Orizaba, Ver. - Despojado de sus pertenencias como celular y dinero, así como del anillo episcopal, una característica que poseen los obispos, en fracción de minuto el Obispo de la Diócesis de Orizaba, Eduardo Cervantes Merino y dos sacerdotes más fueron asaltados la tarde noche del miércoles en un tramo carretero de Puebla - Veracruz.
En entrevista para el Sol de Orizaba el padre Juan Carlos Villa, quien asumió temporalmente la representación de vocero en la Diócesis afirma que Cervantes Merino y dos sacerdotes fueron víctimas de la delincuencia, sin que hasta el momento se haya acudido a interponer una denuncia por los objetos robados, teniendo mayor valor el anillo episcopal; se dio a conocer que los tres están bien.
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"El señor obispo y dos hermanos nuestros se llevaron un susto regresando a Orizaba, ellos comentan que es en los límites entre Puebla y Veracruz, pasando la caseta de Esperanza, ahí se encontraron los autos detenidos, pensaron que había sido un accidente o algo así, pero dicen que la sorpresa fue que empezaron a circular ahí personas armadas con armas largas", narra lo vivió por el Obispo y los sacerdotes.
¿Además del Obispo de Orizaba otros ciudadanos fueron alsaltados?
Comenta que los asaltantes pasaban por cada vehículo parado y amenazaban a las personas, quitándoles sus pertenencias de valor, situación que fue traumática por la impresión que representa el que alguien te encañone con un arma, además de las palabras groseras que usaban y lo violentos que lucían.
"Gracias a Dios no pasó a mayores, (al obispo y sacerdotes) les quitaron sus posesiones de valor, celulares, dinero, el anillo episcopal, que es una característica de los obispos portar un anillo y el obispo se los entregó y eso, dice, fue en fracción de minuto, tras lo cual regresaron, se subieron a unas camionetas y se fueron", apuntó.
Señala que el obispo y los sacerdotes vieron que algunas personas que iban en sus vehículos salían corriendo de los mismos en contraflujo, como reacción por temor.
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Sin embargo, eso no importó a los delincuentes, que rompían los cristales de los autos y se llevaban lo que había dentro; y pese a que posteriormente llegaron patrullas, ya era demasiado tarde para perseguir a los delincuentes.
En el lugar preguntaron a los oficiales si había alguna asesoría o modo de presentar la denuncia, no supieron decirle los uniformados que hacer o dónde presentar la denuncia.
El declarante lamenta que en esa zona, de la que constantemente se sabe que hay asaltos, no haya suficiente vigilancia.
Refirió que si bien el miércoles le tocó al señor obispo y a dos sacerdotes, es una experiencia fuerte a la que cualquier ciudadano está expuesto.
Cabe hacer mención que el asalto no fue en la noche, ya que eran pasadas las 17 horas, y recién acababan de pasar la caseta de Esperanza, Puebla, en donde incluso había sol, aunque ahí la neblina estaba abajo.
El padre Villa comentó que si bien la afectación fue en cosas materiales, envía su solidaridad a las personas que atravesaron por ese trance.
También pidió por los delincuentes para que Dios les toque el corazón.
