La actriz y cantante Angélica María, quien trabajó en varias películas con el escritor José Agustín, compartió unas palabras de despedida para el autor de "La tumba" fallecido el martes a los 79 años.
Desde Los Ángeles, California, lugar donde reside, la cantante posteó en su cuenta de X: “José Agustín… Sin ti, también mueren mis palabras… Todo mi amor para la familia Ramírez”.
Con esta dedicatoria Angélica María, despide a quien fuera el guionista de tres de sus películas y en una de estas también el director, cuando inició en el cine a los 24 años.
Trabajaron juntos en Las películas "Cinco de chocolate y uno de fresa" (1968); Alguien nos quiere matar), 1970 y "Ya sé quién eres (Te he estado observando) de 1971.
El escritor de La Onda, José Agustín Ramírez, también fue el hombre que en Angélica María despertó el sentimiento del amor, un amor imposible de cristalizar, porque él ya era casado y había formado una familia.
Angélica María Hartman Ortiz bajo la producción de su madre Angélica Ortiz rodó con la dirección de Carlos Velo y con la colaboración en el guión de José Agustín la película en comedia "Cinco de chocolate y uno de fresa" en 1968, con las actuaciones también del actor Fernando Luján, Juan Ferrara y Enrique Rambal.
La siguiente cinta que protagoniza La Novia de México, dos años después, fue "Alguien nos quiere matar", 1970; de Carlos Velo en el género de comedia también con guión de José Agustín, con las actuaciones de Carlos Bracho, Guillermo Argüelles, Alejandro Aura y Mario Castillón.
Y hubo una tercera producción fílmica de la que José Agustín fue el único guionista y el director de escena en "Ya sé quién eres (Te he estado observando)" de 1971; con las actuaciones también de Claudia Islas, Kiki Herrera Calles (primera esposa de José José), July Furlong, Rebeca Iturbide, Octavio Galindo y Juan Carlos Ortiz. También con la producción de Angélica Ortiz.
Quien descubre públicamente el romance entre José Agustín y Angélica María fue el propio escritor en su libro autobiográfico "El rock de la cárcel", en el que no se guardó casi nada sobre el amor que se tuvieron.
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Como el hecho que durante aproximadamente durante casi cuatro, “la encrespaba”, el no poder realizar su amor plena y públicamente. La señora Angélica Ortiz y Angélica María, “eran chapadísimas a la antiquérrima (a la antigüita)”, escribió en sus memorias.
