El actor Julián Gil confiesa que ser parte de la telenovela ¿Qué le pasa a mi familia?, es un privilegio porque es una trama muy interesante que puede ver cualquier integrante de la familia, donde se maneja el amor y los conflictos diarios con los que se la audiencia se puede identificar.
En la telenovela que está alcanzando una audiencia de 3.8 millones de televidentes, Gil interpreta a Carlos Iturbide un prestigiado empresario de calzado.
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“Es una historia donde se aborda la falta de comunicación, la cual lleva a separar a una familia; juntos vamos a mandar muchos mensajes al público, como el de cuando los padres e hijos no se entienden lo importante es sentarse a hablar para lograr que aflore el amor y el respeto entre ambos”, detalla el actor de origen argentino.
Ahonda en que, “en la vida, la gente que lucha por darle una mejor vida a su familia, se le escapa de las manos el tiempo que debe dedicar a su mujer y a sus hijos. Por eso, en esta historia mi hijo Patricio (Mane de la Parra) está muy dolido conmigo, porque voy trabajar y lograr el éxito descuidando a los seres que más quiero”.
También dijo que como Carlos Iturbide ahora que está solo, busca una segunda oportunidad en su vida amorosa y se casará con Ofelia (Lisette Morelos), con quien espera no caer en la infidelidad como lo hizo con su primera esposa.
Dentro de la industria de la televisión, Juilián busca lograr papeles más arriesgados, “espero que un día se me encomiende interpretar a un hombre invidente, porque en cada reto persigo salir de mi zona de confort”. Y, mientras encarna a un prestigiado empresario de calzado Carlos Iturbide en la telenovela de comedia ligera Qué le pasa a mi familia? de la producción de Juan Osorio.
Desde hace cuatro años, Julián Gil ya no es el mismo, luego de no poder ver a su hijo Matías procreado con Marjorie de Sousa y también al ser un sobreviviente de Covid-19.
“Como prioridad me he planteado desde hace varios años ser mejor como ser humano, ya llevo años con eso, valorar a la familia, a mis seres queridos y ahora con la pandemia que me dio fuerte el contagio, creo que todos nos hemos dado cuenta que lo material no es tan importante, el trabajo hay que dosificarlo y valorar cosas que no se pueden comprar como la salud, el cariño, los abrazos y el amor.
“Hoy estoy en una etapa de mi vida llena de paz espiritual, muy apegado a mis hijos, a mis hermanas y a mi familia. Y aunque me acabo de contagiar, y no pasó a mayores y me recuperé bien, sigo en terapia gracias a Dios para mantener bien mis pulmones, ya priorizo más las emociones, el amor y el cariño“.