Orizaba, Ver.- A casi siete meses de que comenzó la pandemia por SARS-CoV-2, la Diócesis de Orizaba contabiliza cinco casos de sacerdotes sospechosos de la enfermedad y un fallecimiento.
El vocero diocesano, Helkyn Enríquez Báez señaló que dadas las condiciones de la pandemia es prácticamente normal que los sacerdotes contraigan la enfermedad por la atención pastoral que brindan a pesar de las medidas de prevención que toman en todo momento.
De los cinco casos sospechosos dijo que uno prácticamente está dado de alta y, los otros cuatro continúan con el protocolo médico establecido. De ellos se reservó los nombres, por el derecho a la intimidad del paciente.
Comentó que el registro del sacerdote que falleció en julio pasado y era párroco de San Sebastián, en Tuxpanguillo, presentó los síntomas de la enfermedad, pero nunca se realizó la prueba, por lo que no se puede afirmar categóricamente que su deceso fue por esa causa.
Sobre el cambio de color del semáforo epidemiológico a amarillo en el estado, consideró que éste obedece a algunas circunstancias de orden logístico, médico y de atención hospitalaria.
Enfatizó que las medidas de prevención y cuidado de la salud se deben mantener pues se aproxima el otoño, aparte de que la actual época de lluvias hace que refresque el ambiente.
Abundó que las circunstancias climatológicas exponen a un contagio de la enfermedad, más las que son propias de la temporada como la influenza, las gripes, catarros, etcétera.
“Se puede dar que algunos piensen que tienen Covid-19 y van a la atención hospitalaria ahí se expongan así contraerlo, otros piensen que es un resfriado común y andén haciendo su vida ordinaria exponiendo a otros, si es que tuvieran el Covid-19, por eso es que creemos que los ayuntamientos, las instituciones, todos, debemos hacernos responsables pues tener las medidas de prevención necesarias”, concluyó.
