/ lunes 22 de abril de 2019

Los Sifones, un atractivo turístico sin igual

Dicho cerro fue popularmente conocido por tener una cascada, la cual desafortunadamente se fue secando y está misma genera fluidez con la lluvia. 

Ixtaczoquitlán, Ver.- La carne asada está terminada. Los niños están sacando sus flotadores, mientras que algunos adultos ponen su bocina con diversas melodías como cumbia, reggaetón, y salsa.

La entrada principal está vigilada por dos jóvenes quienes cobran para el acceso a uno de los manantiales naturales con los que cuenta Ixtaczoquitlán. A la vista resaltan los colores de las camisas, trajes de baño, sombreros y gorras, ya las personas que están listas para sumergirse en “Los Sifones”.

En el interior de la alberca, los niños, vigilados por sus padres, toman valor para entrar al agua, un agua alborotada, azul y gris, revuelta con la tierra del fondo pero eso no es impedimento para los menores, felices de tener una mañana agradable.

“Mamá pásame mi pelota, la que es como morada”, grita un pequeño a su mamá que a lo lejos saboreaba una naranja con chile y chamoy. El costado derecho de la alberca tiene una abertura que desemboca en el manantial natural. Este desarrollaba la función de criadero de truchas.

Los adultos tienen en mano latas de bebidas refrescantes, mientras una familia encabezada por un adulto mayor sopla un pequeño anafre, con risas y ayudado de una pinzas da vuelta a la carne asada que seguramente comerá con su familia.


LOS SIFONES, UNA HISTORIA BREVE CON POTENCIAL.

En el año de 1918, en el municipio se creo un ejido y en conjunto con los trabajadores de la planta hidroeléctrica Santa Gertrudis en la época del Porfiriato crearon los 500 escalones, un acceso diferente para llegar a la laguna de Los Sifones.

El ejido era el encargado de preservar el lugar, la flora y fauna que recorrida los dos trayectos para llegar al lugar, por el lado de Ixtaczoquitlán a 25 minutos de la cabecera municipal y por el lado de Orizaba se emplean los escalones.

Los sifones fueron conocidos como un riachuelo donde en la parte alta del mismo se cultivaba maíz, caña, chayote, vegetación propia del lugar; el tiempo paso y 30 años atrás fue donado un terreno donde por cuestiones de la naturaleza el cerro del elefante empezó a filtrar agua creando así la laguna.

Dicho cerro fue popularmente conocido por tener una cascada, la cual desafortunadamente se fue secando y esta misma genera fluidez con la lluvia.

Cuando los ejidatarios descubrieron el potencial turístico de la laguna, se dieron a la tarea de abrirlo al público, donde la entrada general, hace 24 años, era de 1 pesos por persona, en la actualidad son 8 pesos para el acceso.

En el 2019 el ejido es conformado por 46 personas las cuales hicieron que la Semarnat considere a Los Sifones como un área protegida debido a su naturaleza florar y fauna.


EL MANTANTIAL

Un agua cristalina se opaca con el alborote de la tierra que se encuentra al fondo, al nadar los peces cola de gallo y los cangrejos salen de sus escondites, hacen compañía a los bañistas en su trayecto por toda la laguna.

La superficie es de 1 hectárea y lo mas profundo es medido en 1 metro 70 descendiendo a 50 cm, apto para un niño.

Su agua cálida, tocada por los rayos del sol, hace que los bañistas entren rápidamente, deslizándose por las piedras que rodean la laguna, mismas que están mojadas por el vaivén de las personas.

“Aviéntate mamá, no está fría” una adolescente grita con voz emocionada y algo titubeante, pasado de unos segundo la señora decide entrar a la laguna, en su rostro se puede ver como disfruta de convivir en familia.

La mitad de esa laguna está siendo tocada por los rayos del sol, la otra parte es tapada por el cerro del elefante, pero eso no impide que los visitantes no puedan realizar los conocidos clavados o hacer uso de los googles para conocer mejor el fondo de está reserva natural.


