/ miércoles 11 de agosto de 2021

Bolea zapatos y le paga la universidad a su hija

Él lleva 25 años como bolero, todos los días se levanta a las 6:00 de la mañana y sale de su casa ubicada en la antigua vía del Huatusquito

Córdoba, Ver.- Hipólito Sotero García es bolero independiente y todos los días camina largas distancias para poder dar grasa a los zapatos de los cordobeses que aceptan su servicio, sin embargo, no ha sido difícil en los últimos dos años debido a la pandemia, pues su trabajo ha bajado 50 por ciento.

Él lleva 25 años como bolero, todos los días se levanta a las 6:00 de la mañana y sale de su casa ubicada en la antigua vía del Huatusquito, ahí empieza su camino hasta el centro de la ciudad, pasa por los portales de Córdoba ofreciendo grasa en los zapatos a quienes están en el lugar, visita a sus clientes del palacio municipal, Transporte del Estado y otras áreas donde ya lo identifican.


Recordó que antes de la pandemia de Covid-19 podía llegar a tener 50 clientes y ahora son aproximadamente de 20 a 25 por día. Durante sus años de labor independiente no había visto situaciones que afectarán su economía, pero desde el 2020 su situación empezó a cambiar, sin embargo, don Hipólito no se da por vencido, pues su motor más grande es su hija, quien estudia la carrera de Administración de Empresas, "por mi familia andamos de arriba para abajo, se necesita dinero para la renta y para comer, para los estudios de mi hija que va bien en la escuela”.

Leer más: Payasito veracruzano trabajó con Capulina... hoy no tiene ingresos

Con una sonrisa en su rostro comentó que su cajón, su banquito y los botes de pintura que carga todos los días han servido para darle a la persona más importante de su vida una herramienta profesional para que pueda defenderse en la vida.

Don Hipólito invirtió en su cajón aproximadamente 2 mil pesos y sus ganancias son repartidas para la compra de su material y no dejar sin surtido a su fuente de trabajo, “cuando se me acaba el material compro, antes compraba cada mes un buen tanto, pero ahora conforme van acabándose hago la inversión”.

Con su cajón y banquito ha llegado a lugares como la plaza Shangrila o a la zona residencial de la ciudad, sus clientes lo buscan y él puede llegar a las casas donde en la banqueta, bajo la sombra hace su labor.

Aunque ha ido hasta la Tinaja y otros lugares más lejos, don Hipólito no se rinde pues sabe que en su caminar podría sacar algún servicio de bolear zapatos, por ello siempre entusiasmado y orgulloso de su hija camina largas distancias, pues sabe que es un sacrificio para su bien.


Córdoba, Ver.- Hipólito Sotero García es bolero independiente y todos los días camina largas distancias para poder dar grasa a los zapatos de los cordobeses que aceptan su servicio, sin embargo, no ha sido difícil en los últimos dos años debido a la pandemia, pues su trabajo ha bajado 50 por ciento.

Él lleva 25 años como bolero, todos los días se levanta a las 6:00 de la mañana y sale de su casa ubicada en la antigua vía del Huatusquito, ahí empieza su camino hasta el centro de la ciudad, pasa por los portales de Córdoba ofreciendo grasa en los zapatos a quienes están en el lugar, visita a sus clientes del palacio municipal, Transporte del Estado y otras áreas donde ya lo identifican.


Recordó que antes de la pandemia de Covid-19 podía llegar a tener 50 clientes y ahora son aproximadamente de 20 a 25 por día. Durante sus años de labor independiente no había visto situaciones que afectarán su economía, pero desde el 2020 su situación empezó a cambiar, sin embargo, don Hipólito no se da por vencido, pues su motor más grande es su hija, quien estudia la carrera de Administración de Empresas, "por mi familia andamos de arriba para abajo, se necesita dinero para la renta y para comer, para los estudios de mi hija que va bien en la escuela”.

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Con una sonrisa en su rostro comentó que su cajón, su banquito y los botes de pintura que carga todos los días han servido para darle a la persona más importante de su vida una herramienta profesional para que pueda defenderse en la vida.

Don Hipólito invirtió en su cajón aproximadamente 2 mil pesos y sus ganancias son repartidas para la compra de su material y no dejar sin surtido a su fuente de trabajo, “cuando se me acaba el material compro, antes compraba cada mes un buen tanto, pero ahora conforme van acabándose hago la inversión”.

Con su cajón y banquito ha llegado a lugares como la plaza Shangrila o a la zona residencial de la ciudad, sus clientes lo buscan y él puede llegar a las casas donde en la banqueta, bajo la sombra hace su labor.

Aunque ha ido hasta la Tinaja y otros lugares más lejos, don Hipólito no se rinde pues sabe que en su caminar podría sacar algún servicio de bolear zapatos, por ello siempre entusiasmado y orgulloso de su hija camina largas distancias, pues sabe que es un sacrificio para su bien.


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