que tiempo después se definió por el sistema republicano que proclamó Antonio López de Santa Ana en el puerto de Veracruz el 2 de diciembre de 1822.

Dos años más tarde, el 20 de mayo de 1824, el Congreso local lo nombró gobernador constitucional del recién creado Estado de Veracruz, con el general Manuel Rincón en el cargo de Teniente Gobernador.

Su administración fue a partir del 20 de mayo de 1824 al 5 de enero de 1828, y en este tiempo ocurrieron sucesos muy importantes en la región. Algunos de ellos son la jura de la Constitución de Veracruz y la ocupación del último reducto español en México, en la fortaleza de San Juan de Ulúa.

Miguel Francisco Barragán Andrade, nació en ciudad del Maíz, San Luis Potosí el 6 de marzo de 1789 / Foto: Cortesía: Secretaría de Cultura

¿Has escuchado de la rebelión veracruzana?

Fue encabezada por Barragán contra las logias yorkinas y escocesas, las cuales tenían disputas porque el estado estaba en favor del Plan de Montaño, mismo que demandaba la supresión de las sociedades secretas, un movimiento que surgió en 1827.

Desafortunadamente el entonces gobernador no pudo sostener la rebelión. Por ello fue encarcelado en la fortaleza de San Juan de Ulúa, para ser trasladado a los calabozos de la ex inquisición, lo que finalizó en su destierro.

Lo que siguió fue una vida sin lugar fijo. Al ser desterrado salió rumbo a Guayaquil, después a Guatemala, siguió a Estados Unidos y finalmente a Europa. Fue hasta 1829 que pudo regresar a México y reintegrarse a la política nacional gracias a una amnistía que fue expedida por Vicente Guerrero.

Miguel Barragán fue encarcelado en la fortaleza de San Juan de Ulúa | Foto: Raúl Solís / Diario de Xalapa

Tras su llegada, fue destacada su antipatía por el régimen de Anastasio Bustamante, además que se desempeñó como secretario de Guerra y Marina en el gabinete santanista (de Antonio López de Santa Ana) en el año de 1833. En el mismo año, también fue llamado por Valentín Gómez Farías para tener el mismo cargo. En este lapso viajó a Europa.

¿Cuándo fue presidente de México Miguel Barragán?

A su regreso de Europa, fue el entonces presidente Antonio López de Santa Ana quien designó a Miguel Barragán como presidente de la república en calidad de interino, a partir enero de 1835 a febrero de 1836.

Durante su gestión se le consideró un respetado patriota, republicano y religioso. Además, en su administración la república dejó de ser federal para pasar a ser centralista, incluso fue el primero en tomar medidas para enfrentar la rebelión de los texanos. Es aquí donde comienza el final de los días de Barragán.

¿Por qué pidió Miguel Barragán que su lengua estuviera en Veracruz?

En febrero de 1836 el entonces presidente Barragán se encontraba atendiendo asuntos de la guerra en Texas, de manera trágica enfermo de tifus y murió a los pocos días de contraer la enfermedad. Según varios registros históricos, se narra que mientras se encontraba agonizando proclamó su última voluntad para el momento en que muriera. El presidente pidió que su cuerpo se dividiera en varias partes para ser depositado en los lugares que el guardaba en su corazón y memoria.

Registros señalan que Miguel Barragán fue llorado tanto por las altas esferas mexicanas como por el pueblo mexicano, ya que se decía que él era el amparo de los desvalidos. Además, se menciona que apenas se esparció la noticia de que el presidente estaba gravemente enfermo, una multitud llegó al Palacio Nacional para saber cómo se encontraba.

Mapa antiguo de San Juan de Ulúa | Foto: Cortesía / Mediateca INAH

Barragán Andrade era conocido por ser un devoto de la Iglesia, y fue en su lecho de muerte que estuvo rodeado de obispos y sacerdotes que le dieron la extremaunción y le llevaron la imagen de Cristo que se encuentra en Santa Teresa, misma que él veneraba. Intentó hablarle a la imagen divina, pero no pudo hacerlo debido a su condición, así que en su lugar le besó los pies, la acercó a su frente y suspiró en brazos de amigos y trabajadores cercanos.

Miguel Francisco Barragán Andrade falleció el 1ro de marzo de 1836 a la una y media de la madrugada, en la Ciudad de México. A su funeral asistieron la mayoría del Congreso, así como miembros del Ayuntamiento, jefes y oficiales militares que residían en el país, además de todos los colegios, familias distinguidas y el coro de la Catedral Metropolitana.

A Miguel Francisco Barragán Andrade también se le conoce por ser el primer presidente de México que muere en el cargo.

Una parte de su cuerpo quedó sepultada en la Catedral de la Ciudad de México | Foto: Cortesía: Andrea Murcia Monsivais / Cuartoscuro.com

Aunque fue sepultado el 4 de marzo en la Capilla de los Santos Reyes, la petición que había hecho antes de morir fue que su cadáver debía ser distribuido en estos lugares de la República Mexicana:

  • Una parte de su cuerpo quedó sepultada en la Catedral de la Ciudad de México
  • Los ojos fueron enterrados en el Valle del Maíz, San Luis Potosí, lugar que lo vio nacer
  • Su corazón fue llevado a Guadalajara, tierras que lo vieron ser comandante general
  • Sus entrañas se enterraron en la colegiata de Guadalupe, además de ser testimonio de su devoción a las imágenes que se encuentran en la capilla del señor
  • La lengua de Miguel Barragán tuvo como destino la capilla de la fortaleza de San Juan de Ulúa, el icónico lugar donde tomó posesión en 1825 tras rendirse los españoles

La muerte de Barragán fue sentida por los mexicanos, le realizaron honras fúnebres muy grandes, siendo su nombre uno de los que se encuentran escritos con letras de oro en el salón de sesiones del Congreso general.

Se le recuerda como un caudillo que puso la gloriosa bandera de la Independencia mexicana en el último atrincheramiento de la época colonial. Tal fue su relevancia que durante su funeral, aunque José Justo Corro fue designado por el Congreso como presidente interino ante la convalecencia de Barragán, se le seguía tratando como presidente.

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