EMOCIONES, RISAS, AROMAS Y RITMO

Una manta sobre el pasto verde recién cortado por los encargados del lugar, una madre con mucho tacto acomoda a su bebé de escasos 6 meses de vida, su pequeño rostro es tocado por los rayos del sol, en su cuerpo un mameluco color blanco que resalta a la perfección con el verde del lugar.

Los sándwiches, carnes asadas, memelas de frijol, empanadas, tostadas, pambazos, entre otros alimentos salen de las bolsas de mercado de las amas de casa, quienes para ahorrar un poco preparan sus propios alimentos.

Los niños empiezan a salir poco a poco de la alberca y la laguna, listos para comer y posteriormente por salud, esperar 1 hora para seguir disfrutando del agua. Algunas amas de casa permiten que los menores se sienten a un lado de la alberca, un sándwich en una mano, mientras que en la otra sostienen un vaso de agua fresca o refresco frío.

A donde sea que se dirija la mirada se podrá ver a hombres, mujeres, niños, adolescentes, bebés, adultos mayores e incluso mascotas disfrutando de una tarde diferente, misma que es adornada por el dorado del sol, los ruidos del ambiente y la música que es entonada en bocinas portátiles.

“Amo su inocencia, 17 años, amo sus errores, 17 años, soy su primer novio, su primer amor” era la melodía que más se interpretaba por los bañistas, quienes sin conocer al dueño de la bocina gritaban elevará el volumen.


UN LUGAR TURISTICO REQUIERE APOYO.

Francisco Vega es el encargado del lugar, quien por mucho tiempo se ha ocupado del mantenimiento del lugar, expresó que las modificaciones del lugar han sido por parte de ellos.

Actualmente no han tenido platica con el ayuntamiento de la Ciudad de Ixtaczoquitlán pero quieren realizar dicha charla para hacer crecer más el lugar.

Sin duda alguna Los Sifones ha cambiado con el tiempo, presentando como todo lugar desperfectos naturales y es hay cuando se hace empleo del conocimiento humano para tener un lugar mejor, un recinto natural el cual es visitado por propios y ajenos al municipio.

Ixtaczoquitlán, Ver.- La carne asada está terminada. Los niños están sacando sus flotadores, mientras que algunos adultos ponen su bocina con diversas melodías como cumbia, reggaetón, y salsa.

La entrada principal está vigilada por dos jóvenes quienes cobran para el acceso a uno de los manantiales naturales con los que cuenta Ixtaczoquitlán. A la vista resaltan los colores de las camisas, trajes de baño, sombreros y gorras, ya las personas que están listas para sumergirse en “Los Sifones”.

En el interior de la alberca, los niños, vigilados por sus padres, toman valor para entrar al agua, un agua alborotada, azul y gris, revuelta con la tierra del fondo pero eso no es impedimento para los menores, felices de tener una mañana agradable.

“Mamá pásame mi pelota, la que es como morada”, grita un pequeño a su mamá que a lo lejos saboreaba una naranja con chile y chamoy. El costado derecho de la alberca tiene una abertura que desemboca en el manantial natural. Este desarrollaba la función de criadero de truchas.

Los adultos tienen en mano latas de bebidas refrescantes, mientras una familia encabezada por un adulto mayor sopla un pequeño anafre, con risas y ayudado de una pinzas da vuelta a la carne asada que seguramente comerá con su familia.


LOS SIFONES, UNA HISTORIA BREVE CON POTENCIAL.

En el año de 1918, en el municipio se creo un ejido y en conjunto con los trabajadores de la planta hidroeléctrica Santa Gertrudis en la época del Porfiriato crearon los 500 escalones, un acceso diferente para llegar a la laguna de Los Sifones.

El ejido era el encargado de preservar el lugar, la flora y fauna que recorrida los dos trayectos para llegar al lugar, por el lado de Ixtaczoquitlán a 25 minutos de la cabecera municipal y por el lado de Orizaba se emplean los escalones.

