Contingencia sanitaria, no frena el amor de padres

Arriesgando su propia salud, padres de familia salen a trabajar para tener ingresos que permitan mantener las necesidades básicas de sus hijos

Julián Rodríguez | Diario de Xalapa

  · domingo 21 de junio de 2020

Foto: René Corrales | Diario de Xalapa

Xalapa, Ver.-No son súper héroes, no usan capa, ni vuelan, mucho menos tienen extraordinarios poderes, pero poseen en su corazón algo más fuerte que es la virtud de luchar por sus hijos ante cualquier situación. Fernando, Irving y Víctor Hugo son tres papás, tres trabajadores que en esta pandemia provocada por el Covid-19 no se cruzaron de brazos y salieron a buscar el sustento, algo que llevar a sus bocas, especialmente para sus hijos.

Fernando, quien hace poco vendía galletas, pero ante el alza a los precios lo obligó a cambiar por limón, es un caso especial, ya que desde las seis de la mañana enfila para esta ciudad desde su natal Xico. El objetivo es vender lo más que pueda en las 11 horas que se planta en uno de los escalones del mercado Jáuregui. Mientras acomoda el limón en bolsas se confiesa. “Los gastos son elevados, pero mire, allí uno se la anda rifando, anda dando uno la vida por sus hijos, por la mujer, por la familia”.

Fernando cuenta con sólo un hijo, pero no deja de ser una responsabilidad y le pedalea a más del 100%. “No queda de otra, si no, no llega nada para la casa, no habrá para las tortillas, los frijolitos o qué se yo”, dijo.

En su jornada laboral del día saca apenas lo suficiente, pero se mantiene firme. Su hijo de 8 años de edad es el motivo suficiente para hacerlo. “Y aunque no va a la escuela, le mandan a hacer tareas y esas cosas, además ya ve que los niños visten, calzan y comen y pues ahora sí, uno debe darles”, concluyó.

IRVING MARTÍNEZ

El caso de Irving Martínez no es distinto, es similar a lo que están viviendo hoy muchos padres. Él, junto a su esposa Alexa Paola Díaz atienden un carrito de plátanos fritos, churros y otros alimentos en el parque Juárez, pero ante el cierre de éste debieron remar contra la corriente.

Nosotros, pues tenemos que salir a trabajar a otros lados, por ejemplo, ahorita la situación nos orilló a abrir una página de internet por Facebook y podernos anunciar para que la gente nos busque en nuestras casas”, dijo mientras le quitaba la hojarasca que tenía el techo de su carrito al que bautizaron con el nombre de “Churros Pao”.

Reconoce que el golpe recibido fue duro. “Sí, bastante en el sentido que tenemos que pagar renta de la casa, agua, luz, gas, y no nos queda otra más que salir a buscar el trabajo”.

En su momento las ventas bajaron casi al 100%, por lo que abrieron un local frente al Complejo Omega. “Lamentablemente, pues aquí en el parque sabemos que hay mucha fluidez de gente y donde estamos la gente apenas nos conoce y nos empieza a recomendar, es más difícil”.

Pero no claudica. “La situación te orilla a muchas cosas, tus hijos no te dicen ¿papá puedes?, te dicen qué quieren y tienen que entrarle”.

VÍCTOR HUGO CASTAÑEDA

En pleno corte de carne estaba Víctor Hugo Castañeda. A simple vista parecía que su mirada estaba fija en lo que hacía, pero su mente estaba lejos de allí, estaba puesta en sus hijos Karen y Bryan. El joven de oficio carnicero es otro de los casos que tienen la urgencia de trabajar. “Hay que echarle ganas, si no, no sale para la comida de mis hijos que ya tienen 10 y 11 años de edad”, precisó mientras continuaba con su trabajo en una de las carnicerías del mercado Jáuregui.

Él no sabe de bajas ventas, él únicamente ve la necesidad de llevar el sustento a su hogar. “Sí, han bajado, por el tema de la pandemia, pero nos vamos manteniendo para llevar algo a nuestra casa”, agregó.

Finalmente, dejó el cuchillo que usaba para cortar la carne y se despojó de su cubrebocas para decir que ser papá era lo mejor que le había pasado. “Por eso quiero darles a mis hijos lo más que pueda, no quiero que sufran las carencias que te da a veces la vida”, concluyó.

Fernando, Irving y Víctor Hugo son tres ejemplos de la lucha intensa que tienen muchos padres para velar por sus hijos, para ver por ellos, por eso cruzarse de brazos nunca estuvo en sus planes, no se sentaron a esperar un futuro incierto y como dicen ellos, “por sus hijos salen a rajarse hasta el alma”.