Orizaba, Ver.- La sala Rosario Castellanos del Instituto Regional de Bellas Artes de Orizaba (Irbao), que el Maestro Juan Pablo Villegas Pastor dirigió por muchos años, fue el escenario ideal para que sus hijos María Elisa, Juan Pablo y Eduardo Villegas Megías, Embajador de México en Rusia, presentaran junto a su padre, el libro “Scherzo Anecdótico a dos voces”, que coescribió con el crítico musical y periodista José Alfredo Páramo.
En medio de un ambiente de amigos, lleno del olor de las flores que adornaban el escenario y risas provocadas por la lectura de los capítulos elegidos a propósito por sus hijos, Juan Pablo Villegas, orizabeño por adopción, recordó que es chilango puro de 1938.
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A los presentes, entre quienes estuvieron el presidente municipal Juan Manuel Diez Francos, Armando López Macip, director de la Orquesta Clásica de Orizaba (OCO); Sergio Rosete Xotlanihua, subdirector de Artes y Patrimonio del Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC), entre otros, platicó que nació en uno de los barrios más aristocráticos de la Ciudad de México: La Merced, donde pasó sus primeros 8 años de vida, en una vecindad de la calle Santo Tomás, “con lo más selecto y granado de los comerciantes, futbolistas, boxeadores y narcotraficantes, por supuesto”.
En el libro, que es primero de una serie, el papá del Embajador de México en Rusia, relata que en 1960 llegó a Orizaba, por necesidades económicas; con el respaldo del Maestro Blas Galindo, director del Conservatorio de la Ciudad de México llegó para quedarse un año como parte de sus estudios; pero la ciudad, su gente, su clima y su suelo tenían previsto otra cosa y, se quedó a vivir.
Una las cosas maravillosas que dijo le ocurrieron en esta ciudad, fue que en 1992 lo nombraron director del Museo de Arte del Estado de Veracruz (MAEV), que logró sobrevivir “gracias al apoyo desinteresado de amigos como Juan Manuel Diez Francos. Gracias a ti ese museo continúa; te lo digo después de muchos años, aunque tenía que habértelo dicho en su momento”, resaltó.
Su obra habla también que se logró la edición del catálogo de obras del MAEV con apoyo de la Fundación Cultural Banamex, con Cándida Fernández de Calderón. “Me siento muy orgulloso de pertenecer a una institución que se ha convertido en un referente cultural”.
El anecdotario -en el que reconoció su hija María Eliza, utilizó un lenguaje sencillo que atrapa la atención del lector por su fluidez- contó con la participación de un amigo personal de su papá, José Alfredo Páramo, quien lleva de la mano en el libro, al conocimiento de los grandes compositores de la primera mitad del siglo XX, poco difundidos y escuchados en el país, como Schoenberg, Mahler, Prokofiev, Shostakovich y Stravinsky, que fueron verdaderos genios musicales.
“Scherzo Anecdótico a dos voces”, es el número 12 del Catálogo de la Biblioteca Musical Mínima de la Editorial Luzam “No es un simple libro, sino toda una vida dedicada al trabajo artístico, siempre con la intención de dar un respaldo al centro escolar (Irbao), que fue duramente cuestionado y atacado desde su fundación en 1956”, y que para fortalecerlo requirió buscar la presencia y acercamiento con los grandes genios mexicanos del entorno artístico, así como periodistas, quienes contribuirían en consolidar la permanencia y continuidad de esa institución.
Esta obra, subrayó, no revela secretos sino matices -a veces íntimos- de su vida musical alrededor de esa institución y principalmente de su convivencia con los integrantes del coro, que fueron su primera familia en esta ciudad.
También habla de su cercanía con los genios del arte, la cultura y la comunicación, entre quienes mencionó a Carlos Fuentes, Eusebio Ruvalcaba Heraclio Zepeda, Rufino Tamayo, Amalia Hernández, Rius, Ignacio López Tarso, Emilio Carvallido, Ramón Noble, Juan José Calatayud, Fernando Diez de Urdanivia, Guillermo Ochoa y Jacobo Zabludovsky; así como críticos de los diarios más importantes del país.
Sobre la obra que escribió su padre, el embajador de México en Rusia, resaltó que la generosidad de quien comparte experiencias personales tiene no la intención de quedar bien con nadie, sino la voluntad de servir a los demás. “Eso es lo que encontramos muy señaladamente en el libro, una generosidad que va hilando una y otra anécdota; en realidad lo que se lee entre líneas es la generosidad de quien lo está escribiendo, no solo por las anécdotas que comparte, sino por su vida en conjunto”.