Los sifones fueron conocidos como un riachuelo donde en la parte alta del mismo se cultivaba maíz, caña, chayote, vegetación propia del lugar; el tiempo paso y 30 años atrás fue donado un terreno donde por cuestiones de la naturaleza el cerro del elefante empezó a filtrar agua creando así la laguna.

Dicho cerro fue popularmente conocido por tener una cascada, la cual desafortunadamente se fue secando y esta misma genera fluidez con la lluvia.

Cuando los ejidatarios descubrieron el potencial turístico de la laguna, se dieron a la tarea de abrirlo al público, donde la entrada general, hace 24 años, era de 1 pesos por persona, en la actualidad son 8 pesos para el acceso.

En el 2019 el ejido es conformado por 46 personas las cuales hicieron que la Semarnat considere a Los Sifones como un área protegida debido a su naturaleza florar y fauna.


EL MANTANTIAL

Un agua cristalina se opaca con el alborote de la tierra que se encuentra al fondo, al nadar los peces cola de gallo y los cangrejos salen de sus escondites, hacen compañía a los bañistas en su trayecto por toda la laguna.

La superficie es de 1 hectárea y lo mas profundo es medido en 1 metro 70 descendiendo a 50 cm, apto para un niño.

Su agua cálida, tocada por los rayos del sol, hace que los bañistas entren rápidamente, deslizándose por las piedras que rodean la laguna, mismas que están mojadas por el vaivén de las personas.

“Aviéntate mamá, no está fría” una adolescente grita con voz emocionada y algo titubeante, pasado de unos segundo la señora decide entrar a la laguna, en su rostro se puede ver como disfruta de convivir en familia.

La mitad de esa laguna está siendo tocada por los rayos del sol, la otra parte es tapada por el cerro del elefante, pero eso no impide que los visitantes no puedan realizar los conocidos clavados o hacer uso de los googles para conocer mejor el fondo de está reserva natural.


EMOCIONES, RISAS, AROMAS Y RITMO

Una manta sobre el pasto verde recién cortado por los encargados del lugar, una madre con mucho tacto acomoda a su bebé de escasos 6 meses de vida, su pequeño rostro es tocado por los rayos del sol, en su cuerpo un mameluco color blanco que resalta a la perfección con el verde del lugar.

Los sándwiches, carnes asadas, memelas de frijol, empanadas, tostadas, pambazos, entre otros alimentos salen de las bolsas de mercado de las amas de casa, quienes para ahorrar un poco preparan sus propios alimentos.

Los niños empiezan a salir poco a poco de la alberca y la laguna, listos para comer y posteriormente por salud, esperar 1 hora para seguir disfrutando del agua. Algunas amas de casa permiten que los menores se sienten a un lado de la alberca, un sándwich en una mano, mientras que en la otra sostienen un vaso de agua fresca o refresco frío.

A donde sea que se dirija la mirada se podrá ver a hombres, mujeres, niños, adolescentes, bebés, adultos mayores e incluso mascotas disfrutando de una tarde diferente, misma que es adornada por el dorado del sol, los ruidos del ambiente y la música que es entonada en bocinas portátiles.

“Amo su inocencia, 17 años, amo sus errores, 17 años, soy su primer novio, su primer amor” era la melodía que más se interpretaba por los bañistas, quienes sin conocer al dueño de la bocina gritaban elevará el volumen.


UN LUGAR TURISTICO REQUIERE APOYO.

Francisco Vega es el encargado del lugar, quien por mucho tiempo se ha ocupado del mantenimiento del lugar, expresó que las modificaciones del lugar han sido por parte de ellos.

Actualmente no han tenido platica con el ayuntamiento de la Ciudad de Ixtaczoquitlán pero quieren realizar dicha charla para hacer crecer más el lugar.

Sin duda alguna Los Sifones ha cambiado con el tiempo, presentando como todo lugar desperfectos naturales y es hay cuando se hace empleo del conocimiento humano para tener un lugar mejor, un recinto natural el cual es visitado por propios y ajenos al municipio.

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