Orizaba, Ver.- Aunque no hay una fecha definida para que en Orizaba el sector restaurantero se reincorpore a su actividad, ya comenzaron a hacer los cambios necesarios para adaptarse a los protocolos que regirán su funcionamiento a partir del momento en que comiencen a trabajar en la que será la nueva normalidad.
David Castañeda Roldán, integrante de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) en Orizaba, dijo que ésta será con muchas condiciones y retos pues se tienen que reestructurar para cumplir con las nuevas disposiciones que hay tanto de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STyPS) como del sector salud.
“Ajustarse requerirá una inversión, pero estamos dispuestos a hacerla. Tenemos que comprar termómetros, estamos obligados a comprar tapetes y sobre todo obligados a reducir nuestro aforo; tenemos que quitar un 30% de las mesas debido a las dimensiones que debe haber entre cada una, que es de metro y medio”, dijo.
Otra de las condiciones que deberán cumplir al pie de la letra es llevar una carpeta de ingreso, donde el personal se tiene que registrar al ingresar a su centro de trabajo y se le tiene que checar la temperatura con la finalidad de detectar si hay síntoma y con eso reducir el contagio.
“Nosotros estamos en lugares cerrados y tiene que haber un trato más estricto con nuestro personal con los termómetros. Tenemos que atender también al cliente, hay algunos que son muy conscientes, pero hay otros que no entienden”, acotó.
Sobre cómo pasaron estos tres meses de la emergencia sanitaria, dijo que los restauranteros trabajaron al 20 o 25 por ciento de su capacidad. Hubo ajuste en cuanto a horarios. Aguantan lo más que pueden, pero hubo quienes definitivamente quitaron un turno.
“No hubo apoyo. El empresario se quedó solo para cubrir sus propias necesidades, que ahorita son apremiantes; yo calculo que todos los restauranteros estamos con pérdidas y tuvimos que buscarle para subsistir”.
Mencionó que, aunque muchos se apoyaron con el servicio a domicilio, quienes no lo tenía lo tuvieron que implementar, aunque como tal eso no les ayudó a sacar los costos de operación del restaurante.
“Con esta alternativa es muy difícil que nos pidan bebidas, postres; porque no se puede cuidar la calidad de los productos por diversas circunstancias como el tráfico, traslado y embalaje pues se alteran las condiciones organolépticas del producto”, explicó.
Sobre la expectativa que tiene el sector una vez que trabajen dentro de la nueva normalidad dijo que les queda esperar que el cliente salga a consumir. “Nosotros esperamos la llegada de clientes y que ésta sea constante, porque sí necesitamos que haya consumo, movimiento comercial".
Aunque se prevé que el 1 de julio se retorne a la actividad, la última palabra la tendrá el sector Salud, aunque “nosotros no creemos poder aguantar mucho tiempo”, concluyó.